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jueves, 23 de mayo de 2019

EL LIBRO DE URANTIA - PARTE I - PALABRAS DE JESUS

13. SU TRATO CON JUDÁ Y SANTIAGO
14. LA PREPARACIÓN PARA ABANDONAR SU HOGA
15. DISPONE EL PRESUPUESTO FAMILIAR CON SANTIAGO
16. GANID Y EL FARO



“Jesús era un hombre de paz, y de vez en cuando lo avergonzaban las explosiones beligerantes y los numerosos arrebatos patrióticos de Judá. Santiago y José querían echarlo de la casa, pero Jesús no daba su consentimiento. Cada vez que la paciencia de ellos llegaba al límite, Jesús se limitaba a aconsejar: «Tened paciencia. Sed sabios en vuestro consejo y elocuentes en vuestras vidas, que vuestro hermano menor pueda conocer el mejor camino primero, y ser obligado luego a seguiros en él». El sabio y amoroso consejo de Jesús previno la fragmentación de la familia; permanecieron juntos. Pero Judá no serenó sus sentidos hasta después de su matrimonio.” (1417.3) 128:7.4
“María rara vez hablaba de la misión futura de Jesús. Siempre que se mencionaba este asunto, Jesús sólo replicaba: «Aún no ha llegado mi hora». Ya casi había acabado Jesús la difícil tarea de independizar a su familia de la necesidad de la inmediata presencia de su personalidad. Rápidamente se preparaba para el día en que pudiera sin conmoción alejarse de este hogar de Nazaret para comenzar el preludio más activo de su verdadero ministerio para los hombres.” (1417.4) 128:7.5
“Al día siguiente de la doble boda Jesús tuvo una conversación importante con Santiago, a quien le dijo, confidencialmente, que se estaba preparando para irse. Le presentó el título de propiedad del taller de reparaciones, y formal y solemnemente abdicó al título de jefe de la casa de José, y de la manera más conmovedora instaló a su hermano Santiago como «jefe y protector de la casa de mi padre». Redactó y luego ambos firmaron un pacto secreto en el cual se estipulaba que, a cambio del obsequio del taller de reparaciones, Santiago asumiría de allí en adelante la plena responsabilidad de las finanzas de la familia, exonerando a Jesús de toda ulterior obligación en este asunto. Después de firmar el contrato, y de preparar un presupuesto que permitiera hacer frente a los gastos de la familia sin ninguna contribución de Jesús, éste dijo a Santiago: «Pero, hijo mío, yo seguiré enviándote algo todos los meses hasta que haya llegado mi hora; lo que yo envíe, tú lo usarás como lo exija la ocasión. Dedica mis fondos a las necesidades o a los placeres de la familia, tal como te parezca apropiado. Úsalos en caso de enfermedad o para enfrentar inesperadas urgencias que puedan sobrevenir a cualquier miembro de la familia».” (1418.5) 128:7.13
“La travesía fue sumamente agradable para los tres. Ganid estaba encantado con el viaje y mantenía a Jesús ocupado contestando a sus preguntas. Según se acercaban al puerto de la ciudad, el joven se emocionó al ver el gran faro de Faros, situada en la isla que Alejandro había unido por un malecón con la tierra firme, creando de este modo dos magníficos puertos y haciendo por tanto de Alejandría la encrucijada de las rutas comerciales marítimas de África, Asia y Europa. Este gran faro era una de las siete maravillas del mundo, y fue el precursor de todos los faros subsiguientes. Se levantaron temprano por la mañana para contemplar este formidable dispositivo salvavidas creado por el hombre, y en medio de las exclamaciones de Ganid, Jesús dijo: «Y tú, hijo mío, serás como este faro cuando regreses a la India, aun cuando tu padre ya no sea; llegarás a ser la luz de vida para los que estén a tu alrededor en la oscuridad, mostrando a todo el que lo desee el camino seguro para llegar al puerto de la salvación». Apretándole la mano a Jesús, Ganid le dijo: «Lo seré».” (1432.2) 130:3.2

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