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miércoles, 15 de octubre de 2008

El Mensaje del Maestro 24

Con los antecedentes que hemos ofrecido hasta ahora, podemos empezar a discutir el asunto más importante: La eterna validez del alma. Aun cuando hemos estado explorando otros asuntos, estaremos tratando de ilustrar el aspecto multidimensional del ser interior. Existen muchas concepciones equivocadas relacionados con él y trataremos de descartarlas.
Primero que todo, el alma no es algo que tú tienes. Es lo que eres. Acostumbro usar el término “entidad”, prefiriéndolo al término “alma”, simplemente porque aquellas concepciones equivocadas no están conectadas con la palabra “entidad” y sus connotaciones son menos religiosas en un sentido organizacional.
El problema está en que muy frecuentemente consideras el alma o entidad como una “cosa” terminada y estática que te pertenece, pero que no eres tú. El alma o entidad, en otras palabras, tu más intima y poderosa identidad interior, está y debe estar por siempre cambiando. Por lo tanto, no es algo como una valiosa reliquia. Está viva, es sensible y curiosa. Ella forma la carne y el mundo que conoces y está en un estado de “llegar a ser”.
En la realidad tridimensional en la que tu ego tiene su enfoque principal, “llegar a ser” presupone una llegada, un destino, un final, para aquello que ha estado en un estado de “llegar a ser”. Sin embargo, el alma o entidad tiene su existencia, básicamente, en otras dimensiones. La realización no depende de llegadas a algunos puntos, espirituales o de otro tipo.
El alma o entidad siempre está en un estado de flujo, aprendizaje y desarrollo, que tiene que ver más con una experiencia subjetiva que con el tiempo o el espacio. Esto no es tan misterioso como suena. Tú estás jugando un juego en el que el ser consciente del ego pretende no saber lo que el ser total definitivamente sabe. Puesto que el ego es definitivamente una parte del ser total, debe necesariamente estar enterado de tal conocimiento. Sin embargo, en su enfoque intenso de la realidad física pretende no saber, hasta que se sienta en capacidad de utilizar la información en términos físicos.
Tú tienes acceso al ser interior. Difícilmente estás aislado de tu propia alma o entidad. El ego prefiere considerarse el capitán al timón, por así decirlo, puesto que es el ego el que más directamente se entiende con los mares tumultuosos de la realidad física y no quiere ser distraído de su tarea.
Siempre existen canales, psicológicos y psíquicos, enviando y recibiendo comunicaciones a través de los diferentes niveles del ser y el ego acepta sin cuestionar la información y los datos necesarios provenientes de las partes internas de su personalidad. Su posición en realidad depende en gran medida de la aceptación incondicional de la información interna. En otras palabras, el ego, el ser “exterior” que tú concibes como tú mismo, esa parte tuya, mantiene su seguridad y su aparente comando precisamente porque las capas internas de tu propia personalidad lo sostienen, mantienen en operación el cuerpo físico y mantienen comunicaciones con los estímulos multitudinarios que provienen tanto de las condiciones externas como de las internas. El alma o entidad no es disminuida sino expandida a través de las reencarnaciones, a través de la existencia y la experiencia en realidades probables, algo que explicaremos más tarde.
Es solamente porque tienes una concepción muy limitada de tu propia entidad por lo que insistes en que es casi estéril en su singularidad. Existen millones de células dentro de tu cuerpo, llamas a tu cuerpo una unidad y la consideras propia. Tú formas tu cuerpo desde adentro hacia afuera y aun así lo formas de sustancia viviente y cada pequeña partícula tiene su propia conciencia viviente. Existen acumulaciones de materia y en este respecto hay acumulaciones de conciencias, cada una individual, con su propio destino, habilidades y potenciales. No existen limitaciones para tu propia entidad y por lo tanto como podría tu entidad o alma tener limites, si los limites la encierran y le niegan su libertad.
Con frecuencia parece que se piensa del alma como si fuera una piedra preciosa que finalmente es presentada como un regalo a Dios, o es considerada como algunas mujeres acostumbran considerar su virginidad, como algo sumamente precioso que se debe perder, pérdida que significa un precioso regalo para quien lo recibe.
En muchas filosofías se tiene la idea del alma siendo devuelta a su dador primitivo, o siendo disuelta en un estado nebuloso en alguna parte entre el ser y no ser. El alma es, primero que todo, totalmente creativa. Se la puede discutir desde muchos puntos de vista. Hasta cierto grado, se pueden dar sus características y en realidad tú podrías encontrar por ti mismo esas características si tuvieras la suficiente motivación y si ésta fuera tu principal preocupación. El alma o entidad es en sí misma la unidad de conciencia más motivada, más energética y más potente conocida en el universo.
El alma o entidad es energía concentrada hasta un grado bastante increíble para ti. Contiene potenciales ilimitados, pero debe elaborar su propia identidad y formar sus propios mundos. Lleva dentro de sí la carga del ser total. Dentro de ella existen potenciales de personalidad más allá de tu comprensión. Debes recordar que estamos hablando de tu propia alma o entidad, como también del alma o entidad en general. Tú eres una manifestación de tu propia alma. ¿Quieres limitar tu realidad, tu realidad total, a la experiencia que ahora conoces? Esto es lo que haces cuando imaginas que tu ser actual es tu personalidad total, o cuando insistes en que tu identidad debe mantenerse sin cambio a través de una eternidad infinita.
Esa eternidad estaría muerta en realidad. En muchas formas, el alma es un dios incipiente. Hablaremos más adelante del “concepto de dios”. Por ahora, solo nos ocuparemos de la entidad o alma, el ser más grande que susurra aun ahora en los recesos ocultos de tu experiencia. Espero poder asegurarte no solo la eterna validez de tu alma o entidad, sino ayudarte a sentir su realidad vital dentro de ti mismo. Primero que todo, debes tener una idea de tu propia estructura psicológica y psíquica. Cuando entiendas hasta cierto grado quien y qué eres, podré entonces explicarte más claramente quien y que soy yo. Espero hacerte conocer aquellos aspectos profundamente creativos de tu propio ser, de tal manera que los puedas utilizar para extender y expandir tu experiencia total.

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