Bajo ciertas condiciones, el cuerpo puede mantenerse a sí mismo mientras la “Conciencia Principal” está lejos de él. La conciencia del cuerpo es capaz de mantener su equilibrio. Esto es lo que ocurre a ciertos niveles del estado de sueño. En el sonambulismo, el cuerpo está activo, pero la conciencia principal no está “despierta” y no está manipulando el cuerpo. La conciencia principal está en otra parte. En tales condiciones, el cuerpo puede ejecutar tareas y maniobrar con una sensación de balance admirable.
Estudiemos un poco la conciencia del cuerpo. Como la de los animales, esta equipada para actuar perfectamente en su entorno. La podríamos considerar sin sentido, puesto que parece no razonar. Imaginemos el cuerpo, con su propia conciencia operando, sin enfermedad alguna y sin defectos de nacimiento, pero actuando sin la conciencia principal que todos tenemos. Han existido especies humanas de esa naturaleza, con individuos que nos podrían parecer sonámbulos, pero con habilidades físicas mucho mejores que las nuestras. Eran tan ágiles como los animales y actuaban de manera conciente. Simplemente tenían un tipo diferente de entendimiento. No tenían un propósito general superior, sino el simple propósito de existir. Los puntos principales de su conciencia estaban en otra parte, en otra realidad, mientras sus manifestaciones físicas estaban separadas. Su principal enfoque de conciencia difícilmente tenía conocimiento de los cuerpos que había creado. Sin embargo, esos cuerpos también aprendieron “a través de la experiencia”, empezaron a “despertar” hasta llegar a ser conscientes de ellos mismos y descubrieron el tiempo o lo crearon.
Los llamaremos sonámbulos, aunque ellos mismos no se consideraban dormidos. Existieron varias razas de seres humanos que eran así. Su experiencia primordial estaba por fuera del cuerpo. La existencia física corporal era un efecto secundario. Para ellos lo real era la vida en el estado de sueño, en la cual encontraban un mayor estímulo, una experiencia más concentrada, un propósito más permanente, una actividad más significativa y un comportamiento social y cultural más organizado. Estas razas dejaron la tierra tal como la encontraron. Sus actividades principales involucraban una conciencia separada del cuerpo y su cultura fue rudimentaria.
El organismo físico como tal tiene la capacidad de actuar en ese tipo de realidad. No es mejor o peor que el nuestro. Simplemente es un comportamiento alterno, posible biológica y espiritualmente. No tuvieron un sistema de transporte complicado. En el estado físico, que llamaríamos estado de vigilia, estas personas dormían. Hablando en términos comparativos, sus actividades de la vida diaria en vigilia parecían soñolientas, aunque se comportaban con naturalidad, permitiendo que su cuerpo funcionara con su capacidad plena. Sus cuerpos no envejecían en la misma medida que el nuestro y se regocijaban con un gran sentido de pertenencia a su propio entorno.
Estudiemos un poco la conciencia del cuerpo. Como la de los animales, esta equipada para actuar perfectamente en su entorno. La podríamos considerar sin sentido, puesto que parece no razonar. Imaginemos el cuerpo, con su propia conciencia operando, sin enfermedad alguna y sin defectos de nacimiento, pero actuando sin la conciencia principal que todos tenemos. Han existido especies humanas de esa naturaleza, con individuos que nos podrían parecer sonámbulos, pero con habilidades físicas mucho mejores que las nuestras. Eran tan ágiles como los animales y actuaban de manera conciente. Simplemente tenían un tipo diferente de entendimiento. No tenían un propósito general superior, sino el simple propósito de existir. Los puntos principales de su conciencia estaban en otra parte, en otra realidad, mientras sus manifestaciones físicas estaban separadas. Su principal enfoque de conciencia difícilmente tenía conocimiento de los cuerpos que había creado. Sin embargo, esos cuerpos también aprendieron “a través de la experiencia”, empezaron a “despertar” hasta llegar a ser conscientes de ellos mismos y descubrieron el tiempo o lo crearon.
Los llamaremos sonámbulos, aunque ellos mismos no se consideraban dormidos. Existieron varias razas de seres humanos que eran así. Su experiencia primordial estaba por fuera del cuerpo. La existencia física corporal era un efecto secundario. Para ellos lo real era la vida en el estado de sueño, en la cual encontraban un mayor estímulo, una experiencia más concentrada, un propósito más permanente, una actividad más significativa y un comportamiento social y cultural más organizado. Estas razas dejaron la tierra tal como la encontraron. Sus actividades principales involucraban una conciencia separada del cuerpo y su cultura fue rudimentaria.
El organismo físico como tal tiene la capacidad de actuar en ese tipo de realidad. No es mejor o peor que el nuestro. Simplemente es un comportamiento alterno, posible biológica y espiritualmente. No tuvieron un sistema de transporte complicado. En el estado físico, que llamaríamos estado de vigilia, estas personas dormían. Hablando en términos comparativos, sus actividades de la vida diaria en vigilia parecían soñolientas, aunque se comportaban con naturalidad, permitiendo que su cuerpo funcionara con su capacidad plena. Sus cuerpos no envejecían en la misma medida que el nuestro y se regocijaban con un gran sentido de pertenencia a su propio entorno.
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