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miércoles, 5 de junio de 2019

LIBRO DE URANTIA - PARTE I - PALABRAS DE JESUS


LIBRO DE URANTIA - PARTE I - PALABRAS DE JESUS
87. OBSERVACIONES EN LA CASA DE PEDRO
88. EL EXTRAÑO PREDICADOR
89. LA NATURALEZA POSITIVA DE LA RELIGIÓN DE JESÚS


“Al llegar a Capernaum al anochecer, fueron directamente, por caminos poco frecuentados, a la casa de Simón Pedro para cenar. Mientras David Zebedeo se preparaba para llevarlos al otro lado del lago, permanecieron en la casa de Simón, y Jesús, levantando la mirada hacia Pedro y los demás apóstoles, preguntó: «Al viajar juntos esta tarde, ¿de qué conversabais tan absortos entre vosotros?» Los apóstoles se quedaron callados porque muchos de ellos habían continuado la discusión comenzada en el Monte Hermón sobre las posiciones que ocuparían en el reino venidero; cuál sería el mayor, y así sucesivamente. Jesús, conociendo qué ocupaba los pensamientos de ellos ese día, llamó con un gesto a uno de los hijitos de Pedro y, sentando al niño entre ellos, dijo: «De cierto, de cierto os digo, si no cambiáis y os volvéis más como este niño, poco progreso haréis en el reino del cielo. El que se humille a sí mismo y sea como este pequeño, ése será el más grande en el reino del cielo. El que reciba a este pequeño, me recibirá a mí. Y los que me reciban, también reciben a Aquél que me envió. Si queréis ser primeros en el reino, buscad el ministrar estas buenas verdades a vuestros hermanos en la carne. Pero al que haga tropezar a uno de estos pequeños, mejor le sería que se atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar. Si las cosas que hacéis con vuestras manos o las cosas que veis con vuestros ojos, os ofenden en el progreso del reino, sacrificad esos ídolos amados, porque es mejor entrar al reino sin muchas de las cosas amadas de la vida que aferrarse a estos ídolos y encontrarse fuera del reino. Pero más que nada, aseguraos de no despreciar a uno solo de estos pequeños, porque sus ángeles contemplan siempre el rostro de las huestes celestiales».” (1761.2) 158:8.1
“Jesús fue a Gamala para visitar a Juan y a los que trabajaban con él en ese lugar. Esa noche, después de la sesión de preguntas y respuestas, Juan le dijo a Jesús: «Maestro, ayer fui a Astarot para ver a un hombre que enseñaba en tu nombre y aun proclamaba que puede echar a los diablos. Pero este hombre no ha estado nunca con nosotros, ni tampoco nos sigue; por consiguiente, le prohibí hacer semejantes cosas». Entonces dijo Jesús: «No se lo prohíbas. ¿No percibes acaso que pronto este evangelio del reino será proclamado en todo el mundo? ¿Cómo puedes esperar que todos los que crean en el evangelio se sometan a tu dirección? Regocíjate de que ya nuestras enseñanzas hayan comenzado a manifestarse más allá de los límites de nuestra influencia personal. ¿Acaso no ves, Juan, que los que profesan hacer grandes obras en mi nombre llegarán a apoyar nuestra causa? Por cierto no se pondrán a hablar mal de mí. Hijo mío, en estos asuntos, es mejor que pienses que el que no está contra nosotros está a nuestro favor. En las generaciones venideras, muchos habrá que, sin ser enteramente merecedores, harán muchas cosas extrañas en mi nombre pero yo no lo prohibiré. Yo te digo que, cada vez que alguien dé una vasija de agua fría a un alma sedienta, los mensajeros del Padre siempre anotarán ese servicio de amor».
“Esta instrucción dejó a Juan grandemente perplejo. ¿Acaso no había oído decir al Maestro: «El que no está conmigo está en contra de mí?» Él no percibía que, en este caso, Jesús se refería a la relación personal del hombre con las enseñanzas espirituales del reino, mientras que en el otro, había hecho referencia a las vastas relaciones sociales exteriores de los creyentes, relacionadas con cuestiones de control administrativo y jurisdicción de un grupo de creyentes sobre el trabajo de otros grupos, que finalmente integrarán la hermandad mundial venidera.” (1764.3) 159:2.1 (Mar 9:38-40)
“En Filadelfia, donde trabajaba Santiago, Jesús enseñó a los discípulos sobre la naturaleza positiva del evangelio del reino. Cuando, en el curso de sus palabras, sugirió que algunas partes de las Escrituras contenían más verdades que otras y advirtió a sus oyentes que alimentaran su alma con el mejor alimento espiritual, Santiago interrumpió al Maestro, preguntando: «¿Quieres, Maestro, tener la bondad de sugerirnos cómo podremos elegir los mejores pasajes de las Escrituras para nuestra edificación personal?» Jesús replicó: «Sí, Santiago, cuando leáis las Escrituras, buscad aquellas enseñanzas eternamente verdaderas y divinamente hermosas, como:
“«Crea en mi, Oh Señor, un corazón limpio.
“«El Señor es mi pastor; nada me faltará.
“«Ama a tu prójimo como a ti mismo.
“«Porque yo, el Señor tu Dios, te tomaré de la mano derecha, y te dice: No temas; yo te ayudo.
“«Ni tampoco se adiestrarán más las naciones para la guerra».” (1769.3) 159:5.1
“Cuando Jesús instruyó a sus apóstoles que si les quitaban injustamente el abrigo, ofrecieran la otra prenda, se refería no tanto a una segunda prenda, literalmente, sino a la idea de hacer algo positivo para salvar al que erraba, en vez de seguir el antiguo consejo de la venganza —«ojo por ojo» y así sucesivamente. Jesús aborrecía la idea de la venganza, así mismo la de convertirse en un mero sufriente pasivo o una víctima de la injusticia. En esta ocasión, les enseñó tres maneras de encarar el mal y resistirlo:
“1. Devolver el mal con el mal —el método positivo, pero no recto.
“2. Sufrir el mal sin queja y sin resistencia —el método puramente negativo.
“3. Devolver el bien por el mal, afirmar la voluntad para adueñarse de la situación, para conquistar el mal con el bien —el método positivo y recto.

“Uno de los apóstoles cierta vez preguntó: «Maestro, ¿qué debo hacer si un extraño me fuerza a llevar su carga por una milla?» Jesús respondió: «No te sientes y suspires de alivio mientras insultas en voz baja al extraño. La rectitud no proviene de las actitudes pasivas. Si no puedes pensar en nada más eficazmente positivo, por lo menos podrás llevar la carga por una segunda milla. Es indudable que esa acción habrá de desafiar al injusto extraño impío».” (1770.3) 159:5.11

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