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jueves, 23 de abril de 2009

La Manufactura de la Realidad Personal 1

La experiencia es el producto de la mente, del espíritu, de los pensamientos y sentimientos conscientes y de los pensamientos y sentimientos inconscientes. Estos conjuntamente forman la realidad que conoces. Difícilmente estás a merced de una realidad que existe aparte de ti mismo, o que es arrojada sobre ti. Estás tan íntimamente conectado con los eventos físicos que componen tu experiencia de vida, que a menudo no puedes distinguir entre las aparentes ocurrencias materiales y los pensamientos, expectativas y deseos que les dan nacimiento.
Si hay características negativas presentes en tus pensamientos más íntimos, si estos realmente forman barreras entre tu y una vida más plena, con frecuencia aun miras a través de las barreras, no viéndolas. Hasta que sean reconocidas, ellas serán impedimentos. Aun los obstáculos tienen una razón de ser. Si ellos son los tuyos, entonces es cosa tuya reconocerlos y descubrir las circunstancias detrás de su existencia.
Tus pensamientos conscientes pueden ser grandes claves en el descubrimiento de tales obstrucciones. No estás ni de cerca tan familiarizado con tus propios pensamientos como podrías imaginar. Ellos pueden escapar de ti como agua a través de tus dedos, llevando con ellos nutrientes vitales que se esparcen a través del panorama de tu psique, y muy a menudo llevando todos lodo y barro que taponan los canales de la experiencia y la creatividad.
Un examen de tus pensamientos conscientes te dirá mucho del estado de tu mente interior, de tus intenciones y expectativas, y a menudo te conducirá a una confrontación directa con los desafíos y problemas. Tus pensamientos, estudiados, te permitirán ver hacia donde vas. Ellos indican claramente la naturaleza de los eventos físicos. Lo que existe físicamente, existe primero en pensamiento y sentimiento. No hay otra norma.
Tienes la mente consciente por una buena razón. No estás a merced de tendencias inconscientes, a menos que conscientemente las consientas. Tus sentimientos y expectativas actuales siempre pueden ser utilizados para chequear tu progreso. Si no te gusta tu experiencia, debes entonces cambiar la naturaleza de tus pensamientos y expectativas conscientes. Debes alterar el tipo de mensajes que estás enviando por medio de tus pensamientos a tu propio cuerpo, a tus amigos y asociados.
Cada pensamiento tiene un resultado, en tus términos. El mismo tipo de pensamiento, repetido habitualmente, parecerá tener un efecto más o menos permanente. Si te agrada el efecto, rara vez examinas el pensamiento. Si te encuentras asaltado por dificultades físicas, sin embargo, empiezas a preguntarte que está mal.
Algunas veces culpas a otros, a tu propia trayectoria, o a una vida previa, si aceptas la reencarnación. Puedes hacer responsables a Dios o al diablo, o puedes simplemente decir, “Esa es la vida”, y aceptar la experiencia negativa como una parte necesaria de tu suerte.
Finalmente llegas a tener una media comprensión de la naturaleza de la realidad y lamentarte, “Creo que he causado estos malos efectos, pero yo mismo me encuentro incapacitado para reversarlos”.
Si este es el caso, a pesar de lo que te hayas dicho a ti mismo hasta ahora, todavía no crees que eres el creador de tu propia experiencia. Tan pronto como reconozcas este hecho, puedes empezar de inmediato a alterar aquellas condiciones que te causan consternación e insatisfacción.
Nadie te obliga a pensar de una manera en particular. En el pasado, puedes haber aprendido a considerar las cosas de manera pesimista. Puedes creer que el pesimismo es más realista que el optimismo. Puedes aun suponer, y muchos lo hacen, que la tristeza es ennoblecedora, que es un signo de profundo espiritualismo, una marca de separación, el necesario ropaje mental de santos y poetas. Nada puede estar más lejos de la verdad.
Toda conciencia tiene dentro de ella el profundo ímpetu permanente de utilizar sus habilidades plenamente, de expandir sus capacidades y de aventurarse gozosamente más allá de las aparentes barreras de su propia experiencia. La misma conciencia dentro de la molécula más pequeña grita contra cualquier idea de limitación. Anhela nuevas formas y experiencias. Aun los átomos buscan constantemente unirse a nuevas organizaciones de estructura y significado. Ellos lo hacen “instintivamente”.
El hombre ha sido dotado, y se ha dotado a sí mismo, con una mente consciente para dirigir la naturaleza, la figura y la forma de sus creaciones. Todas las aspiraciones profundas y las motivaciones inconscientes, todas las inclinaciones inexpresadas, se levantan para la aprobación o desaprobación de la mente consciente, y esperan su dirección.
Solamente cuando renuncia a sus funciones, ella misma se permite llegar a estar influenciada por experiencia “negativa”. Solamente cuando rehúsa su responsabilidad, ella finalmente se encuentra aparentemente a merced de eventos sobre los cuales parece no tener control.

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