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sábado, 30 de junio de 2007

Reencarnación de Civilizaciones

Podemos decir que existe la reencarnación de civilizaciones, como existe la de individuos. Cada personalidad que encarna, busca mejorar aquellas habilidades que solo en el entorno físico tienen un desarrollo óptimo. Cada una tiene una responsabilidad para la civilización en la que tiene su existencia, ya que contribuye a formarla con sus pensamientos, emociones y acciones.
La personalidad aprende de sus éxitos y de sus fracasos. Pensamos que la historia física se inició con el hombre de las cavernas hasta llegar a la época presente. Sin embargo, hemos tenido otras civilizaciones científicas, algunas de las cuales se conocen en leyendas y otras totalmente desconocidas, todas ellas desaparecidas, en nuestros términos.
Pensamos que solo tenemos una oportunidad para resolver nuestros problemas y la alternativa de destruirnos con nuestra propia agresividad, por carencia de entendimiento y espiritualidad.
Así como se nos han dado muchas vidas para desarrollar y realizar nuestras habilidades, a la especie también se le ha permitido más de una línea de desarrollo histórico, que es la que actualmente conocemos. La estructura de la reencarnación no es más que una cara del cuadro total de probabilidades. Disponemos de todo el tiempo que se necesite para desarrollar los potenciales que debemos realizar, antes de dejar el ciclo de reencarnaciones. Muchos grupos de personas, en varios ciclos de reencarnaciones, se han encontrado con crisis sucesivas, han alcanzado el mismo punto de desarrollo nuestro, lo han superado o han destruido su civilización. En este último caso, se les ha dado otra oportunidad, teniendo conocimiento consciente de su fracaso y de sus causas. Dieron inicio a su nueva civilización con grupos primitivos que ya tenían cierto conocimiento íntimo de lo sucedido.
Otros grupos que resolvieron sus problemas, abandonaron el planeta físico y se ubicaron en otros del universo físico. Quienes lograron ese alto nivel de desarrollo eran seres maduros, espiritual y psíquicamente, capaces de utilizar energías de las cuales no tenemos un conocimiento práctico.
Para estos seres La Tierra es ahora su hogar legendario. Formaron nuevas razas y especies que ya no se acomodaban a nuestras condiciones atmosféricas. Continuaron con sus ciclos de reencarnación mientras habitaron en la realidad física. Muchos de ellos mutaron y abandonaron el ciclo de reencarnaciones. Evolucionaron espiritualmente hasta convertirse en las entidades mentales que siempre fueron. Descartaron la forma material. Este grupo de seres aún tienen gran interés en nuestro planeta, nos dan soporte y energía y los podemos considerar como dioses de la tierra.
En nuestro planeta estos seres estuvieron involucrados en tres civilizaciones, mucho antes de la época de la Atlántida, cuando el planeta ocupaba una posición diferente. Los polos también tenían una posición diferente. Estas civilizaciones eran muy avanzadas tecnológicamente y la segunda de ellas superó el nivel de nuestra actual civilización.
Utilizaban el sonido muy efectivamente para sanar, como fuente de poder para vehículos de locomoción, para transportar grandes cantidades de materia física y para la guerra.
Esta segunda civilización existió en áreas que ahora se conocen como África y Australia, pero con climas totalmente diferentes. Esta civilización se concentró en las áreas descritas y no intentó expandirse. Compartieron el planeta con grupos de gente primitiva, desorganizada y dispersa. No intentaron “civilizar” estos grupos e hicieron todo lo posible por impedir su progreso.
Los miembros de esta civilización eran una rama de la anterior que decidió abandonar el planeta y habitar otras áreas del universo físico.

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