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jueves, 23 de octubre de 2008

El Mensaje del Maestro 28

El alma percibe toda experiencia directamente. La mayoría de las experiencias de las que te enteras vienen empacadas en un envoltorio físico, tomas el envoltorio por la experiencia misma y no piensas en mirar adentro. El mundo que conoces es una de las infinitas materializaciones que toma la conciencia y como tal es válido.
El alma, sin embargo, no necesita seguir las leyes y principios que son parte de la realidad física y no depende de la percepción física. Las percepciones del alma son de actos y eventos que son mentales, que yacen, por así decirlo, por debajo de los eventos físicos tal como los conoces. Las percepciones del alma no dependen del tiempo, porque el tiempo es un camuflaje físico y no aplica a la realidad no física.
Es difícil explicarte como funciona realmente la experiencia directa, ya que ella existe – un campo total de percepción - inocente de indicios tales como color, tamaño, peso y sensación, con los cuales tus percepciones físicas se han revestido.
Las palabras se utilizan para expresar una experiencia, pero obviamente ellas no son la experiencia que intentan describir. Tu experiencia subjetiva física está tan involucrada con la palabra-pensamiento, que es casi imposible que concibas una experiencia que no esté orientada hacia esa palabra-pensamiento.
Cada evento del que te enteras ya es una traducción de un evento interno, un evento psíquico o mental que es percibido por el alma directamente, pero traducido por las partes del ser orientadas físicamente en términos de sensaciones físicas.
No hace falta decir entonces que el alma no requiere un cuerpo físico para sus propósitos de percepción. Esa percepción no depende de los sentidos físicos. Esa experiencia continúa, bien sea que estés en esta vida o en otra. Los métodos básicos de percepción del alma también están operando dentro de ti ahora cuando lees estas palabras. Tu experiencia dentro del sistema físico depende de una forma física y de los sentidos físicos, porque estos interpretan la realidad y la traducen en información física. Algunas indicaciones de la experiencia directa del alma se pueden obtener desconectando momentáneamente los sentidos físicos, rehusando utilizarlos como perceptores y recurriendo a otros métodos. Tú haces esto, hasta cierto grado, en el estado del sueño, pero aun entonces en muchos sueños tiendes a traducir la experiencia en términos físicos alucinatorios. La mayoría de los sueños que recuerdas son de esta naturaleza.
A ciertas profundidades del sueño, las percepciones del alma operan sin obstáculos. Bebes de la pura fuente de la percepción. Te comunicas con las profundidades de tu propio ser y con la fuente de tu creatividad. Estas experiencias, no siendo traducidas físicamente, no permanecen en la mañana y no las recuerdas como sueños. Sin embargo, esa misma noche se pueden formar sueños con base en la información obtenida en lo que llamaremos “experiencia en profundidad”. Estos sueños no serán exactas o cercanas traducciones de la experiencia, sino más bien de la naturaleza de parábolas del sueño, algo totalmente diferente.
Este particular nivel de experiencia que ocurre en el estado del sueño, aun no ha sido señalado por tus científicos. Durante él se genera energía que hace posible el estado del sueño mismo. Es verdad que los sueños le permiten al ser orientado físicamente digerir la experiencia corriente, pero también es verdad que la experiencia es entonces regresada a sus componentes iniciales y se separa, por así decirlo. Partes de ella son retenidas como información sensorial física “pasada”, pero la totalidad de la experiencia regresa a su estado directo inicial. Existirá entonces “eternamente” apartada del ropaje físico que necesitas para comprenderla. La existencia física es una forma que el alma escoge para experimentar su propia realidad. En otras palabras, el alma ha creado un mundo para que tú lo habites y lo cambies, se trata de una completa esfera de actividad en la que nuevos desarrollos y nuevas formas de conciencia puedan surgir. En cierta forma, continuamente creas tu alma, de la misma manera como ella continuamente te crea.

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