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martes, 10 de julio de 2007

La Tercera Personalidad de Cristo

La tercera personalidad de Cristo fue conocida en su época como Pablo y era una de las tres personalidades que forman la Entidad de Cristo. Era una persona que poseía un poder y una energía superiores y grandes habilidades como organizador. Sin embargo, fueron los errores que cometió, sin proponérselo, los que perpetuaron peligrosas distorsiones en el Cristianismo. La misión encomendada a Pablo fue la de establecer una estructura de ideas y no de regulaciones; una estructura de hombres y no de grupos. Ahí estuvo su equivocación. Por esa razón regresará en nuestro futuro como la personalidad de Cristo.
Las características de Pablo parecían muy diferentes del Cristo histórico. Se convirtió al Cristianismo en una experiencia personal muy intensa, un hecho que significaba imprimir en él aspectos personales y no organizacionales.
Todas las personalidades tienen libre albedrío y enfrentan sus propios retos. Fue lo que hizo Pablo. Las “distorsiones” organizacionales en las que incurrió eran quizá necesarias por la manera como se entendían los eventos en aquella estructura histórica. En esa época, cumplieron un propósito, pero su regreso tiene como finalidad destruir esas distorsiones.
Pablo no creó esas distorsiones porque quiso, impulsándolas hacia la realidad histórica. Lo hizo porque se vio forzado a admitir ciertos hechos: en ese mundo, en esa época, era necesario el poder terrenal para sostener las ideas Cristianas en medio de innumerables teorías y religiones y en medio de guerras entre grupos humanos. Su misión era formar una estructura física, aunque sabía y temía que esa estructura podría estrangular las ideas, pero no veía otra manera.
Pablo intentó negar quién realmente era hasta el momento de la conversión. De forma alegórica, representaba la facción guerrera del ser que lucha contra su propio conocimiento y que a la vez intenta orientarse hacia la realidad física. Fue de un extremo al otro, primero en contra de Cristo y luego a su favor. Intentó ocultar la vehemencia y el fuego interior que siempre estuvieron presentes.
Pablo fue la personalidad que debió actuar y manipular en la realidad física, por lo que las características correspondientes eran muy fuertes en él. Cuando el Cristo histórico “murió”, a Pablo le tocó implementar las ideas espirituales en términos físicos para realizarlas. Al hacerlo, sembró las semillas de una organización que las desvirtuaría.
Cristo y Juan cumplieron su misión y quedaron satisfechos por lo que habían hecho. Solo Pablo no quedó satisfecho y es alrededor de esta personalidad que se formará la del futuro Cristo.
La Entidad de la cual forman parte estas tres personalidades, la Entidad de Cristo, conocía todos estos hechos. Las tres personalidades terrenales no estaban tan enteradas, pero en períodos de trance y exaltación se enteraron de gran parte de los hechos.
En el Siglo XXI se presentarán importantes cambios en la naturaleza interior del hombre. Se liberará de muchas limitaciones que han impedido su progreso espiritual. Se iniciará una nueva era. No tendremos un cielo en la tierra, pero sí un mundo más sano y más justo. Un mundo en donde el hombre tendrá el conocimiento para una mejor relación con el planeta y una mayor libertad en relación al tiempo. Aprenderá a comunicarse directamente con Dios y no por medio de estructuras temporales.

1 comentario:

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