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viernes, 11 de junio de 2010

La Psique, El Amor, La Expresión Sexual, y La Creatividad 4

Einstein fue una de tales personas en las ciencias. Mientras estaba contaminado hasta cierto punto por las creencias sexuales convencionales, todavía sentía su propia personalidad de tal manera que alegremente aprovechó las características consideradas femeninas. Cuando joven particularmente, se rebeló contra el aprendizaje y la orientación masculinas. Esta rebelión fue psicológica – esto es, mantuvo una orientación masculina aceptable en términos de actividad sexual, pero no restringiría su mente y su alma con tal disparate. El mundo sintió el resultado de sus grandes habilidades intuitivas, y de su devoción.
Por la situación mundial, y por la orientación general masculina de la ciencia, los resultados de su trabajo fueron puestos, en gran medida, al servicio de la manipulación y el control.
Generalmente, la razón y el intelecto son considerados cualidades masculinas, y estructuras para la civilización, la ciencia, y para un mundo organizado. Las intuiciones y los impulsos son considerados erráticos, no dignos de confianza, femeninos, y para ser controlados. El mundo existe por el orden espontáneo. La civilización se inició por el impulso de las personas a estar juntas. Ella creció espontáneamente y llegó al orden. Solo ves el exterior de muchos procesos, porque tu punto de vista objetivizado no te permite la identificación que te mostraría más. Te parece entonces que todos los sistemas alguna vez se rompen – volviéndose menos ordenados o cayendo en el caos.
Aplicas esta creencia a los sistemas físicos y a los psicológicos. En términos de sexo, insistes en un cuadro que te muestra un crecimiento hacia la identidad sexual, un enfoque claro, y enseguida en la vejez una caída de la clara identificación sexual hacia el “desorden sexual.” No se te ocurre que el enfoque o la premisa original, la identificación de identidad con la naturaleza sexual, es “innatural.” Eres tú, entonces, quien forma la totalidad de la estructura desde la cual se hace tu juicio. En muchos casos la persona es más autentica con su propia identidad en la niñez o en la vejez, cuando le es permitida una mayor libertad individual, y cuando los papeles sexuales son más flexibles.
Cualquier exploración profunda del ser te llevará hacia áreas que confundirán las creencias convencionales acerca de la sexualidad. Descubrirás una identidad, una identidad psicológica y psíquica, que es, en tus términos, masculina o femenina, una en la cual aquellas habilidades de cada sexo son magnificadas, liberadas y expresadas. Ellas no pueden ser liberadas así en la vida normal, pero encontrarás las más grandes dimensiones de tu propia realidad y, al menos en el estado del sueño, captarás un vistazo del ser que trasciende la orientación de un solo sexo.
Tal encuentro con la psique con frecuencia es logrado por los grandes artistas o escritores, o por los místicos. Este tipo de realización es necesario, si estás para alguna vez trascender la estructura de aparentes opuestos en los cuales tu mundo está involucrado.
La orientación sexual demasiado específica refleja entonces una división básica en la conciencia. No solo separa al hombre de sus propias intuiciones y emociones, hasta cierto grado, o a una mujer de su propio intelecto, sino que proporciona efectivamente una civilización en la que la mente y el corazón, el hecho y la revelación, aparecen completamente divorciados. Hasta cierto grado, cada persona está en guerra con la psique, ya que todas las características humanas de un individuo deben ser negadas, a menos que ellas se ajusten a aquellas consideradas normales para la identidad sexual.
En uno u otro grado en la vida ordinaria, terminas con caricaturas sexuales en la existencia práctica.
No comprendes lo que es la verdadera feminidad o la verdadera masculinidad. Estás en cambio obligado a concentrarte en un tipo superficial de diversidad. Como resultado, la reflexión del cisma sexual contamina todas tus actividades, pero sobre todo limita tu propia realidad psicológica.
Puesto que valoras el desempeño sexual en el más limitado de los términos, y utilizas eso, en gran medida, como un enfoque de identidad, tanto los viejos como los jóvenes sufren las consecuencias, que no son tanto el resultado de la edad, como lo son del prejuicio sexual. Es interesante notar que tanto el viejo como el joven también se encuentran, ellos mismos, por fuera de tus estructuras organizacionales. Los jóvenes son más ruedalibre en sus pensamientos antes de aceptar papeles sexuales, y los viejos son más ruedalibre en los suyos, porque han descartado sus papeles sexuales. No dije que los viejos y los jóvenes no tenían una expresión sexual – sino que ambos grupos no identifican sus identidades con sus papeles sexuales. Hay excepciones por supuesto. Si al hombre o a la mujer se le enseña que la identidad es un asunto de desempeño sexual, sin embargo, y que ese desempeño puede cesar a cierta edad, entonces la sensación de identidad puede también empezar a desintegrarse. Si los niños sienten que la identidad depende de tal desempeño, entonces empezarán a desempeñarse tan rápido como sea posible. Ellos exprimirán sus identidades dentro de ropajes sexuales y la sociedad sufrirá por el gran impulso creativo del intelecto creciente, y las intuiciones estarán divididas en la pubertad, precisamente cuando son más necesarias.
Idealmente, el hombre o la mujer adultos se regocijarían con la expresión sexual y encontrarían una orientación general, pero también disfrutarían con una identidad psicológica y psíquica mayor que experimentara y expresara todas las grandes capacidades humanas de la mente y el corazón, las que se esparcirían sobre las divisiones artificiales.

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