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martes, 4 de junio de 2019

LIBRO DE URANTIA - PARTE I - PALABRAS DE JESUS


LIBRO DE URANTIA - PARTE I - PALABRAS DE JESUS
81. LA FAMILIA VA A VERLE
82. ¿POR QUÉ ARRASAN LOS PAGANOS?
83. PROGRESIÓN ESPIRITUAL


“Cuando llegaron a la casa de Zebedeo, Jesús estaba en medio de su discurso de despedida a los discípulos. Trataron de entrar, pero la gente estaba tan apiñada que fue imposible. Terminaron por instalarse en la terraza de atrás y pasar la voz de persona a persona, hasta que finalmente Simón Pedro le susurró la nueva a Jesús, interrumpiendo su discurso para este fin, y diciéndole: «He aquí que tu madre y tus hermanos están fuera, y ansían hablar contigo.» No se le había ocurrido a su madre cuán importante era este mensaje de despedida a sus seguidores, tampoco sabía ella que dicho discurso podía ser interrumpido en cualquier momento por la llegada de sus aprehensores. Ella realmente pensó que, después de tan prolongada aparente desavenencia, habiendo ella y sus hermanos tenido la benevolencia de acudir adonde él, Jesús interrumpiría inmediatamente su discurso para reunirse con ellos en cuanto se enterara de que lo estaban esperando.
“Fue éste otro de esos casos en los que su familia terrestre no podía comprender que él debía ocuparse de los asuntos de su Padre. Así pues María y sus hermanos se sintieron profundamente heridos cuando, a pesar de que interrumpió su discurso para recibir el mensaje, en vez de salir corriendo a su encuentro, levantó su voz melodiosa para decir: «Decid a mi madre y a mis hermanos que no teman por mí. El Padre que me envió a este mundo no me abandonará; tampoco sufrirá mi familia daño alguno. Decidles que tengan coraje y que confíen en el Padre del reino. Pero, después de todo, ¿quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y abriendo los brazos a todos sus discípulos reunidos en la sala, dijo: «Yo no tengo madre; yo no tengo hermanos. ¡Contemplad a mi madre y a mis hermanos! Puesto que el que haga la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ése es mi madre, mi hermano y mi hermana.»
“Al oír estas palabras, María cayó desmayada en los brazos de Judá. La llevaron al jardín para reanimarla mientras Jesús articulaba las palabras finales de su mensaje de despedida. Quiso ir entonces a conferenciar con su madre y sus hermanos, pero llegó un mensajero urgente de Tiberias trayendo la noticia de que ya venían los oficiales del sanedrín con permiso para arrestar a Jesús y llevarlo a Jerusalén. Andrés recibió este mensaje e interrumpiendo a Jesús, se lo transmitió.” (1721.4) 154:6.4
“Pero sí dijo a David Zebedeo al subir a la barca en rápida huida: «Diles a mi madre y a mis hermanos que agradezco su venida, y que tenía la intención de verlos. Adviérteles que no se ofendan, sino más bien que traten de buscar el conocimiento de la voluntad de Dios y de obtener la gracia y el coraje para hacer esa voluntad.»” (1723.3) 154:6.12 (Mat 12:22-45Mar 3:20-30)
“Dijo Jesús: «Todos vosotros deberíais recordar cómo habló el salmista sobre estos tiempos, diciendo: ‘¿Por qué se amotinan los paganos, y los pueblos conspiran en vano? Se levantarán los reyes de la tierra, y los príncipes de los pueblos consultarán unidos contra el Señor y contra su ungido, diciendo: rompamos las cadenas de la misericordia y echemos de nosotros las cuerdas del amor'.”
“«Hoy veis cumplirse todo esto ante vuestros ojos. Pero no veréis cumplido el resto de la profecía del salmista, porque él tenía ideas erróneas sobre el Hijo del Hombre y su misión en la tierra. Mi reino está fundado en el amor, proclamado en la misericordia y establecido mediante el servicio generoso. Mi Padre no está sentado en el cielo riéndose y burlándose de los paganos. No está lleno de furor en su gran desagrado. Es verdad la promesa de que el Hijo heredará a los así llamados paganos (en realidad, sus hermanos ignorantes y que no han recibido enseñanza). Yo recibiré a estos gentiles con los brazos abiertos con misericordia y afecto. Toda esta amante misericordia será mostrada a los así llamados paganos, a pesar de la desafortunada declaración en las escrituras que anuncia que el Hijo triunfante ‘los quebrantará con vara de hierro, y como vasijas de alfarero los desmenuzará'. El salmista os exhortó: ‘servid al Señor con temor'; yo os pido que ingreséis a los exaltados privilegios de filiación divina por la fe; él os ordena que os alegréis con temblor. Yo os pido que os regocijéis con seguridad. Él dice: ‘Besad al Hijo, para que se no enoje, y perezcáis al inflamarse su furor'. Pero vosotros habéis vivido conmigo y bien sabéis que el enfado y la ira no forman parte del establecimiento del reino del cielo en el corazón de los hombres. Sin embargo, el salmista vislumbró la verdadera luz cuando, al cerrar esta exhortación, dijo: ‘Benditos sean los que en este Hijo confían'».
