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domingo, 8 de noviembre de 2009

El Bien y El Mal, Las Creencias Personales y Colectivas, y Sus Efectos Sobre Tu Experiencia Privada y Social 6

Tú simplemente no encontraste tus patrones del sueño. Ellos no son el resultado de tu tecnología, o de hábitos industriales. En cambio ellos son parte de aquellas creencias que hicieron que desarrollaras tu sociedad tecnológica e industrial. Ellos surgieron en la medida en que empezaste a categorizar más y más la experiencia, a verte como separado del manantial o de la fuente de tu propia realidad psicológica. En circunstancias naturales, los animales, mientras duermen de noche, aun están parcialmente en alerta contra los predadores y el peligro. Dentro de las características innatas del cerebro de los mamíferos hay un gran equilibrio en el que puede ocurrir una completa relajación física en el sueño, mientras la conciencia se mantiene de una manera “parcialmente suspendida, pasiva pero alerta”. Ese estado permite una participación e interpretación conscientes de la actividad “inconsciente” del sueño. La condición le da al cuerpo su refresco, y sin embargo el no yace inerte por esos largos periodos de tiempo.
Los mamíferos también han cambiado sus hábitos para acomodarse a aquellas condiciones que han impuesto sobre ellos, así que el comportamiento estudiado en laboratorios no es necesariamente el exhibido por los mismos animales en su estado natural.
Tomada sola, esta afirmación puede parecer engañosa. Las alteraciones en el comportamiento son en sí mismas naturales, por supuesto.
La conciencia de los animales es diferente a la tuya. Con tu conciencia es necesaria una discriminación más sutil, de tal manera que el material inconsciente pueda ser asimilado. Todos los desarrollos de la humanidad están latentes sin embargo en el cerebro del animal, y muchos atributos de los que no estás enterado están latentes en el tuyo. Los caminos biológicos para ellos ya existen.
En tus creencias corrientes, la conciencia es equiparada en términos muy limitados con tu concepción del comportamiento intelectual: consideras esto como un pináculo del logro mental, desarrollándose desde las percepciones “indiferenciadas” de la niñez y regresando ignominiosamente a ellas de nuevo en la vejez. Tales patrones de vigilia-sueño, como lo he sugerido, te familiarizarían con las grandes partes creativas y energéticas del comportamiento psicológico – que no son indiferenciadas en absoluto, pero que son simplemente distintas a tus usuales conceptos de la conciencia; y estos operan a lo largo de tu vida.
Las experiencias naturales de lo que concibes como una distorsión del tiempo, por ejemplo, ocurriendo por igual en la niñez y en la vejez, representan experiencias bastante normales de tu “entorno del tiempo” básico – mucho más que del tiempo del reloj con el que estás tan familiarizado.
Los patrones que he sugerido te llevarán mucho más cerca a la comprensión de la realidad de tu ser y te ayudarán a analizar las creencias que te causan división personal y social.
El largo periodo de actividad continua de la conciencia de vigilia está hasta cierto punto en desacuerdo con tus inclinaciones naturales. Te separa del intercambio espontáneo de material consciente e inconsciente mencionado antes y de él mismo vez que se necesitan ciertos cambios que hacen también necesarios tus prolongados periodos de sueño. Al cuerpo se le niega el descanso frecuente que requiere. Los estímulos conscientes se aplican en exceso, haciendo la asimilación difícil y poniendo tensión en la relación mente-cuerpo.
La división entre los dos aspectos de la experiencia empieza a tomar las características de un comportamiento completamente distinto. Lo inconsciente se vuelve cada vez menos familiar a la conciencia. Aquellas creencias acumuladas a su alrededor y el simbolismo involucrado son exageradas. Lo desconocido parece ser amenazante y depravado. El color negro asume tendencias más fuertes en su conexión con el mal – algo para ser evitado. La auto-aniquilación parece ser una amenaza siempre presente en el sueño, o en el estado del sueño. Al mismo tiempo, todas aquellas oleadas emocionales, extravagantes, creativas y espontáneas, que surgen normalmente desde el inconsciente, llegan a ser temidas y se proyectan al exterior sobre enemigos, otras razas y otros credos.
El comportamiento sexual obviamente será considerado depravado por aquellas personas más temerosas de su propia naturaleza sensual. Ellos lo atribuirán a fuentes primitivas, o malignas, o inconscientes, e incluso intentarán censurar sus sueños en ese aspecto. Entonces proyectarán la más grande licencia sexual sobre aquellos grupos que escogieron para representar su propio comportamiento reprimido. Si el sexo se equipara con el mal, el otro grupo por supuesto será considerado maligno.
