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viernes, 29 de junio de 2007

Cristo

La figura de Cristo representa, simbólicamente, nuestra idea de Dios y sus relaciones. Existieron tres personalidades que la historia mezcló y que colectivamente se conocieron como Cristo. Es por esta razón que existen tantas discrepancias en los registros históricos. Fueron tres hombres, porque en esa instancia de nuestro desarrollo, no habría sido posible aceptar una mujer.
Estas tres personalidades formaban parte de una Entidad. En esa época, no podríamos imaginarnos a Dios sino como un padre. Tampoco lo hubiéramos podido imaginar en términos distintos a los humanos. Estas tres personalidades protagonizaron un drama, con un alto significado simbólico, impulsado por una energía poderosa.
Los eventos, tal como fueron registrados, no ocurrieron históricamente. La crucifixión de Cristo fue un evento psíquico y no físico. En este drama se desarrollaron ideas de magnitud inimaginable. Los discípulos fueron fragmentos de personalidad creados por la Entidad de Cristo. Judas representó el traidor a sí mismo. Dramatizó aquella parte de la personalidad individual que se enfoca en la realidad física buscando, con codicia, sacar partido de los demás.
Cada uno de los doce apóstoles representaba cualidades de la personalidad que tiene cada individuo y Cristo representaba el ser interior. Cristo y los doce discípulos, en conjunto, representaban una personalidad terrenal – el ser interior y doce características principales – conectadas con el ego.
Este drama fue una parábola viviente hecha carne entre nosotros. Un drama cósmico escenificado en nuestro beneficio y elaborado en términos que pudiéramos entender. Las lecciones del drama fueron muy claras, porque todas las ideas que las sustentaban se personificaron. Se trató de un drama local de códigos morales, escenificado en una esquina de nuestro universo.
Las tres personalidades que en conjunto constituyeron a Cristo nacieron en nuestro planeta, encarnaron entre nosotros. Ninguno fue crucificado. Los doce discípulos fueron materializaciones de las energías combinadas de las tres personalidades. Fueron dotados con plena individualidad y su tarea fue manifestar en ellos mismos ciertas cualidades inherentes a todos los hombres.
Se han dado los mismos tipos de dramas de manera diferente, pero en el fondo, es el mismo drama. La personalidad de Cristo no ha aparecido en todos los sistemas de realidad, pero la idea de Dios se ha manifestado en cada sistema de una manera comprensible para quienes lo habitan. Este drama sigue existiendo y no pertenece sólo al pasado, aunque allí lo hemos situado. Fue un drama muy significativo y el espíritu de Cristo es legítimo. Se trata del drama probable de Dios que escogimos para percibir. Existieron otros dramas, percibidos por otros, pero no por nosotros; y hay otros dramas que existen ahora.
Otras religiones tuvieron su base en diferentes dramas, en los cuales las ideas se presentaron de una manera comprensible para varias culturas. Desafortunadamente, las diferencias entre los dramas a menudo causaron malentendidos y estos se usaron como excusas para guerras. Todos estos dramas también se han escenificado en el estado del sueño. Las figuras que personifican a Dios inicialmente se introdujeron al hombre en el estado del sueño y así se preparó el terreno. En visiones e inspiraciones el hombre supo que el drama de Cristo se presentaría, de tal manera que lo reconocería cuando ocurriera físicamente.

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