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jueves, 28 de mayo de 2009

Sugestión, Telepatía y Agrupación de Creencias 4

Las creencias fundamentales son aquellas sobre las cuales construyes tu vida. Estás enterado conscientemente de ellas, aunque con frecuencia no enfocas tu atención sobre ellas. Se vuelven invisibles, por consiguiente, a menos que llegues a enterarte del contenido de tu mente consciente.

Para enterarte de tus propias ideas y creencias debes caminar en medio de ellas sin anteojeras, hablando simbólicamente. Debes mirar a través de las estructuras que tú mismo has creado, las ideas organizadas sobre las cuales has agrupado tu experiencia.

Para ver claramente dentro de tu propia mente, primero que todo debes desestructurar tus pensamientos, seguirlos sin juzgarlos y sin compararlos con la estructura de tus creencias.

Las creencias estructuradas recogen y mantienen tu experiencia, empacándola, por así decirlo. Así, cuando observas una determinada experiencia que se parece a otra, la pones dentro del mismo paquete estructurado, a menudo sin examen. Tales creencias pueden tener sorpresas. Cuando levantas la cubierta de una, puedes encontrar que ella ha servido para esconder allí información valiosa que no le pertenece. Una agrupación artificial de ideas, como las flores de papel, puede recogerse alrededor de una creencia fundamental estándar.

La creencia fundamental, por su intensidad y por sus hábitos, con frecuencia tiende a atraer hacia sí misma otras creencias de naturaleza semejante. Ellas se colgarán. Si no estás acostumbrado a examinar tu propia mente, puedes permitir que crecimientos separados de este tipo se formen alrededor de una creencia, hasta el punto en que no puedes distinguir la una de la otra. Esto puede desarrollarse tanto, que toda tu experiencia se ve solamente en relación con esta idea-crecimiento. La información que parece no estar relacionada con esta creencia fundamental, no es asimilada, sino arrojada a las esquinas de tu propia mente, sin utilizarla, y se te niega el valor de la información.

Partes separadas de tu mente pueden contener tales cámaras de material inactivo. Esta información no será parte de la estructura organizada de tus pensamientos usuales. Aunque la información está disponible conscientemente, puedes estar relativamente ciego a ella.

Usualmente, cuando miras dentro de tu mente consciente, lo haces por una razón en particular, para encontrar alguna información. Pero si te has enseñado a ti mismo a creer que tal información no está disponible conscientemente, no se te ocurrirá encontrarla en tu mente consciente. Si además tu información consciente está organizada fuertemente alrededor de una creencia fundamental, esto automáticamente te hará ciego a la experiencia que no está conectada con ella.

Una creencia fundamental es invisible solamente cuando piensas de ella como un hecho de la vida, y no como una creencia acerca de la vida. Solo cuando te identificas con ella tan completamente, es que automáticamente enfocas tus percepciones según esa línea especifica.

Por ejemplo, ésta es aparentemente una muy inocente creencia fundamental: “Soy un padre responsable”.

En la superficie, no hay nada malo con esta creencia. Si la tienes y no la examinas, sin embargo, puedes encontrar que la palabra “responsable” está muy cargada y recoge otras ideas que igualmente no han sido examinadas por ti. ¿Cuál es tu idea de ser responsable? De acuerdo con tu respuesta, puedes descubrir si la creencia fundamental funciona para tu beneficio o no.

Si responsable significa, “Debo ser un padre las veinticuatro horas del día, con exclusión de todo lo demás”, entonces puedes estar en dificultades, ya que la creencia fundamental puede impedirte utilizar otras habilidades que existen muy aparte de tu calidad de padre.

Puedes empezar a percibir toda la información física a través de los ojos de esa sola creencia fundamental. No mirarás ya más la realidad física con el asombro de un niño, o con la curiosidad no estructurada de un individuo, sino siempre a través de los ojos de un padre. Así tú mismo te cerrarás a mucha de la experiencia física.

Telepáticamente, también atraerás información inconsciente que se ajusta a este patrón rígido, de acuerdo con la fortaleza y testarudez de esta idea, y si estás o no dispuesto a entenderte con ella. Puedes estrechar más aun tu vida, con toda la información de cualquier tipo volviéndose finalmente invisible para ti, a menos que tenga que ver con tu realidad de padre.

