Los aspectos multidimensionales del electrón no se pueden percibir, dentro del sistema de realidad tridimensional, utilizando instrumentos que están predispuestos para medir cierto tipo de efectos.
Aunque esto suene absurdo, en términos científicos, es posible entender la naturaleza del electrón y su más grande realidad, utilizando ciertos “enfoques de la conciencia”. Por ejemplo, utilizando un “láser” de conciencia, enfocado y sintonizado para explorar el electrón. Lo que hemos hecho con nuestras investigaciones es explorar condiciones exteriores en la búsqueda de su naturaleza interior.
Cuando se hace la disección de un animal, también estamos tratando con el “interior” de una realidad exterior, o con otro nivel de ese exterior. Cuando exploramos el espacio con instrumentos, estamos haciendo exactamente lo mismo. Existe una diferencia entre todo esto y la “interioridad” de la cual surge la materia. Es allí en donde se encuentra el diseño original de la realidad. Existen varios métodos para estudiar esa realidad. El siguiente, es un ejemplo sencillo.
Supongamos que un científico se encuentra con la primera naranja y utiliza todos los instrumentos disponibles para examinarla. Lo que no hace es sentirla, probarla, olerla, o emplear otro procedimiento que le permita involucrarse personalmente con ella, por temor a perder la objetividad científica. En términos de sensaciones, aprenderá muy poco acerca de la naranja, aunque estará en capacidad de aislar sus elementos, predecir donde se pueden encontrar otras naranjas, teorizar acerca de su ambiente, etc. Pero la más grande “interioridad” de la naranja no la va a encontrar en ningún lugar al interior de su piel. Las semillas son los elementos físicos que responderán por las futuras naranjas, pero es el diseño original de esa realidad el que forma las semillas. En este dilema, una y otra vez volvemos a preguntarnos que estuvo primero, si la naranja o la semilla. Como pensamos en términos de tiempo consecutivo, nos parece que debió haber un primer huevo, o una primera semilla. El diseño original de la realidad existe en dimensiones que no tienen esa secuencia del tiempo.
El punto más cercano a la “interioridad” de que hablamos es nuestra propia conciencia, aunque la usamos como herramienta para explorar el universo exterior. La conciencia es independiente de esa realidad y no esta confinada en la vieja historia de la vida y la muerte. A otros niveles, también tiene que ver con el diseño original de su propia existencia física.
Dentro de la estructura de las conciencias agrupadas del ser y de las células, existe un campo inmenso de conocimiento, disponible “inconscientemente”, con el cual el cuerpo mantiene su integridad en el espacio y el tiempo. Con la mente consciente como directora, gran parte de ese conocimiento puede obtenerse normal y naturalmente. Existe una realidad válida y vital y una secuencia interior de eventos de los cuales surge nuestra vida y universo actuales. El verdadero científico debe aprender a entrar en ese campo de realidad. Las aproximaciones objetivas solo funcionaran cuando estemos tratando con los llamados efectos objetivos.
Nos parece que las ideas no son tan reales como los objetos, o tan practicas como ellos. A los pensamientos no les damos la misma validez que a una roca o un árbol. Todavía no entendemos la gran movilidad del pensamiento, ni su naturaleza práctica. Nosotros formamos nuestro propio mundo y en gran medida nuestros pensamientos son el diseño original de ese mundo.
Aunque esto suene absurdo, en términos científicos, es posible entender la naturaleza del electrón y su más grande realidad, utilizando ciertos “enfoques de la conciencia”. Por ejemplo, utilizando un “láser” de conciencia, enfocado y sintonizado para explorar el electrón. Lo que hemos hecho con nuestras investigaciones es explorar condiciones exteriores en la búsqueda de su naturaleza interior.
Cuando se hace la disección de un animal, también estamos tratando con el “interior” de una realidad exterior, o con otro nivel de ese exterior. Cuando exploramos el espacio con instrumentos, estamos haciendo exactamente lo mismo. Existe una diferencia entre todo esto y la “interioridad” de la cual surge la materia. Es allí en donde se encuentra el diseño original de la realidad. Existen varios métodos para estudiar esa realidad. El siguiente, es un ejemplo sencillo.
Supongamos que un científico se encuentra con la primera naranja y utiliza todos los instrumentos disponibles para examinarla. Lo que no hace es sentirla, probarla, olerla, o emplear otro procedimiento que le permita involucrarse personalmente con ella, por temor a perder la objetividad científica. En términos de sensaciones, aprenderá muy poco acerca de la naranja, aunque estará en capacidad de aislar sus elementos, predecir donde se pueden encontrar otras naranjas, teorizar acerca de su ambiente, etc. Pero la más grande “interioridad” de la naranja no la va a encontrar en ningún lugar al interior de su piel. Las semillas son los elementos físicos que responderán por las futuras naranjas, pero es el diseño original de esa realidad el que forma las semillas. En este dilema, una y otra vez volvemos a preguntarnos que estuvo primero, si la naranja o la semilla. Como pensamos en términos de tiempo consecutivo, nos parece que debió haber un primer huevo, o una primera semilla. El diseño original de la realidad existe en dimensiones que no tienen esa secuencia del tiempo.
El punto más cercano a la “interioridad” de que hablamos es nuestra propia conciencia, aunque la usamos como herramienta para explorar el universo exterior. La conciencia es independiente de esa realidad y no esta confinada en la vieja historia de la vida y la muerte. A otros niveles, también tiene que ver con el diseño original de su propia existencia física.
Dentro de la estructura de las conciencias agrupadas del ser y de las células, existe un campo inmenso de conocimiento, disponible “inconscientemente”, con el cual el cuerpo mantiene su integridad en el espacio y el tiempo. Con la mente consciente como directora, gran parte de ese conocimiento puede obtenerse normal y naturalmente. Existe una realidad válida y vital y una secuencia interior de eventos de los cuales surge nuestra vida y universo actuales. El verdadero científico debe aprender a entrar en ese campo de realidad. Las aproximaciones objetivas solo funcionaran cuando estemos tratando con los llamados efectos objetivos.
Nos parece que las ideas no son tan reales como los objetos, o tan practicas como ellos. A los pensamientos no les damos la misma validez que a una roca o un árbol. Todavía no entendemos la gran movilidad del pensamiento, ni su naturaleza práctica. Nosotros formamos nuestro propio mundo y en gran medida nuestros pensamientos son el diseño original de ese mundo.
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