Datos personales

domingo, 14 de octubre de 2007

Los Virus

No podríamos vivir sin los virus. Ni tampoco nuestra realidad biológica, tal como la concebimos ahora. Los virus parecen ser los “tipos malos” y, como regla general, pensamos en ellos discriminándolos separadamente como, por ejemplo, el virus de la viruela. Sin embargo, existen afiliaciones generales en las que toman parte los virus y con las que se mantienen delicados balances biológicos. Cada cuerpo contiene innumerables virus, que pueden ser mortales en un determinado momento y bajo ciertas condiciones. Los virus están activos o inactivos dentro del cuerpo, de acuerdo con su condición general. Los virus que son mortales en ciertos estados, no lo son en otros y, en estos últimos, reaccionan biológicamente de manera benéfica y contribuyen a la estabilidad del cuerpo propiciando algunos cambios necesarios en la actividad celular.
Los virus tienen una existencia social y cooperativa en el cuerpo. Sus efectos se vuelven mortales solamente bajo ciertas condiciones. Los virus deben ser activados para una actividad destructiva, y esto ocurre solamente cuando la persona involucrada está buscando decididamente su propia muerte, o una situación de crisis biológica.
En tales casos, el contagio inicial es siempre emocional y mental. Las condiciones sociales están generalmente involucradas. Un individuo que está en la parte más baja de su pobre entorno social, parece ser su víctima, o está en una situación en la que sus valores individuales, como miembro de la sociedad, están seriamente debilitados.
De la misma manera como un miembro de esa sociedad se tuerce, se sale de casillas, explota y comete actos antisociales, tal persona puede, en cambio, activar los virus y desbaratar su orden biológico y social, de tal manera que algunos de ellos se vuelven súbitamente mortales y quedan fuera de control. Las enfermedades resultantes son, por supuesto, infecciosas. En ese grado, son enfermedades sociales. No se trata tanto de que un virus se vuelva destructivo súbitamente, lo que es cierto, sino que la estructura cooperativa dentro de la cual están involucrados todos los virus se torna insegura y amenazante.
Los virus mutan y esto ocurre con frecuencia. Parece científico creer en las vacunas contra las enfermedades peligrosas, ya que, ciertamente, parecen funcionar. En la actualidad la gente no padece de viruela. Algunas culturas creyeron que las enfermedades eran causadas por los demonios. Los médicos brujos de la época, por medio de determinadas ceremonias, intentaban liberar el cuerpo de los demonios, y esos métodos también funcionaron. Su sistema de creencias era aceptado y solo empezó a fallar cuando esas sociedades encontraron la “visión civilizada”.
Si a los demonios les damos el nombre de “creencias negativas”, habremos dado un gran paso adelante. La gente continúa muriendo de enfermedades. Muchos de nuestros procedimientos científicos, incluidas las vacunas, por sí mismos, causan nuevas enfermedades. No ayuda mucho cuando un paciente vacunado contra la viruela y el polio, eventualmente muere de cáncer, como resultado de sus creencias negativas.
Lo que hemos dicho sobre los virus, también se aplica a toda la vida biológica. Los virus son “altamente inteligentes”, en el sentido de que reaccionan rápidamente al estímulo. Ellos responden a los estados emocionales. Son sociales. Su rango de vida varía considerablemente, y algunos pueden estar inactivos por siglos y revivir. Tienen patrones de memoria extensivos, impresos biológicamente. Algunos se pueden multiplicar por decenas de miles en segundos. En muchas formas, son la base de la vida biológica, pero solo nos enteramos de ellos cuando muestran su “cara mortal”.
No nos enteramos del ejército interior de virus dentro del cuerpo, que lo protegen constantemente. El huésped y el virus se necesitan mutuamente y ambos forman parte del mismo ciclo de la vida.

1 comentario:

Unknown dijo...

muy buena informacion en la pagina...
saludos!