Datos personales

miércoles, 20 de junio de 2007

Experiencias en la próxima Realidad

De lo que hemos visto anteriormente, se desprende que no hay una sola experiencia después de la muerte, pues cada experiencia es diferente. Pero, en términos generales, podemos decir que hay ciertas dimensiones en las cuales estas experiencias se pueden enmarcar. Existe un escenario inicial para quienes todavía enfocan fuertemente su atención en la realidad física y para quienes necesitan un período de recuperación y descanso. En este nivel habrá hospitales y casas de reposo. Allí los pacientes aún no se darán cuenta de que algo anda mal con ellos.
En algunos casos, la idea de enfermedad es tan fuerte, que han organizado sus años terrenales alrededor de ese estado psicológico. Estas personas proyectan su condición enfermiza sobre el nuevo cuerpo, tal como lo hicieron sobre el anterior. A ellos se les dan diversos tratamientos de naturaleza psíquica y se les explica que la condición de su cuerpo se debe a la naturaleza de sus propias creencias.
Por otra parte, muchas personas no necesitan pasar por este período particular. Es necesario decir que estos hospitales y centros de reposo no son físicos, en nuestros términos. Se forman y mantienen “en masa” por los propios guías, quienes también desarrollan los planes necesarios. Se puede decir que todo esto corresponde a una alucinación, si es la descripción que mejor nos parece. Lo cierto es que, para quienes se encuentran en este escenario, los eventos son muy reales.
También existen centros de entrenamiento, en los cuales a cada cual se le explica la naturaleza de la realidad, de acuerdo con su habilidad para entenderla y percibirla. La situación se les explica en forma de parábolas familiares, inicialmente, hasta que gradualmente van entendiendo. Estos centros ofrecen ciertas clases en los que se da instrucción específica para quienes van a regresar a una vida física. Allí se les enseña la manera de convertir las emociones y los pensamientos en realidades físicas. Se les dice que no existe un lapso de tiempo entre la iniciación de tales emociones y pensamientos y su materialización, como si existe en la realidad física.
Algunas personas no necesitan pasar por estos períodos y escenarios, en razón de su progreso y desarrollo durante sus vidas pasadas. Están listos para iniciar programas más ambiciosos.
Algunas personas pueden pensar que, por no tener habilidades psíquicas propias, deben atravesar largos períodos de entrenamiento después de la muerte. Necesitamos afirmar que esas habilidades, cuando existen, no son necesariamente conscientes, ya que gran parte del entrenamiento ha podido ocurrir durante el sueño y por lo tanto ha sido un proceso inconsciente.
Otro escenario que se puede presentar es cuando una persona no quiere aceptar que está muerta y continúa enfocando su energía emocional en las personas que conoció en su vida. Puede presentarse el caso de una persona que está obsesionada con un proyecto particular que quedó trunco y que tratará de completar. Siempre habrá guías que ayudarán a comprender la situación, pero esas personas van a estar tan ensimismadas con la situación que no pondrán atención. Debemos resumir la situación diciendo que, para las personas que han muerto, continuar enfocadas en la realidad física impedirá su desarrollo futuro.
Cuando la conciencia deja el cuerpo y se ha alejado por cierto tiempo, la conexión se rompe. En las experiencias “fuera del cuerpo” la conexión continúa. Se puede dar el caso de una persona muerta que interprete equivocadamente la experiencia y trate de entrar en el cuerpo. Esto ocurre a menudo, cuando la personalidad se identifica a sí misma, exclusivamente, con la imagen física. Aunque no es común, tales personas intentan reactivar el organismo físico y entran en pánico al descubrir las verdaderas condiciones del cuerpo. Muchos han llorado encima de su cuerpo, tiempo después de que los dolientes se han ido. No se dan cuenta de que su forma, su nuevo cuerpo, está completo y perfecto, mientras el cuerpo físico ha estado enfermo y sus órganos sin posibilidad de reparación. Quienes no han identificado su conciencia con el cuerpo en forma total, encontrarán mucho más fácil dejarlo. Quienes han odiado su propio cuerpo, de manera extraña, se sentirán, en ese momento, más aferrados a él.
