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jueves, 12 de julio de 2007

La Otra Historia de Cristo

En su época, existieron Cristos probables y personajes que se autoproclamaron El Mesías. En ese mismo territorio, aparecieron cierto número de hombres que respondían al clima psíquico del momento, hombres que sintieron la atracción y la responsabilidad del héroe religioso.
Algunos de ellos estaban demasiado impregnados y atormentados por el fervor del momento, lo que les impidió sobresalir. La cultura de la época los utilizó. Ellos no pudieron emplear las distintas culturas como campo propicio para las nuevas ideas. Se perdieron en la historia de los tiempos.
Algunos de ellos siguieron el mismo patrón tomado por Cristo, ejecutaron algunos eventos psíquicos y curaciones, tuvieron su grupo de seguidores, pero no fueron capaces de enfocar la atención psíquica que era necesaria.
La historia de Cristo tiene que verse desde el enfoque de las probabilidades, pues fueron muchos los individuos involucrados con esa personalidad y muchas las versiones que han llegado a nuestro tiempo. Se presentaron hechos físicos y hechos psíquicos, en la historia que conocemos. Unos ocurrieron realmente en el mundo físico y otros no. Se presentaron eventos psíquicos que también influyeron en esa historia.
Veamos una versión probable de la historia de Cristo:
Cristo, el Cristo Histórico, no fue crucificado. El no tenía la intención de morir de esa manera. Sin embargo, un grupo de sus seguidores creía que él debía cumplir las profecías y dentro de ellas estaba la crucifixión. Existió una conspiración, en la cual Cristo no tomó parte y en la cual Judas representó un papel. Era necesario convertir a Cristo en un mártir. Seleccionaron un hombre drogado, de ahí la necesidad de ayudarlo a cargar la cruz, y se le dijo que el era Cristo. Era uno de tantos alucinados de la época, que creyó que él y no el Cristo Histórico, era quién debía cumplir con las profecías. María asistió al calvario por compasión con el hombre que creía ser su hijo. El grupo responsable de la conspiración quería hacer aparecer a una parte de los judíos como los causantes de la crucifixión y nunca se imaginaron que todo el pueblo judío sería culpado.
Se encontró la tumba vacía, porque este mismo grupo sacó el cuerpo. María Magdalena vio a Cristo inmediatamente después. Como era un gran psíquico, hizo aparecer las heridas en su propio cuerpo. Se apareció también a sus seguidores, físicamente y también en el estado fuera del cuerpo. Intentó explicarles lo que había sucedido y cual era su posición, pero quienes no estaban al tanto de la conspiración no lo entendieron e interpretaron mal sus afirmaciones.
Pedro lo negó tres veces, diciendo que no lo conocía, porque se dio cuenta que la persona involucrada no era su maestro. Judas sabía de la conspiración, temía que Cristo fuera capturado y se encargó de señalar a las autoridades al hombre conocido como un autoproclamado Mesías, para salvar la vida de su maestro.
Simbólicamente, la idea de la crucifixión incorporaba dilemas y significados de la mente humana, por lo que se convirtió en una realidad mucho más grande que los eventos reales que ocurrieron en ese tiempo. Sólo las personas alucinadas encuentran necesario el auto sacrificio. Solo las personas apegadas a ideas de crimen y castigo podrían estar atraídas a este tipo de drama religioso, encontrando en él ecos profundos de sus propios sentimientos subjetivos.
Cristo sabía en forma clarividente que estos eventos ocurrirían y de los dramas probables que resultarían. El hombre involucrado no pudo ser convencido de su decisión subjetiva. El debía sacrificarse para hacer realidad las viejas profecías judías.

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