La creencia fundamental dada anteriormente es de un tipo. Tienes unas asunciones básicas que también son creencias fundamentales. Para ti parecen ser definiciones. Son una parte tan tuya que las das por sentadas. Tu idea del tiempo es una.

Puedes gozar manipulando pensamientos sobre el tiempo en tu mente. Te puedes encontrar pensando que el tiempo es básicamente diferente de tu experiencia con él, pero, fundamentalmente, pensando que existes en las horas y los años, que las semanas te llegan una a la vez, y que estás atrapado en la avalancha de las estaciones.

Naturalmente, tu experiencia física refuerza esta creencia. Por consiguiente, estructuras tu percepción en términos de los lapsos que parecen suceder entre los eventos. Esto, en sí mismo, te obliga a concentrar tu atención en una sola dirección, y te disuade de percibir de otros modos los eventos en tu vida.

Ocasionalmente puedes emplear asociación de ideas, con un pensamiento conduciendo fácilmente a otro. Cuando haces esto, con frecuencia percibes nuevas visiones. Como las visiones se apartan de la continuidad del tiempo, en tu mente ellas parecen tomar una nueva vitalidad. Tú las has desestructurado de la organización normal.

A medida que las aprehendes por medio de la asociación, te acercas mucho a examinar el contenido de tu mente en una forma libre. Pero si omites el concepto del tiempo y visualizas el contenido consciente de tu mente a través de otras ideas fundamentales, todavía estás estructurando. No estoy diciendo que nunca deberías organizar esos contenidos. Estoy diciendo que deberías llegar a enterarte de tus propias estructuras. Debes construirlas o derribarlas, pero no permitirte volverte ciego al mobiliario de tu propia mente.

Te puedes tropezar tan fácilmente con una idea equivocada, como lo puedes hacer con una silla vieja. Te ayudará, de hecho, si piensas de tus propias creencias como mobiliario que debe ser reorganizado, cambiado, renovado, o completamente descartado o reemplazado. Tus ideas son tuyas. Ellas no deberían controlarte. Es cosa tuya aceptar aquellas que escoges aceptar.

Imagínate entonces reorganizando este mobiliario. Las imágenes de piezas en particular te llegaran claramente. Pregúntate qué ideas representan estas piezas. Observa que tan bien se acomodan las mesas. Abre los cajones adentro.

No será misterio. Tu sabes cuales son tus propias creencias. Verás las agrupaciones, pero es cosa tuya mirar adentro de tu propia mente y utilizar las imágenes a tu manera. Bota las ideas que no te convienen. Si lees esto, encuentra tal idea en ti mismo y enseguida dices, “No puedo botar esta idea”, entonces te das cuenta que tu observación interior es en sí misma una creencia. En realidad puedes botar la idea, la segunda, tan fácilmente como la primera.

No eres impotente ante las ideas. Utilizando esta analogía, ciertamente encontrarás algún mobiliario que no esperabas. No mires simplemente en el centro de tu cuarto interior de la conciencia; asegúrate que estás alerta contra cierta invisibilidad mencionada anteriormente, en donde una idea, muy disponible, parece ser en cambio una parte de la realidad.

La estructuración de las creencias se hace de una manera muy característica y sin embargo muy individual, de tal manera que encontrarás patrones que existen entre varias agrupaciones y te pueden conducir a otras.

La idea de ser un padre responsable, por ejemplo, te puede llevar fácilmente a otras estructuras psíquicas que involucran responsabilidad, de tal manera que la información se acepta en su propio valor. Puedes aun pensar que es equivocado mirar cualquier situación que no sea a través de tu estatus de padre.

La creencia en la culpa, por consiguiente, seria una estructura cementada que juntaría otras creencias fundamentales similares, y le agregaría a su fortaleza. Debes comprender que éstas no son simplemente ideas muertas, como deshechos, dentro de tu mente. Ellas son materia psíquica. En cierto sentido, están vivas. Se agrupan como las células, protegiendo su propia vitalidad e identidad.

Tú las alimentas, hablando figurativamente, con ideas semejantes. Cuando examinas una de tales creencias, obviamente amenazas la integridad de la estructura; y así hay formas de insertar nuevos soportes, por así decirlo, métodos que te ayudan. La totalidad de la creencia fundamental no necesita caer sobre ti, a medida que examinas su base.

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