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lunes, 24 de marzo de 2008

Razonamiento, Libre Albedrío y Herencia Genética

Cualquier discusión sobre la herencia genética hace que surjan preguntas relacionadas con el libre albedrío y el determinismo y, hasta cierto punto, estos temas deben llevar a otras preguntas relacionadas con la naturaleza de la mente racional.
El razonamiento, tal como estamos familiarizados con él, es el resultado de procesos mentales y psíquicos funcionando en un contexto espacio-tiempo, de una manera particular. El razonamiento es el resultado de la falta de un conocimiento disponible. Tratamos de “razonar las cosas” porque la respuesta no la tenemos presente. Si ese fuera el caso, “sabríamos” y no tendríamos la necesidad de indagar.
La mente racional es un fenómeno único, físico y humano. Depende del pensamiento consciente y de los métodos para resolver problemas. Es un florecimiento natural humano y un desarrollo espectacular en su propia estructura de actividad.
Nuestra tecnología es uno de los resultados de la mente racional. Este racionamiento es necesario por la falta de un mayor e inmediato campo de conocimiento. Los pensamientos son actividad mental, escalada en términos del espacio y el tiempo, de tal manera que son como edificios mentales construidos en ciertas dimensiones solamente. Nuestros pensamientos nos hacen humanos.
Otras criaturas tienen su propio tipo de actividad mental. También tienen otro tipo de percepciones inmediatas de la realidad. Todas las especies están unidas por su participación en estados emocionales. No se trata solamente de que todas las especies de la vida tengan sentimientos, sino que todas participan en dimensiones de realidad emocional. Se ha dicho que solo los hombres tienen un sentimiento moral, que solo los hombres tienen libre albedrío, si es que este es del todo posible. La palabra “moral” tiene connotaciones infinitas, por supuesto. Pero los animales tienen su propia “moralidad”, sus propios códigos de honor, sus propios sentimientos impecables de balance con todas las otras criaturas.
Los animales tienen sus propias relaciones emocionales, sociedades complicadas y, en cierto sentido importante, también tienen sus artes y ciencias. Solo que esos “artes y ciencias” no están basados en el razonamiento, tal como lo entendemos.
Los animales también tienen una voluntad independiente. Aunque estamos haciendo énfasis en los animales, podemos decir que lo mismo aplica para todas las criaturas, grandes y pequeñas: insectos, aves, o gusanos. Aplica también a la vida de las plantas, a las células, los átomos, o los electrones. Todos poseen libre albedrío, en relación con las condiciones de su existencia.
Las condiciones de la existencia las determina, en gran medida, la estructura genética. El libre albedrío debe entonces funcionar de acuerdo con la integridad genética. La estructura genética hace posible los organismos físicos a través de los cuales se experimenta la vida y, en gran medida, esa estructura debe determinar el tipo de acción posible en el mundo y la manera, o las maneras, en que la voluntad puede expresarse efectivamente.
El castor no tiene la libertad de hacer una telaraña. En los seres humanos la estructura genética determina, en gran medida, las características físicas como la estatura, el color de los ojos, el color del cabello, el color de la piel y, por supuesto, el número de los dedos de las manos y los pies, y todos los otros atributos físicos específicos de la especie. Físicamente, y con sus solos atributos físicos, el hombre no puede utilizar su libre albedrío para volar como las aves, o ejecutar acciones físicas para las cuales el cuerpo humano no está equipado.
El cuerpo humano está equipado para ejecutar acciones mucho mejores, en una gran variedad de formas, mejor de lo que le damos crédito. Sin embargo, el hecho es que la estructura genética enfoca la voluntad. El aparato genético y los mensajes de los cromosomas contienen en realidad mucha más información de la que jamás será usada. La información genética puede juntarse en un numero infinito de formas.
La especie se cuida a sí misma, en el evento de cualquier posible circunstancia, de una manera tal que los mensajes genéticos llevan también un número infinito de formas para cambiar las combinaciones genéticas en caso de que sea necesario.
Los mensajes genéticos están codificados de tal manera que existe un intercambio constante entre esos mensajes y la experiencia presente de cada individuo dado. Esto quiere decir que ningún evento genético es inevitable.
Además de la estructura genética física, existe un banco de información psíquica interna que contiene la “historia pasada”, la historia reencarnacional del individuo. Ella proporciona una reserva general de características psíquicas, inclinaciones, habilidades y conocimientos, que forman parte de la herencia individual, de la misma manera como la estructura genética forma parte de la herencia física.

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