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sábado, 20 de noviembre de 2010

La Realidad Desconocida 4

Bajo ciertas condiciones, por lo tanto, el cuerpo puede mantenerse a si mismo mientras la “conciencia principal” está lejos de él. La conciencia del cuerpo es bastante capaz, entonces, de proporcionar el equilibrio general. A ciertos niveles del estado del sueño esto de hecho ocurre. En el sonambulismo el cuerpo está activo, pero la conciencia principal no está “despierta.” Ella no está manipulando el cuerpo. La conciencia principal está en otra parte. Bajo tales condiciones, el cuerpo puede ejecutar tareas y con frecuencia maniobrar con un increíble sentido de equilibrio. Esta finura insinúa habilidades físicas no utilizadas ordinariamente. La conciencia principal, por sus creencias, con frecuencia obstaculiza tal manipulabilidad en la vida de vigilia normal.
Miremos por un momento la conciencia del cuerpo.
Ella está equipada, como lo está un animal, para desempeñarse hermosamente en su entorno. La llamarías sin sentido, ya que parecería no razonar. Para el solo propósito de esta discusión, imagina un cuerpo con una conciencia del cuerpo operando completamente, no enferma por alguna razón o por defectos de nacimiento, pero una sin la conciencia predominante dirigida por el ego que tienes. Ha habido especies de tal
naturaleza. En tus términos, ellos parecerían ser como sonámbulos, y sin embargo sus habilidades físicas sobrepasarían las tuyas. Ellos eran en realidad tan ágiles como los animales – y no eran inconscientes. Ellos simplemente se entendían con un tipo diferente de conocimiento.
En tus términos, ellos no tenían un propósito general, y sin embargo su propósito era simplemente ser. Sus puntos de conciencia principales estaban en otra parte, en otro tipo de realidad, mientras sus manifestaciones físicas estaban separadas. Sus enfoques de conciencia principales eran escasamente conscientes de los cuerpos que habían creado. Sin embargo, aun esos cuerpos aprendieron “a través de la experiencia,” y empezaron a “despertar” para volverse conscientes de ellos mismos, empezaron a descubrir el tiempo, o crearlo.
Los sonámbulos, como los llamaremos, no estaban dormidos para ellos mismos, y parecerían así solamente desde tu punto de vista. Hubo varias de tales razas de seres humanos. Su experiencia principal estaba fuera del cuerpo. La existencia física corporal era un efecto secundario. Para ellos lo real era la vida del sueño, que contenía el más alto estimulo, la experiencia más enfocada, el propósito más mantenido, la actividad más significativa, el comportamiento social y cultural más organizado. Ahora bien, esta es la otra cara de tu propia experiencia, por así decirlo. Tales razas dejaron la tierra física como la encontraron. La actividad principal, entonces, implicaba la conciencia separada del cuerpo. En tus términos, la cultura física era rudimentaria.
Ahora bien, el organismo físico como tal es competente en ese tipo de sistema de realidad. No es mejor o peor que el tuyo. Es simplemente un comportamiento alterno, biológica y espiritualmente posible. No se establecieron sistemas de transporte físico complicados. En el estado físico, en lo que llamarías el estado de vigilia, estos individuos dormían. Para ti, hablando comparativamente, las actividades de vigilia parecerían como sueño, y sin embargo ellos se comportaban con una gran gracia física natural, permitiéndole al cuerpo funcionar a capacidad. Ellos no lo cargaban con creencias negativas de enfermedad o limitación. Tales cuerpos no envejecían hasta el grado en que tu cuerpo lo hace ahora, y disfrutaban la más grande facilidad y sentido de pertenencia con el entorno.
La conciencia conectada con la carne, entonces, tiene gran libertad de acción espiritualmente y biológicamente, y ella misma puede enfocarse de muchas maneras con y a través de la carne, además de tu propia orientación particular. Han existido civilizaciones altamente sofisticadas y desarrolladas que no serian evidentes para ti porque su principal orientación era mental o psíquica, mientras la raza física misma parecería ser sumamente subdesarrollada.
En algunos de sus sueños privados, muchos de mis lectores habrán descubierto una realidad casi tan vívida como la normal, y algunas veces más. Estas experiencias te pueden dar un vago indicio del tipo de existencia de la que estoy hablando. También hay aparatos físicos conectados con las habilidades de hibernación de algunos animales que pueden dar indicaciones adicionales en cuanto a las posibles relaciones de la conciencia con el cuerpo. Bajo ciertas condiciones, por ejemplo, la conciencia puede dejar el mecanismo corporal mientras él permanece intacto – funcionando, pero a un nivel de mantenimiento. Cuando regresan las condiciones óptimas, entonces la conciencia reactiva el cuerpo. Tal comportamiento es posible no solamente con los animales. En sistemas diferentes al tuyo, hay realidades en las que los organismos físicos son activados después de lo que te parecerían ser siglos de inactividad – de nuevo, cuando las condiciones son las correctas. Hasta cierto punto, tus propios ciclos de vida y muerte son simplemente otros aspectos del principio de hibernación tal como lo entiendes. Tu propia conciencia deja el cuerpo casi de la misma manera que los mensajes saltan de las terminales nerviosas. La conciencia no es destruida en el entretanto.
Ahora bien, en el caso de un animal que hiberna, el cuerpo está en el mismo estado. Pero en la hibernación más grande de tu propia experiencia, el cuerpo como un todo se vuelve inoperable. Las células dentro de ti obviamente mueren constantemente. El cuerpo que tienes ahora no es el que tenías hace diez años; su composición física ha muerto completamente muchas veces desde tu nacimiento, pero, nuevamente, tu conciencia llena las brechas. Ellas podrían ser aceptadas en cambio, caso en el cual te parecería que eras, digamos, un ser reencarnado a los 7 anos, o a los 14 o a los 21. La particular secuencia de tu propia conciencia sigue adelante, sin embargo. En términos básicos, el cuerpo muere con frecuencia, y tan seguramente como piensas que muere una vez en la muerte que reconoces. En numerosas ocasiones se separa, pero tu conciencia pasa por encima de esas “muertes.” No las percibes. La materia de tu cuerpo literalmente cae a la tierra muchas veces, así como piensas que lo hace solamente al “final de tu vida.”
De nuevo, tu propia conciencia triunfantemente cabalga sobre esas muertes que no reconoces como tales. En tu existencia tridimensional escogida, sin embargo, y en esos términos, tu conciencia finalmente reconoce una muerte. Desde el exterior es casi imposible señalar esa intersección de la conciencia y de su aparente separación del cuerpo. Hay un tiempo cuando tú, como una conciencia, decides que la muerte ocurrirá, cuando, en tus términos, ya no cubres la brecha de las muertes minúsculas no aceptadas.

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