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lunes, 5 de abril de 2010

Tu Psique del Sueño Está Despierta 1

Tú mismo te has hipnotizado de tal manera que te parece que hay una gran división entre la experiencia de vigilia y la experiencia del sueño. Sin embargo, caerás dormido esta noche y tendrás experiencias que olvidas, solo porque se te ha dicho que no puedes recordarlas. Muchas de las otras dimensiones de tu propia realidad aparecen claramente cuando estás durmiendo, sin embargo. Cuando duermes, olvidas todas las definiciones que has puesto sobre ti mismo y sobre tu propia existencia a través del adiestramiento. En el sueño, utilizas imágenes y lenguajes en su forma pura.
En el estado del sueño, los lenguajes y las imágenes están aliadas en una forma que parece extraña, solo porque has olvidado su gran alianza. Inicialmente, el lenguaje estaba destinado a expresar y liberar, no a definir y limitar. Así que cuando sueñas, las imágenes y el lenguaje con frecuencia se fusionan de tal manera que cada uno se convierte en una expresión del otro y cada uno satisface al otro. Las conexiones internas de cada uno son utilizadas prácticamente.
Cuando despiertas, tratas de oprimir el lenguaje de la psique en términos de definición. Imaginas que el lenguaje y las imágenes son dos cosas diferentes, así que tratas de “ponerlas juntas.” En el sueño, sin embargo, utilizas el antiguo lenguaje verdadero de tu ser.
Tu psique “del sueño” parece estar soñando, solo porque no reconoces como tuyo ese particular estado de conocimiento. La psique “del sueño” está realmente tan despierta como tú lo estás en la vida de vigilia normal. La organización en el estado de vigilia es diferente, sin embargo. Llegas al sueño desde un ángulo diferente, por así decirlo.
La calidad “fuera de centro” sentida en la actividad del sueño, los diferentes puntos de vista, las alteraciones de perspectiva, todo ello se puede sumar en un cuadro caótico cuando el estado del sueño se ve desde el estado de vigilia.
Hace siglos, en tus términos, las palabras y las imágenes tenían una relación más cercana – ahora algo empañada – y ésta más vieja relación aparece en el tejido del sueño. Podemos utilizar aquí el Inglés como ejemplo. La gran naturaleza descriptiva de los nombres, por ejemplo, te puede dar una indicación de la unidad de la imagen y la palabra, tal como aparecen en tus sueños. Alguna vez, al hombre que confeccionaba vestidos se le llamaba Sastre (Taylor). Al hombre que robaba se le llamaba “Robber”. Al hijo de este hombre se le llamaba “Robberson.” Cada lector puede pensar en muchos ejemplos.
Ahora bien, los nombres no son tan descriptivos. Tú puedes tener un sueño, sin embargo, en el que ves la tienda de un sastre. El sastre puede estar bailando o muriendo o casándose. Más tarde, en la vida de vigilia, puedes descubrir que un amigo tuyo, un Sr. Sastre, tiene una fiesta, o muere, o se casa, cualesquiera que sea el caso; y sin embargo nunca podrías conectar el sueño con el último evento, porque no comprendes la manera en que las palabras y las imágenes se pueden unir en los sueños.
Tu vida de vigilia es el resultado de un tipo de organización más precisa, mantenida competentemente y con claridad asombrosa. Mientras cada persona visualiza esa realidad desde un enfoque ligeramente diferente, ella todavía ocurre dentro de ciertos rangos o frecuencias. Tú la traes hacia un enfoque claro, casi de la misma manera como ajustas la imagen de la televisión; solo que en este caso, no solamente el sonido y las imágenes están sincronizadas, sino también fenómenos de una complejidad mucho mayor. Siguiendo esta analogía, todos ven imágenes de la realidad ligeramente diferentes, y cada uno sigue su propio programa – y sin embargo todos los “escenarios” son los mismos.
Cuando sueñas, sin embargo, hasta cierto punto estás experimentando la realidad desde un “escenario” totalmente diferente. Ahora bien, cuando tratas de ajustar el escenario del sueño, de la misma manera como lo harías con el de vigilia, terminas en imágenes estáticas y borrosas. El escenario mismo, sin embargo, es tan efectivo como el que utilizas cuando estás despierto, y tiene un rango mucho más grande. Puede introducir muchos programas. Cuando observas un programa corriente de televisión, quizá un sábado por la tarde, visualizas el programa como un observador. Permíteme dar un ejemplo.
Ruburt y Joseph ven con frecuencia las viejas repeticiones de “Viaje a las Estrellas” mientras comen su cena. Se sientan confortablemente en su sofá de la sala, con la comida sobre la mesa del café, rodeados por toda la parafernalia querida y hogareña que es familiar para tu sociedad.
Cuando se sientan, instalados confortablemente, observan dramas en los que explotan planetas, y otras inteligencias mundiales surgen para desafiar, o para ayudar, al intrépido capitán de la buena nave Enterprise y al audaz “Spock” - sin embargo, nada de esto amenaza a nuestros amigos, Ruburt y Joseph. Ellos se toman su café y se comen su postre.
Ahora bien, tu realidad normal de vigilia se puede comparar con un tipo de drama de televisión en el que participas directamente en todos los episodios presentados. Tú los creas, para empezar. Tú formas las aventuras privadas y conjuntas, y las traes a la experiencia utilizando el aparato físico – tu cuerpo – en una manera particular, sintonizándolo dentro de una área grande de programación en la que, sin embargo, hay muchas estaciones diferentes. En tus términos, las estaciones cobran vida. Tú eres el drama que experimentas, y todas las actividades parecen revolverse alrededor de ti. Tú también eres el perceptor.
En el estado del sueño, es como si tuvieras un aparato de televisión todavía diferente, que sin embargo está conectado con el tuyo. Utilizándolo, puedes percibir eventos, no solo desde tu propio punto de vista, sino desde otros enfoques. Utilizando ese aparato, puedes saltar de estación en estación, por así decirlo – no simplemente percibiendo, sino experimentando lo que está sucediendo en otros tiempos y otros lugares.

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