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martes, 12 de junio de 2007

El Maestro Espiritual IV

La siguiente es la descripción que hace un maestro espiritual de su realidad, su entorno y sus actividades. Cuarta Parte.
“La Conciencia Total puede adoptar varias formas y no siempre está dentro de una forma. No todas las formas son físicas y algunas personalidades nunca lo han sido. Han evolucionado a través de líneas diferentes y su estructura psicológica sería muy extraña para ustedes. Normalmente viajo a esas realidades.
La Conciencia debe hacerse latente. Si no es física, debe demostrar que está activa de otras maneras. En algunos sistemas, por ejemplo, forma patrones matemáticos y musicales altamente integrados, que funcionan como estímulos para otros sistemas universales. Como no estoy muy familiarizado con ellos, no es mucho lo que les puedo decir. Así como mi entorno no es una estructura permanente, tampoco lo es el de ustedes.
Los sentidos físicos que ustedes utilizan, en realidad, crean el entorno que ustedes perciben. Sus sentidos físicos obligan la percepción de una realidad tridimensional. Sin embargo, la Conciencia está equipada con perceptores internos, inherentes a todas las conciencias, sea cual sea su nivel de desarrollo.
Estos perceptores internos operan independientemente de aquellos que debe asumir la conciencia cuando adopta una forma especializada, tal como un cuerpo físico, con el fin de operar en ese particular sistema.
Cada uno de ustedes tiene sentidos internos y, hasta cierto grado, los usa constantemente, aunque no se da cuenta de ello conscientemente. Nosotros, en cambio, usamos los sentidos internos libre y conscientemente. Si ustedes pudieran hacer lo mismo, percibirían el entorno en el cual tengo mi existencia.
Ustedes verían una situación sin camuflaje, en la cual los eventos y las formas son libres y no adheridos al tiempo. Por ejemplo, cambiando su enfoque, podrían ver su cuarto, no como un conjunto de muebles, sino como una inmensa y permanente danza de las moléculas y partículas que componen los varios objetos. Podrían ver el brillo fosforescente y el aura de la estructura electromagnética que componen las moléculas mismas. Podrían condensar su conciencia hasta hacerla tan pequeña que le permita viajar dentro de una sola molécula y, desde su propio mundo, observar el universo del cuarto y la gigantesca galaxia de formas, parecidas a estrellas, en continuo movimiento”.

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