LIBRO DE URANTIA PARTE II - LOS MILAGROS DE JESUS
13. EL SUPUESTO MILAGRO DE CALMAR LA TEMPESTAD
A. AÑO: 29 d.C.
B. LUGAR: El mar de Galilea
C. MOMENTO: Fue en un viaje por barco de Betsaida a Queresa. Cruzaban el lago para descansar. Se encontraron con una tormenta repentina que ofreció la ocasión para que se diera este episodio.
E. EL MILAGRO: “Al salir Jesús en medio de la lluvia, primero miró a Pedro, luego escudriñó en las tinieblas a los que remaban con esfuerzo, y nuevamente volviendo la mirada a Simón Pedro quien, en su agitación, no había retornado aún a su remo, dijo: «¿Por qué tenéis tanto miedo todos vosotros? ¿Adonde está vuestra fe? Paz, callaos». Apenas si acababa Jesús de pronunciar este reproche a Pedro y a los demás apóstoles, apenas si había alcanzado a ordenar a Pedro que se calmara, que aquietara su alma atribulada, cuando la atmósfera tormentosa, habiendo alcanzado su equilibrio, se calmó de pronto. Las olas airadas casi inmediatamente se serenaron, los oscuros nubarrones, habiéndose derretido en una corta lluvia, se desvanecieron, y brillaron las estrellas en el cielo. Según podemos juzgar esto ocurrió por pura coincidencia; pero los apóstoles, particularmente Simón Pedro, nunca dejaron de considerar como un milagro de la naturaleza este episodio. Era especialmente fácil para los hombres de aquella época creer en milagros de la naturaleza, puesto que creían firmemente que la naturaleza toda era un fenómeno directamente controlado por las fuerzas espirituales y los seres sobrenaturales.
“Jesús explicó claramente a los doce que sus palabras se habían dirigido al espíritu atribulado de ellos y a su mente sacudida por el terror, que no había mandado a los elementos que lo obedecieran, pero fue en vano. Los seguidores del Maestro siempre persistieron en interpretar a su manera todas estas coincidencias. Desde ese día en adelante insistieron en pensar que el Maestro poseía un poder absoluto sobre los elementos naturales. Pedro no se cansó nunca de proclamar cómo «aun los vientos y las olas obedecen a él».
“Era tarde en la noche cuando Jesús y sus asociados alcanzaron la orilla, y puesto que era una bella y calmada noche, todos ellos descansaron en las barcas, sin bajar a la playa hasta poco después del amanecer del día siguiente. Cuando se reunieron, unos cuarenta en total, Jesús dijo: «Vayamos a las colinas más allá y permanezcamos allí unos pocos días mientras discurrimos en los problemas del reino del Padre».”
F. MOTIVACIÓN:
- Parece que es una coincidencia. Jesús se dirigió a Pedro, diciendo: “Paz, callaos.” En ese momento las olas enfurecidas se calmaron de repente.
- Los asociados de Jesús persistieron en su creencia de que el Maestro había ordenado que las olas se calmaran.
- A pesar de las explicaciones repetidas de Jesús sobre esta experiencia, todos siguieron creyendo que había calmado los vientos y las olas.
- Los humanos creen lo que quieren creer. Es difícil convencer a los hombres en contra de su voluntad.
- Fue un hecho que las olas se calmaron, pero no era verdad que Jesús las calmara milagrosamente
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