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domingo, 24 de junio de 2007

El Estado de Transición

El Estado de Transición depende de las condiciones y circunstancias de cada individuo. Algunas personas tienen más dificultades que otras para entender su verdadera situación. Otras necesitan liberarse de algunos símbolos e ideas que van a impedir su desarrollo. Este período de transición puede ser corto o largo, dependiendo de si se necesita o no algún tipo de entrenamiento.
Los principales impedimentos que se encuentran en este período de transición, son algunas ideas erróneas que el individuo ha aceptado. Por ejemplo, la creencia en el cielo y el infierno, en determinadas circunstancias, puede ser desventajosa. Algunas personas se niegan a aceptar que siempre van a encontrar nuevas tareas, desarrollos y retos, que deben cumplir, en lugar de las situaciones convencionales que dice ofrecer el cielo.
Como decíamos antes, la creencia en un cielo puede hacer que la persona, por cierto tiempo, se encuentre en ese entorno, creado por ella misma. Más adelante comprenderá que su experiencia demanda nuevos desarrollos y que ese tipo de cielo es en realidad estéril y aburrido.
Otras personas tienen la creencia de que por sus pecados serán enviados al infierno y la fuerza de esa creencia hace que, por algún tiempo, encuentran esas condiciones infernales. Recordemos, sin embargo, que siempre habrá guías y maestros disponibles, que ayudarán a superar esas falsas creencias. Cuando se trata de condiciones infernales, las personas se van a dar cuenta más rápidamente de la verdadera situación. Sus propios temores hacen que la respuesta llegue pronto. En todos estos casos, es la misma persona la que crea su experiencia. Esa es la realidad básica e incontrovertible de todas las conciencias y de la existencia misma.
No existen lugares, ni situaciones, ni condiciones que una personalidad deba encontrar. Es el caso del suicida, para quien no existe un castigo específico, como se cree regularmente. Todos ellos son tratados como individuos. Los problemas que no enfrentó en su vida, los deberá enfrentar en la próxima y esto no le ocurre exclusivamente a los suicidas.
El suicida se procura su propia muerte, porque rechaza la existencia en términos distintos a los que el quiere para si mismo. En este caso, tendrá que aprender de una manera diferente.
Las condiciones conectadas con un acto de suicidio son importantes, como lo son la realidad íntima y la comprensión del individuo. Muchas enseñanzas filosóficas dicen que los suicidas van a encontrar un castigo especial y ese no es el caso. Sin embargo, si una persona termina con su vida, creyendo que el acto mismo aniquila su conciencia para siempre, se tratará de una idea falsa que impedirá su progreso y desarrollo e intensificará su sentimiento de culpa, cuando se entere de la verdadera situación. Entonces lo someterán a varios tipos de terapia. Por ejemplo, la persona es llevada de regreso a los eventos que tuvieron lugar antes de la decisión de suicidarse. En ese momento, se le permite cambiar la decisión y se le induce un efecto de amnesia, de tal manera que el acto del suicidio es olvidado. Más adelante, a la persona se le informa de lo que ocurrió, cuando ya esté en capacidad de entender y encarar la situación.
Otro impedimento para el progreso de las personas es una obsesiva preocupación por los asuntos terrenales. La personalidad insiste en enfocar su energía y sus habilidades perceptivas en la existencia física. Está obsesionado con los asuntos terrenales y estará merodeando su casa y alrededores.
Cuando una personalidad se identifica fuerte y exclusivamente con sus propias características sexuales, también impedirá su progreso, ya que rechaza los cambios sexuales que siempre se presentan en las realidades sujetas a la reencarnación.
Hemos descrito los impedimentos que se le presentan a las personalidades que están en el estado de transición, en la realidad cercana después de la muerte. Veamos ahora algunas excepciones.
La creencia en el cielo, cuando no es obsesiva, puede ser una estructura útil como base para que las personas acepten con facilidad las explicaciones que se le van a dar sobre su nueva situación.
La creencia en un Día del Juicio, también es una estructura apropiada, en muchos casos. Aunque no habrá ningún tipo de castigo relacionado, la persona está preparada para un cierto tipo de examen y evaluación espiritual.
Quienes ya tienen pleno conocimiento de que su realidad es creada por ellos mismos, tendrán mínimas dificultades. Quienes ya han aprendido y comprendido la manera como se opera conscientemente en el sueño, tendrán una gran ventaja. Creer en demonios es altamente desventajoso, en esta y en la siguiente realidad, después de la muerte.
La teología de los opuestos tiene muchas desventajas. Si la persona cree que el bien está compensado por el mal, estará atada a un sistema de realidad muy limitado, que tiene las semillas de grandes tormentos. El bien se torna sospechoso, porque el mal enseguida lo va a compensar.
La creencia en el bien, que no esté compensada por el mal, nos parecerá poco realista. Sin embargo, creer en el bien y no en el mal, es el mejor seguro que podemos tener en esta y en la otra vida.
Aunque puede confundir nuestro intelecto y nuestros sentidos físicos, creer en el bien sin creer en el mal, es mucho más realista. En nuestra experiencia física mantendremos el cuerpo más saludable, psicológicamente estaremos libres de temores y dificultades mentales y podremos desarrollar más fácilmente nuestras habilidades. Después de la muerte, nos liberaremos de la creencia en demonios, infiernos y castigos y estaremos mejor preparados para conocer la verdadera naturaleza de la realidad.

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