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miércoles, 6 de junio de 2007

El Orígen del Universo

Cuando hablamos del origen del Universo, normalmente nos referimos al Universo visible u objetivo. Empezaremos por afirmar que la conciencia existe en todo lo que el Universo contiene. Afirmaremos enseguida que existe un Universo Invisible del que surge el Universo visible u objetivo.
El Universo no surgió en determinado punto, o de alguna primera célula, partícula o átomo, sino que inició su existencia de una vez, en todas partes, cuando las pulsaciones internas del Universo Invisible alcanzaron cierta intensidad, impregnando el sistema físico simultáneamente.
Primero apareció la luz Al mismo tiempo, hicieron su aparición lo que llamaremos Unidades Electromagnéticas, surgiendo del Universo Invisible y manifestándose en el visible. Nos preguntamos de donde provino esa poderosa energía que supuestamente hizo explosión en un instante y si esa energía algún día se acabará. Esa energía aun está creando y moviendo el Universo.A continuación nos preguntaremos cual fue el origen del Universo Invisible, de donde surgió el Universo visible u objetivo. Es en este momento cuando debemos abandonar nuestra apreciada objetividad para entrar en el domino de la mente. En estos términos, podemos decir que el Universo tuvo un Creador o no lo tuvo, o que se originó en el Big- Bang, según la teoría científica, que está en expansión permanente o que no lo está.
Las respuestas al origen del Universo están en las fuentes que casi siempre hemos ignorado, precisamente en los dominios que hemos considerado no científicos. Si el Universo surge de un Universo interior e invisible, que se manifiesta en toda nuestra existencia, debemos buscar en donde nunca lo hemos hecho, en la realidad de nuestra propia mente. Debemos mirar con nuestra intuición e instinto creativo a las criaturas que están a nuestro alrededor como ejemplos vivos de la naturaleza del Universo.
Debemos estudiar la calidad de la vida, debemos atrevernos a seguir los patrones de nuestros pensamientos y emociones, observar su movilidad porque en ella encontraremos señales del origen del Universo y de la Mente.
Los sentimientos subjetivos de nuestro ser, nuestras experiencias íntimas de cada día, poseen las mismas cualidades misteriosas del Universo. Somos seres mortales y por todas partes encontramos evidencias de esa mortalidad, pero, aún dentro de este esquema, nuestros sentimientos y pensamientos tienen para nosotros una realidad que trasciende toda clasificación. Sabemos que vamos a morir físicamente, pero íntimamente, cada uno de nosotros sabe que la vida es eterna.
Así como no hay principio ni fin para el Universo tampoco lo habrá para la Mente.

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