Cada uno de nosotros es miembro de una raza y, por este hecho, no sentimos que se haya perdido nuestra individualidad. También nos consideramos miembros de una especie y tampoco la perdemos. En la tierra, las razas conviven y en determinadas épocas su proporción varía. Existen, además, “razas psíquicas”, a las cuales pertenecemos, que tienen sus propias variaciones psíquicas.
Cada persona viva tiene contrapartes o réplicas vivas de si misma, compartiendo la faz de la tierra, al mismo tiempo. Existen fuentes psíquicas de identidad, de la cual forman parte todas las personas vivas en un determinado siglo, de la misma manera como ellas forman parte de una raza en particular. Cada miembro de la especie es un individuo y cada miembro de la fuente psíquica de identidad también lo es.
Nuestra idea de personalidad nos limita cuando pensamos en estos conceptos. Nos imaginamos la personalidad como una especie de partícula mental que debe tener límites definidos para no perder su identidad.
La identidad de la más pequeña conciencia siempre se mantiene, pero no tiene límites. Podemos mantener nuestra identidad, tal como la conocemos, y trasladarnos a un campo más grande de realidad que nos permita percibir las otras versiones o formas de nosotros mismos. Podemos darnos cuenta de una estructura mayor, en la cual tenemos nuestra propia validez, con el consiguiente incremento del conocimiento y la adición de nuevas dimensiones de experiencia. La manera más fácil de lograrlo es observándonos a nosotros mismos en el estado del sueño, ya que allí creamos constantemente nuevas versiones de nosotros mismos. En la mañana, al despertarnos, nos habremos enriquecido y no disminuido. Nosotros somos la versión viviente de nosotros mismos en el espacio y en el tiempo, alrededor de la cual el mundo gira. Así como las razas tienen características propias, una trayectoria biológica compartida y provienen de la misma fuente, las contrapartes o réplicas también provienen de una misma fuente psíquica.
Psíquicamente, estamos constituidos por contrapartes, así como físicamente provenimos de varias razas. Existen muchos más grupos de contrapartes que de razas, solo que la definición de razas es arbitraria. Es preferible asimilar las contrapartes a las familias físicas. Podemos tener cuatro o cinco contrapartes vivas en un siglo, de la misma manera como podemos tener cuatro o cinco miembros de la familia dentro del mismo período de tiempo.
Recordemos que somos una versión de una personalidad mayor. Esa personalidad mayor es la Entidad, que no puede expresarse físicamente. Nuestras experiencias son propias y a través de nosotros se convierten en experiencias de la Entidad. Ella fue la que nos dio la existencia física, de la misma manera como nosotros les dimos a nuestros hijos su vida física. Nuestros hijos están separados y se distinguen de nosotros, pero una vez estuvieron dentro del útero de la madre.
La experiencia individual se convierte en la experiencia de la Entidad. De igual manera, inconscientemente, utilizamos el conocimiento de la Entidad para nuestros propios fines. Somos una rama de la Entidad y, de forma inconsciente, nos enteramos de las experiencias de nuestras contrapartes - y ellas de las nuestras - utilizándolas para nuestros propósitos.
Cada persona viva tiene contrapartes o réplicas vivas de si misma, compartiendo la faz de la tierra, al mismo tiempo. Existen fuentes psíquicas de identidad, de la cual forman parte todas las personas vivas en un determinado siglo, de la misma manera como ellas forman parte de una raza en particular. Cada miembro de la especie es un individuo y cada miembro de la fuente psíquica de identidad también lo es.
Nuestra idea de personalidad nos limita cuando pensamos en estos conceptos. Nos imaginamos la personalidad como una especie de partícula mental que debe tener límites definidos para no perder su identidad.
La identidad de la más pequeña conciencia siempre se mantiene, pero no tiene límites. Podemos mantener nuestra identidad, tal como la conocemos, y trasladarnos a un campo más grande de realidad que nos permita percibir las otras versiones o formas de nosotros mismos. Podemos darnos cuenta de una estructura mayor, en la cual tenemos nuestra propia validez, con el consiguiente incremento del conocimiento y la adición de nuevas dimensiones de experiencia. La manera más fácil de lograrlo es observándonos a nosotros mismos en el estado del sueño, ya que allí creamos constantemente nuevas versiones de nosotros mismos. En la mañana, al despertarnos, nos habremos enriquecido y no disminuido. Nosotros somos la versión viviente de nosotros mismos en el espacio y en el tiempo, alrededor de la cual el mundo gira. Así como las razas tienen características propias, una trayectoria biológica compartida y provienen de la misma fuente, las contrapartes o réplicas también provienen de una misma fuente psíquica.
Psíquicamente, estamos constituidos por contrapartes, así como físicamente provenimos de varias razas. Existen muchos más grupos de contrapartes que de razas, solo que la definición de razas es arbitraria. Es preferible asimilar las contrapartes a las familias físicas. Podemos tener cuatro o cinco contrapartes vivas en un siglo, de la misma manera como podemos tener cuatro o cinco miembros de la familia dentro del mismo período de tiempo.
Recordemos que somos una versión de una personalidad mayor. Esa personalidad mayor es la Entidad, que no puede expresarse físicamente. Nuestras experiencias son propias y a través de nosotros se convierten en experiencias de la Entidad. Ella fue la que nos dio la existencia física, de la misma manera como nosotros les dimos a nuestros hijos su vida física. Nuestros hijos están separados y se distinguen de nosotros, pero una vez estuvieron dentro del útero de la madre.
La experiencia individual se convierte en la experiencia de la Entidad. De igual manera, inconscientemente, utilizamos el conocimiento de la Entidad para nuestros propios fines. Somos una rama de la Entidad y, de forma inconsciente, nos enteramos de las experiencias de nuestras contrapartes - y ellas de las nuestras - utilizándolas para nuestros propósitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario