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viernes, 22 de junio de 2007

Experiencias Comunes a dos Realidades

Las experiencias en la realidad después de la muerte no parecerían tan extrañas e incomprensibles si nos diéramos cuenta que encontramos situaciones similares, como algo normal, en nuestra existencia presente.
En el estado de sueño, nos encontramos en la misma dimensión de existencia en la cual tendremos las experiencias después de la muerte. No recordamos la parte más importante de estas aventuras nocturnas y las que recordamos nos parecerán caóticas. Esto nos ocurre, porque en nuestro actual nivel de desarrollo, no estamos en capacidad de manipular conscientemente en más de un entorno. Mientras dormimos, también entramos en un nivel que tiene coherencia y propósitos creativos. En él llevamos a cabo muchas de las actividades que encontraremos después en la realidad próxima, después de la muerte. Lo que ocurre realmente, es que cambiamos nuestro enfoque de atención hacia una diferente dimensión de actividad, en la que ya hemos venido operando en forma continua. Tenemos una memoria para cuando estamos despiertos, con la cual recordamos los eventos del día, que nos proporciona un sentido de continuidad. De la misma manera, tenemos una memoria para los eventos que ocurren durante el sueño, que también nos ofrece un sentido de continuidad.
Una parte de nuestro ser es consciente de todos los eventos, encuentros y experiencias ocurridos durante el sueño. Los sueños no se pueden considerar como alucinaciones, en la misma medida en que la existencia física no es una alucinación. Nuestro ego para la vida en vigilia, es el soñador para el ego del sueño. Es el soñador que ese ego envió para las actividades de la vida en vigilia. Las actividades del ego de la vida en vigilia, son los sueños del ego del sueño. Cuando consideramos el ego del sueño, lo hacemos con prejuicio, pues damos por sentado que su realidad es ilusión y la del ego de la vida en vigilia es real.
La realidad del ego del sueño es más natural. Si no encontramos coherencia en los sueños, es porque nos hemos auto hipnotizado con la creencia de que no la tiene. Lo que hacemos es tratar de traducir las aventuras del sueño en términos físicos, al momento de despertar, y procuramos que coincidan con nuestras ideas distorsionadas sobre la naturaleza de la realidad.
Hasta cierto punto, lo que ocurre es natural, porque nos hemos enfocado en la vida diaria por una razón especial. Para nosotros es un reto. Sin embargo, dentro de esa estructura, también significa que debemos crecer, desarrollarnos y expandir los límites de nuestra conciencia. Es muy difícil aceptar que somos más efectivos y más creativos cuando estamos soñando que cuando estamos despiertos. También es mucho más difícil aceptar que el ego del sueño puede volar y desafiar el tiempo y el espacio. Es mucho más fácil pretender que tales experiencias son simbólicas y no literales y desarrollar teorías complicadas que explican porque soñamos volando.
El hecho simple es que cuando soñamos que estamos volando, muy a menudo lo hacemos.
En el estado de sueño, operamos bajo las mismas condiciones en que lo hace una conciencia que ya no está enfocada en la realidad física. Muchas de esas experiencias son precisamente aquellas que encontraremos después de la muerte: hablamos con amigos o parientes, volvemos a visitar el pasado, saludamos a antiguos condiscípulos, recorremos calles que existían hace 50 años, viajamos a través del espacio instantáneamente, nos encontramos con guías, recibimos instrucción, enseñamos a otros, ejecutamos trabajos, resolvemos problemas, alucinamos.

En la realidad física, existe un lapso entre la concepción de una idea y su construcción física. En la realidad del sueño, no existe ese lapso. La mejor forma de familiarizarnos de manera anticipada con la realidad que existe después de la muerte es estudiar, explorar y entender la naturaleza del ego que sueña. Esto no es fácil, pues requiere tiempo y energía.
La conciencia deja el cuerpo durante el sueño, pero la memoria del ego en vigilia no lo registra. Cuando soñamos, tenemos una memoria que registra a todas las personas con quienes nos hemos encontrado en el sueño, aunque a algunas de ellas no las conozcamos en nuestra existencia diaria. En el estado de sueño podemos tener experiencias permanentes, vividas por años, con personas que residen en otras partes del mundo y que son extrañas para nosotros en la existencia diaria.
Así como las actividades diarias tienen sentido y propósito, las aventuras del sueño también los tienen. En el estado del sueño, también estamos tratando de cumplir metas que nos hemos impuesto. Esta tarea la continuaremos en la existencia después de la muerte. La vitalidad, la fuerza, la vida y la creatividad de nuestra existencia física, tienen como fuente el estado del sueño. El ego de la vida en vigilia puede considerarse como una proyección del ego del sueño. El ego del sueño, tal como lo concebimos, es apenas una sombra de su propia realidad, ya que es un punto psicológico de referencia que tienen todas las porciones de nuestra identidad.Durante el sueño resolvemos nuestros problemas. Cuando estamos despiertos, difícilmente nos damos cuenta de los métodos para resolver problemas aprendidos en el sueño. Es en el sueño que establecemos nuestras metas, de la misma manera como en la realidad después de la muerte nos ponemos las metas para otra encarnación.
Cuando estamos razonablemente contentos con la realidad física, tendremos una mejor disposición para estudiar las realidades internas. Si vemos el mal por todas partes en nuestra realidad física y si creemos que este es más poderoso que el bien, definitivamente no estamos aún preparados para el estudio de esas íntimas experiencias. Si estamos deprimidos, tampoco estaremos listos para explorar las aventuras del sueño, ya que nuestro estado mental estará predispuesto para experiencias depresivas exclusivamente. Si nuestras ideas sobre el bien y el mal son demasiado rígidas, no tendremos el entendimiento necesario para manipular conscientemente en otras dimensiones. Necesitamos flexibilidad mental, psicológica y espiritual para abrirnos a nuevas ideas y nuevas experiencias.
Lo anterior significa que las experiencias siempre estarán de acuerdo con nuestras expectativas, cualquiera que sea el nivel en donde nos encontremos, en esta realidad o en la próxima, en el cuerpo físico o fuera del cuerpo, en el estado de vigilia o en el del sueño.

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