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lunes, 22 de octubre de 2007

Cultos e Ideales

El experimento de la democracia ha sido heroico, osado e innovador. En términos históricos, tal como los entendemos, es la primera vez que un sistema ha considerado a todos los habitantes de un país como iguales ante la ley. Eso ha sido, y es, lo ideal. En términos prácticos, sin embargo, han existido desigualdades. Lo que ocurre en el mercado y en la sociedad, demuestra una gran divergencia con el ideal establecido.
En el pasado, y también en algunas partes del mundo ahora, muchas decisiones importantes no han sido tomadas por el individuo, sino por el estado, la religión, o la sociedad.
En los últimos cien años, en nuestra cultura, se han presentado varios hechos que llaman la atención: la exteriorización de la religión organizada, que se convirtió en una entidad social, en lugar de una entidad espiritual; y la conjunción de la ciencia con la tecnología y los intereses económicos. A cada individuo se le consideró igual con todos los demás. Los matrimonios ya no eran arreglados. Cada hombre, ya no necesitaba seguir los pasos vocacionales de su padre. Los adultos jóvenes se enfrentaron a muchas decisiones personales, que en otras culturas se hacían, más o menos, automáticamente. El desarrollo del transporte abrió los países en forma tal que ya un individuo no iba a quedar circunscrito a su pueblo o región natal. Todo esto significaba que la mente consciente del hombre estaba próxima a expandir sus fortalezas, sus habilidades y su alcance. El idealismo era desbordante.
Ese idealismo, sin embargo, se introdujo en los nubarrones del pensamiento freudiano y darviniano. Como podría un país ser gobernado eficientemente por individuos que eran producto de químicos fuera de control convertidos en imágenes, con una neurosis adquirida desde la niñez; hijos de una especie imperfecta, lanzada a la deriva por un cosmos sin un significado, en el que no se podía encontrar ningún sentido.
La religión organizada se sintió amenazada. Si no podía probar que el hombre tenía un alma, podía por lo menos ver la manera de que las necesidades del cuerpo se pudieran atender por medio de trabajo social adecuado, abandonando así muchos de los principios que podían haberla ayudado a su fortalecimiento. En lugar de esto, estableció trivialidades que equiparaban la limpieza con la virtud.
En la mente del público, poco importó si fue el diablo, o genes imperfectos, los que condenaron al individuo a una vida sobre la que parecía tener muy poco control.
Comenzó a sentirse impotente. Empezó a sentir que la acción social misma tenía muy poco valor, ya que si el mal era innato en el hombre, por la razón que fuera, entonces ¿en donde habría alguna esperanza?
Había alguna esperanza, al menos, buscando mejores condiciones de vida personales. Había alguna esperanza, olvidando las propias dudas, con cualquiera de las distracciones externas que se pudieran encontrar. El idealismo es obstinado y resistente y no importa cuantas veces parece morir, regresa en una forma diferente. Así que quienes sintieron que la religión les había fallado, miraron de nuevo a la ciencia que les prometía la más cercana aproximación al cielo en la tierra: producción masiva de mercancías, dos carros en cada garaje, pociones para cada enfermedad, solución a todos los problemas. Y al principio pareció que la ciencia alumbró, ya que el mundo cambió la luz de la vela por la luz eléctrica y la luz de neón, en un abrir y cerrar de ojos, y el hombre pudo viajar en horas, distancias para las que su padre, o su abuelo, necesitaban días o semanas.
Mientras la ciencia proporcionaba nuevas comodidades y conveniencias, muy pocas preguntas surgieron. No había duda de que las condiciones exteriores habían mejorado, pero el individuo no parecía ser más feliz. En ese momento, ya se tenía claro que los descubrimientos de la ciencia podían tener su lado oscuro. Las conveniencias externas de la vida difícilmente importarían si el conocimiento de la ciencia era utilizado para socavar los fundamentos de la vida misma.
Con frecuencia se descubría que las distintas pociones ingeridas religiosamente por el público tenían efectos colaterales desafortunados. Los químicos utilizados para proteger la agricultura tenían efectos dañinos sobre las personas. Tales situaciones molestaron a la gente, mucho más que la amenaza de un desastre nuclear, puesto que involucraban su contacto con la vida diaria: los productos que compraba y las medicinas que tomaba.
Algunas personas buscan, y están buscando, alguna autoridad, cualquier autoridad, que tome las decisiones por ellas, ya que el mundo parece ser cada día más peligroso y ellas, por sus creencias, se sienten cada vez más impotentes. Anhelan las viejas costumbres, cuando las decisiones sobre el matrimonio las tomaban por ellas, cuando podían seguir los pasos de sus padres de manera segura, cuando desconocían el atractivo de otros lugares diferentes y estaban forzados a permanecer en casa. Estaban atrapadas entre la ciencia y la religión. Su idealismo no encontraba salida y sus sueños parecían haber sido traicionados.
Estas personas buscan cultos de distinto tipo, en los que las decisiones se toman por ellas, en donde se sienten aliviadas del fardo de una individualidad a la que se le ha robado su sentimiento de poder, con creencias en conflicto. Cuando a los jóvenes los reclutaban para el ejército, secretamente se alegraban, pues se trataba de una etapa en la cual las decisiones se tomaban por ellos y en donde aquellos que no se sentían totalmente comprometidos con la vida, la podían dejar con un sentimiento de honor y dignidad.
También han existido conventos y monasterios para aquellas personas que no desean vivir en el mundo, como lo ha hecho la otra gente. Ellos podían proseguir otras metas, pero las decisiones de donde vivir, que hacer, a donde ir, como vivir, las tomaban por ellas. Generalmente, estas personas se juntaban por intereses comunes y por un sentido del honor.
Los cultos tienen que ver principalmente con el miedo, el que utilizan como estímulo.
Erosionan el poder del individuo de tal manera que temen abandonarlos. Mientras el grupo tiene poder, el individuo no tiene ninguno, ya que el poder del grupo es investido en su líder.

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