LIBRO DE URANTIA PARTE II - LOS MILAGROS DE JESUS
8. EL SIERVO DEL CENTURIÓN
A. AÑO: 28 d.C.
B. LUGAR: Cafarnaúm
C. MOMENTO: Cuando se preparaban para ir a Jerusalén para la Pascua, Mangus, un capitán de la guardia romana, suplicó a los rectores de la sinagoga que intercedieran ante Jesús por su siervo afligido.
E. EL MILAGRO: “El día anterior a la partida del grupo apostólico para la fiesta de la Pascua en Jerusalén, Mangus, un centurión o capitán de la guardia romana estacionado en Capernaum, fue a ver a los rectores de la sinagoga, dijo: «Mi ordenanza fiel está enfermo y a punto de morir. ¿Podéis vosotros ir a ver a Jesús en mi nombre e implorarle que cure a mi siervo?» El capitán romano decidió proceder de este modo, porque pensaba que los líderes judíos tendrían más influencia sobre Jesús. Así pues, los ancianos fueron a ver a Jesús y su vocero dijo: «Maestro, te imploramos que vayas a Capernaum y salves al siervo favorito del centurión romano, quien es digno de tu atención porque ama nuestra nación y aun nos ha construido la sinagoga en la que has hablado tantas veces»
“Y cuando Jesús les oyó, dijo: «Iré con vosotros». Así pues fue con ellos a la casa del centurión, y antes de entrar ellos al patio, el soldado romano envió afuera a sus amigos para que saludaran a Jesús, instruyéndoles que dijeran: «Señor, no te molestes en entrar a mi casa, pues yo no soy digno de que entres bajo mi techo. Tampoco me consideré yo digno de ir a verte; por eso envié a los ancianos de tu pueblo. Pero sé que puedes decir la palabra desde donde estás y mi siervo sanará. En efecto, yo mismo tengo jefes que me ordenan, y yo ordeno a mis soldados, y le digo a éste que vaya y él va; le digo a este otro que venga y él viene y a mis siervos que hagan esto y aquello, y lo hacen»
“Y cuando Jesús oyó estas palabras, se volvió y dijo a sus apóstoles y a los que estaban con ellos: «Me maravilla la fe de este gentil. De cierto, de cierto os digo, no he encontrado una fe tan grande, no, no en Israel». Jesús dio la espalda a la casa, y dijo: «Vayámonos de aquí». Y los amigos del centurión entraron a la casa y le dijeron a Mangus lo que Jesús había dicho. Desde ese momento el siervo comenzó a sanar y finalmente recobró por completo su salud y utilidad normal.
“Pero nunca supimos exactamente qué pasó en aquella ocasión. Éste es simplemente el relato, y no fue revelado a los que acompañaban a Jesús si los seres invisibles operaron la curación del siervo del centurión o no. Sólo conocemos el hecho de la recuperación completa del siervo.”
F. MOTIVACIÓN:
- He aquí un buen ejemplo de la creencia en la intercesión—utilizar la influencia de alguien para obtener favores de Dios. El pagano temía ir directamente a Jesús—fue a ver a los rectores de la sinagoga.
- Jesús estaba siempre interesado en la gente que buscaba ayuda—todo tipo de ayuda. Nunca hizo oídos sordos ante el sufrimiento humano.
- En este caso, nuestros amigos invisibles confiesan con franqueza que no saben lo que sucedió. No saben si fue un milagro o solo otro caso de preconocimiento.
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