“Jesús continuó enseñando a los veinticuatro, diciendo: «Los paganos tienen cierta razón al rabiar contra nosotros. Debido a que su enfoque es limitado y estrecho, pueden concentrar sus energías con entusiasmo. Su objetivo es cercano y más o menos visible; por eso luchan con valentía y eficacia para que se lo logren. Vosotros que habéis profesado entrar al reino del cielo, sois demasiado vacilantes e imprecisos en vuestra conducta de la enseñanza. Los paganos atacan directamente por sus objetivos; vosotros sois culpables de añoranza excesiva y crónica. Si deseáis entrar al reino, ¿por qué no lo tomáis con un asalto espiritual así como los paganos toman una ciudad sitiada? Casi no sois merecedores del reino si vuestro servicio consiste en tan gran parte en una actitud de deplorar del pasado, lamento por el presente, y vana esperanza por el futuro. ¿Por qué rabian los paganos? Porque no conocen la verdad. ¿Por qué vosotros languidecéis en fútiles añoranzas? Porque no obedecéis la verdad. Dejad vuestras añoranzas inútiles y adelantaos valientemente haciendo lo que corresponde al establecimiento del reino.
“«En todo lo que hacéis, no os volváis dogmáticos y superespecializados. Los fariseos que buscan nuestra destrucción, de cierto piensan que están sirviendo a Dios. Tanto los ha limitado la tradición, que están enceguecidos por el prejuicio y endurecidos por el terror. Considerad a los griegos, que tienen una ciencia sin religión, mientras que los judíos, tienen una religión sin ciencia. Y cuando los hombres se desorientan de esta manera, aceptando una desintegración estrecha y confusa de la verdad, su única esperanza de salvación es coordinarse en la verdad —convertirse.
“«Dejadme declarar enfáticamente esta verdad eterna: si vosotros, mediante la coordinación en la verdad, aprendéis a ejemplificar en vuestras vidas esta hermosa totalidad de rectitud, vuestros semejantes os seguirán entonces para ganar lo que habéis así adquirido. La medida en que atraéis a los buscadores de la verdad representa la medida de vuestra dotación de la verdad, vuestra rectitud. El esfuerzo que tengáis que hacer para llegar al pueblo con vuestro mensaje es, en cierto modo, la medida de vuestra deficiencia para vivir una vida plena o recta, la vida coordinada en la verdad».
“Muchas otras cosas el Maestro enseñó a sus apóstoles y los evangelistas antes de que ellos le desearan las buenas noches y apoyaran la cabeza sobre la almohada.” (1725.2) 155:1.1
“Jesús aclaró a los veinticuatro que él no había huido de Galilea porque le faltara el coraje para enfrentarse con sus enemigos. Ellos comprendieron que él no estaba aún listo para una batalla abierta con la religión establecida, y que no buscaba convertirse en mártir. Fue durante una de estas conferencias en la casa de Justa cuando el Maestro dijo por primera vez a sus discípulos que «aunque desaparezcan el cielo y la tierra, mis palabras de verdad no desaparecerán».
“El tema de las instrucciones de Jesús durante la estadía en Sidón fue la progresión espiritual. Les dijo que no podían quedarse inmóviles; debían seguir adelantando en rectitud o retroceder en el mal y el pecado. Les advirtió que «olvidaran esas cosas que están en el pasado, y lucharan por adelantarse hasta abrazar las realidades más grandes del reino». Les imploró que no se conformaran con ser niños en el evangelio sino que lucharan por alcanzar la estatura plena de la filiación divina en la comunión del espíritu y en la hermandad de los creyentes.
“Dijo Jesús: «Mis discípulos deben no sólo cesar de hacer el mal, sino que deben aprender a hacer el bien; debéis no solamente limpiaros de todo pecado consciente, sino también negaros a albergar aun los sentimientos de culpa. Si confesáis vuestros pecados, éstos serán perdonados; por consiguiente debéis mantener una conciencia libre de ofensa.»

“Jesús mucho disfrutaba del agudo sentido del humor que exhibían estos gentiles. Fue el sentido del humor demostrado por Norana, la mujer siria, así como también su gran fe persistente, lo que tanto conmovió el corazón del Maestro y atrajo su misericordia. Jesús mucho lamentaba que su gente —los judíos— fueran tan faltos de humor. Cierta vez le dijo a Tomás: «Mi pueblo se toma a sí mismo demasiado en serio; casi son incapaces de apreciar el humor. La opresiva religión de los fariseos no podría haberse originado en un pueblo con sentido del humor. Les falta visión de conjunto; cuelan el mosquito y se tragan el camello.» (1736.2) 156:2.5

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