Si los miembros de un grupo tan rígido creen que la juventud es inocente, entonces negarán que la experiencia sexual tiene algún lugar en la niñez y alterarán sus propios recuerdos para que se ajusten a sus creencias.
Si un joven adulto cree que el sexo es bueno, pero que la vejez es mala, encontrará imposible considerar la sexualidad exuberante como parte de la experiencia de una persona más vieja. En el estado del sueño el niño y el viejo pueden existir simultáneamente, y el individuo se hace bastante consciente de la gama completa de su calidad de criatura.
La sabiduría del niño y la del viejo están ambas disponibles. Las lecciones provenientes de la “experiencia futura” también están a la mano. Hay mecanismos físicos bastante naturales en el cuerpo para proporcionar tal interacción. Te niegas a ti mismo muchas de estas ventajas por la alineación artificial que has establecido con tus patrones actuales de vigilia-sueño, con los cuales están íntimamente conectadas tus ideas sobre el bien y el mal.
Quienes no pueden hacer en forma práctica ninguna alteración en sus hábitos de sueño, todavía pueden obtener algunos beneficios cambiando sus creencias en las áreas discutidas, aprendiendo a recordar sus sueños, descansando brevemente cuando puedan, e inmediatamente después registrando las impresiones que retienen.
Debes renunciar a las ideas que tienes en cuanto a la naturaleza desagradable de la actividad inconsciente. Debes aprender a creer en la bondad de tu ser. De otra manera, no explorarás estos otros estados de tu propia realidad.
Cuando confías en ti mismo, confiarás entonces en tus propias interpretaciones de tus sueños – y éstas te llevaran a una mayor auto comprensión. Tus creencias sobre el bien y el mal se volverán más claras para ti y ya no necesitarás proyectar sobre otros las tendencias reprimidas de manera exagerada.
Tus actitudes hacia el estado del sueño, los sueños, o cualquiera de las alteraciones de la conciencia, están todas coloreadas hasta cierto punto por las creencias relacionadas con el bien y el mal en tu sociedad Occidental. Estas surgen de la vieja obra ética Puritana: “El diablo encuentra trabajo perverso para manos ociosas”.
Esta manera de pensar por si misma trae una actitud general en la que el descanso es mal visto y los sueños son considerados sospechosos. Soñar despierto, e incluso una leve alteración de la conciencia, toma connotaciones morales. Tales ideas están reflejadas en tu sociedad en innumerables maneras y en áreas en las que los valores del bien y el mal no son evidentes. Los deportes activos se consideran buenos, sin embargo, pero con frecuencia contrastan con las pasivas actividades intuitivas en las que son vistos como malos. Insistes en un producto material de algún tipo que sea físicamente demostrable. En ese contexto, los sueños y soñar despierto no son vistos como constructivos o productivos.
A la gente joven se le incita a hacerle frente a la vida agresivamente, pero en la utilización del término esto significa competitivamente. También implica, y por supuesto promueve, la dirección de la conciencia individual de una manera externa solamente. La conciencia no solamente está para enfocarse en la realidad exterior, sino que dentro de esos límites está todavía más enganchada a ciertas metas especificas. Otras inclinaciones son mal vistas.
Tales individuos son adiestrados para considerar cualquier alteración de la conciencia, cualquier tratamiento aparentemente “pasivo”, como peligroso en uno u otro grado. Un artista será tolerado – solamente si su trabajo se vende bien, por ejemplo, caso en el cual se pensará que el artista es simplemente más astuto que la mayoría en descubrir una manera de hacer dinero.
El escritor se coloca arriba, si los libros dan como resultado la fama y la fortuna. El poeta escasamente es tolerado, ya que usualmente sus dones no atraen ninguna de las dos.
El soñador, cualquiera que sea su edad, su trabajo, o su trayectoria familiar, es considerado el más sospechoso, ya que parece que él ni siquiera tiene un oficio que justifique su pereza moral. Las personas con tales creencias encontrarán sumamente difícil comprender la creatividad de su propio ser. La labor hecha en los sueños, y las experiencias multitudinarias encontradas allí, serán invisibles para ellas. Ellas tendrán poca consideración o respeto por los soñadores o visionarios del mundo y serán los primeros en saltar por encima de aquellos de su propia generación que demuestren tales tendencias.
Por todo esto, sin embargo, las partes internas de cada ser individual no son tocadas por esas creencias. Las ideas estarán reflejadas en su experiencia diaria, ciertamente, y parecen justificarse. Sin embargo, por debajo, el ser interior es bastante consciente del gran impulso de creatividad que ocurre en los sueños y se da cuenta que la fuente de su energía individual no tiene nada que ver con tales conceptos artificiales en cuanto a la naturaleza del bien y el mal.

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