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miércoles, 1 de abril de 2009

El Mensaje del Maestro 108

El Significado de la Religión
Hay realizaciones internas siempre presentes dentro del ser total. Hay comprensión del significado de toda existencia dentro de cada personalidad. El conocimiento de la existencia multidimensional está no solamente en el trasfondo de tu actividad consciente actual, sino que cada hombre sabe dentro de sí mismo que su vida consciente depende de una más grande dimensión de realidad. Esta más grande dimensión no puede ser materializada en un sistema tridimensional y, sin embargo, el conocimiento de esta más grande dimensión se desborda desde lo más íntimo del corazón del ser y es proyectado al exterior, trasformando todo lo que toca.
Este desbordamiento llena ciertos elementos del mundo físico con una brillantez e intensidad que sobrepasa de lejos lo usualmente conocido. Aquellos tocados por ella son trasformados, en tus términos, en algo más de lo que eran. Este conocimiento interior intenta encontrar un lugar para sí mismo dentro del panorama físico y traducirse él mismo a términos físicos. Cada hombre posee este conocimiento interior dentro de sí mismo y de una u otra manera busca la confirmación de él en el mundo.
El mundo exterior es una reflexión del mundo interior, aunque lejos de ser perfecta. El conocimiento interior puede compararse con un libro acerca de la tierra natal que el viajero lleva consigo a un país extraño. Cada hombre nace con el anhelo de hacer reales estas verdades para él mismo, aunque ve una gran diferencia entre ellas y el entorno en el cual vive.
Un drama interior es llevado a cabo por cada individuo, un drama psíquico que es proyectado finalmente al exterior con gran fuerza sobre el campo de la historia. El nacimiento de los grandes eventos religiosos surge del drama religioso interior. El drama mismo es un fenómeno psicológico en cierta manera, ya que cada ser orientado físicamente se siente empujado solo dentro de un entorno extraño, sin conocer sus orígenes o su destino, y aun sin conocer la razón para su propia existencia.
Este es el dilema del ego, particularmente en sus primeras etapas. Mira al exterior buscando respuestas, porque ésta es su naturaleza: manipular dentro de la realidad física. Sin embargo, siente también una profunda y permanente conexión que no comprende con otras partes del ser que no están bajo su dominio. También está consciente de que este ser interior posee conocimiento sobre el cual se basa su propia existencia.
A medida que crece, en tus términos, mira al exterior buscando confirmación de este conocimiento interior. El ser interior respalda al ego con su apoyo. Forma sus verdades en información orientada físicamente, con la que el ego se pueda entender. Entonces la proyecta al exterior dentro del área de la realidad física. Viendo estas verdades así materializadas, el ego encuentra entonces más fácil aceptarlas.
Así con frecuencia te entiendes con eventos en los cuales los hombres son tocados por una gran iluminación, aislados de las masas de la humanidad y dotados con grandes poderes. Encuentras periodos de la historia que parecen innaturalmente brillantes, en contraste con otros; profetas, genios y reyes que se muestran en proporciones más que humanas.
Estas personas son escogidas por otras para manifestar exteriormente las verdades internas que todos conocen intuitivamente. Hay muchos niveles de significación aquí. Por otra parte, tales individuos reciben sus habilidades y poder no terrenales de sus compañeros, conteniéndolos y exhibiéndolos en el mundo físico para que todos los vean. Juegan la parte del bendito ser interior que realmente no puede operar dentro de la realidad física desenmascarado por la carne. Esta energía, sin embargo, es una proyección bastante valida del ser interior.
La personalidad tocada así por ella, realmente se convierte, en ciertos términos, en lo que ella parece ser. Surgirá como un héroe eterno en el drama religioso externo, así como el ser interior es el héroe eterno del drama religioso interior.
Esta proyección mística es una actividad continua. Cuando la fortaleza de una gran religión empieza a disminuir y sus efectos físicos crecen menos, el drama interno empieza una vez más a acelerarse. Las más altas aspiraciones humanas serán proyectas sobre la historia física. Los dramas mismos serán diferentes. Es necesario recordar que primero son construidos internamente.
Los dramas se formarán para grabar las condiciones del mundo en un momento determinado y por lo tanto están expresados en símbolos y eventos que harán la mayor impresión sobre la población. Esto se hace muy astutamente, ya que el ser interior sabe exactamente lo que impresionará al ego y que tipo de personalidades serán las más capaces de personificar el mensaje en un tiempo determinado. Cuando tal personalidad aparece en la historia, ella es intuitivamente reconocida, ya que la manera ha sido establecida hace tiempo, y en muchos casos las profecías han anunciado que tal llegada ya se ha dado.
Los individuos así escogidos no solamente aparecen entre la gente. No son escogidos al azar. Son individuos que han tomado sobre sí mismos la responsabilidad para este rol. Después de su nacimiento, son conscientes en diferentes grados de su destino y ciertas experiencias desencadenantes pueden a veces hacer surgir la memoria plena.
Sirven muy claramente como representantes humanos de Todo Lo Que Existe. Como cada individuo es una parte de Todo Lo Que Existe, hasta cierto grado, cada individuo hace el mismo rol. Sin embargo, en tal drama religioso la personalidad principal está mucho más consciente de su conocimiento interior, está más enterada de sus habilidades, está mucho más capacitada para utilizarlas y está alborozadamente familiarizada con su relación a la totalidad de la vida.

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