Es necesario recordar que cuando dejamos el cuerpo físico, inmediatamente nos encontraremos en otro más sutil. Este corresponde a la forma en que viajamos en las proyecciones fuera del cuerpo. Recordemos también que todos nosotros dejamos el cuerpo por algún tiempo, cada noche, durante el sueño. Esta nueva forma parece física, pero no la verán quienes aún están en un cuerpo físico. Con esta nueva forma podemos hacer lo que ahora hacemos en los sueños: volar, atravesar objetos físicos y movernos a voluntad de un sitio a otro con solo pensarlo. Si nos preguntamos qué estará haciendo en este momento una tía nuestra en el pueblito donde nos criamos, de inmediato nos encontraremos allá con ella. No podremos manipular objetos físicos, en líneas generales. No podremos levantar una taza o tirar un plato. Este nuevo cuerpo es nuestro instantáneamente. No será la única forma que tendremos, pues la podremos cambiar a voluntad. La nueva imagen realmente no es nueva, pues ha estado integrada al cuerpo físico desde siempre, pero no la percibimos. Después de la muerte será el único cuerpo que tendremos por cierto tiempo.
Más adelante aprenderemos a tener varias formas o imágenes. Por ejemplo, si nos imaginamos a nosotros mismos como el niño que fuimos, de inmediato tomaremos la forma del niño. Si en el momento de morir teníamos ochenta años pero pensamos en la juventud y vitalidad que teníamos a los veinte, nuestra forma cambiará de inmediato, para corresponder con esa nueva imagen íntima.
En esta nueva realidad utilizaremos la forma con la cual nos sintamos más confortables. Esa será la forma que utilizaremos en la comunicación con otras personas que hayamos conocido. Cuando queramos comunicarnos con alguien aún vivo, adaptaremos la forma que teníamos cuando esa persona nos conoció.
La realidad y entorno de esta próxima existencia no es necesariamente la misma de otros planetas. Esta realidad y entorno no necesita espacio, de ahí que la pregunta: “En que parte ocurre todo esto?”, no tiene sentido, en términos básicos. Esto forma parte de nuestra distorsionada interpretación de la naturaleza de la realidad. No hay un lugar o sitio específico donde ocurren estos hechos. Esta realidad y entorno existe en medio del mundo físico que conocemos, pero no los percibimos. Nuestros mecanismos de percepción no nos permiten sintonizarnos con estas frecuencias.
Estando en esta realidad próxima, en cierto grado, podemos percibir la realidad física. Sin embargo, existen campos de energía que las separan. Nuestro concepto de espacio está tan distorsionado que una explicación real es bastante difícil. Nuestros mecanismos de percepción nos dicen que los objetos son sólidos e insisten en que algo llamado espacio existe. Lo que nos dicen los sentidos físicos sobre la naturaleza de la materia y el espacio es totalmente erróneo, en cuanto a la realidad básica, pero acorde con los conceptos de la realidad tridimensional.
En las experiencias “fuera del cuerpo”, cuando estamos en esta realidad física, muchos de los problemas relacionados con el espacio que encontraremos, son los mismos que habrá en la realidad próxima después de la muerte. Cuando se presenten estos episodios, podremos apreciar la verdadera naturaleza del tiempo y el espacio. El espacio no existe en términos de distancia. Eso es una ilusión. Existen barreras, pero son mentales y psíquicas. Lo que realmente existe son intensidades de experiencias, que interpretamos como distancias en la realidad física.
Si nos encontramos, por ejemplo, en un centro de entrenamiento en la realidad próxima después de la muerte, teóricamente, podemos decir que este centro podría estar en el espacio que ocupa la sala de nuestra familia, que aún está en la realidad física. La distancia entre nosotros y nuestra familia no tiene nada que ver con el espacio, tal como lo concebimos. Sin embargo, estamos tan separados de la familia como de la luna. Si cambiamos nuestro enfoque de atención, del centro de entrenamiento a la sala en donde se encuentra la familia, teóricamente, la veremos. Aunque no existe distancia alguna en términos de kilómetros, si existe una “distancia” en términos psíquicos.

No hay comentarios: