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lunes, 28 de febrero de 2011

La Realidad Desconocida 36

Muchas de estas partículas invisibles (Unidades de Conciencia) pueden estar en más de un lugar a la vez – un hecho que confunde bastante el cerebro sintonizado físicamente, al observar un mundo en el que los objetos permanecen en donde se supone deben estar.
Básicamente, sin embargo, cada “aparición” de tal partícula es una auto-versión, ya que está alterada hasta cierto punto por su “localización.” Así, puede el ser humano aparecer en varios lugares a la vez, cada una de tales apariciones alterando la partícula “humana,” de tal manera que cada aparición es una versión de un ser “original” que como él mismo nunca aparece en esos términos. Cuando observas un electrón – hablando figurativamente – estás observando un rastro o una pista de algo más totalmente diferente, y esa aparición es denominada un electrón. De esta manera, el ser que conoces es un rastro físico, o una intrusión dentro del espacio y el tiempo de un ser “original” que nunca aparece. En cierta forma, tú eres tan fantasmal como un electrón.
El ser desconocido, el “ser original,” cabalga sobre las realidades, sumergiéndose adentro y afuera de ellas en versiones creativas de él mismo, tomando las propiedades del sistema en el que aparece, y las características nativas de ese entorno. Las ondas y las partículas son versiones de otros tipos de comportamiento tomados por la energía. Utilizando esa analogía, tú fluyes en forma de onda dentro de las versiones físicas particularizadas que llamas existencias corporales.
Estoy poniendo esto tan simple como es posible; pero cuando tu ser “original” entra partes de él mismo en la vida tri-dimensional desde una realidad interior, las ondas de energía que lo llevan se rompen – no simplemente en una partícula, siguiendo nuestra analogía, sino en un número de partículas conscientes. En ciertos términos, estas son construidas utilizando el medio a la mano – las propiedades biológicas de la tierra. Ellas se esparcen desde el “punto de contacto” formando vidas individuales. En tu concepción de los siglos, entonces, hay otras contrapartes de ti mismo viviendo al mismo tiempo y en diferentes lugares – todas versiones creativas del ser original. Hay una gran cooperación intima que existe biológicamente y espiritualmente entre todos los seres de tu planeta “en cualquier tiempo dado.” Todos están conectados físicamente en términos de estructuras interiores y exteriores. Una cierta identidad y cohesividad es también mantenida por estas conexiones interiores.
Hay estructuras psíquicas casi tan efectivas como las físicas, y estas son la base de la realidad de tu mundo objetivo. Ellas se mezclan hermosamente para formar una imagen interior del mundo en un determinado “tiempo,” incluso mientras esa imagen es siempre cambiante. En términos más amplios, la imagen de tu mundo en un determinado tiempo se puede comparar con la posición, el comportamiento y las características de una partícula invisible a medida que es “capturada” introduciéndose en tu realidad.
Tus aventuras del sueño, no obstante excitantes, permanecen “invisibles” desde tu punto de vista de vigilia. Dentro de los sueños el espacio y el tiempo se expanden, nuevamente, como lo he mencionado, pero de una manera que no puedes determinar con precisión físicamente. Tu propio espacio exterior existe precisamente de la misma manera, desde el punto de vista de cualquier otra realidad. Para el caso, tú mismo eres tan ricamente creativo que tus propios pensamientos le dan nacimiento a otros sistemas bastante legítimos, de los cuales no tienes conocimiento.
Ahora bien, cada uno es miembro de una raza en particular, y no te sientes para nada menos individualista por esa afiliación.
Ustedes se consideran a si mismos, además, miembros de una especie. Las razas están vivas conjuntamente en cualquier determinado tiempo en tu tierra en proporciones variadas, así que hay organizaciones físicas, hablando biológicamente, que reconoces. No te sientes amenazado porque no tengas para ti mismo tu particular raza. Así mismo, hay “razas” psíquicas internas a las que perteneces, o “poblaciones” psíquicas, por así decirlo, cada una proporcionando variaciones físicas.
En esos términos, cada persona viviente tiene otras contrapartes de si misma vivas, hablando generalmente, al mismo tiempo, compartiendo la faz física de la tierra. Hay fuentes psíquicas de identidad, por lo tanto; y hablando generalmente, aquellos vivos en determinado siglo son tan parte de esa fuente como lo son de la raza en particular a la cual pueden pertenecer. Cada miembro de la especie es un individuo, y cada miembro de una fuente psíquica de identidad es un individuo.
Nuevamente, tu idea de personalidad te limita cuando piensas en estos conceptos. Imaginas que la personalidad es un tipo de partícula mental que debe tener límites definidos, o ella perderá su identidad.
La identidad de incluso la más pequeña conciencia es siempre mantenida – pero no está limitada. Si puedes pensar de tu idea de identidad actual como si ella fuera no más que una forma, o un movimiento de una partícula que se mueve, una forma o un movimiento que nunca pierde su impresión o su significado, entonces podrías ver también como podías seguir hacia adelante o hacia atrás la forma o movimiento tomado “antes o después.”
Podrías retener tu propia identidad como tú mismo te conoces, y sin embargo fluir hacia un campo u onda mayor de realidad que te permitiera percibir tus otros propios movimientos, o formas o versiones. Podrías llegar a enterarte de una estructura más grande en la que también tienes tu propia validez, y por lo tanto agregarle a tu propio conocimiento y a las dimensiones de tu experiencia.
Puedes hacer esto de la forma más fácil, quizá, observándote a ti mismo en el estado del sueño, porque ahí creas versiones de ti mismo constantemente. En la mañana estás enriquecido, no disminuido.
Joseph es la versión viviente de él mismo en el espacio y el tiempo, alrededor de la cual su mundo gira. La gran potencialidad que existe en el ser desconocido, sin embargo, también realiza otros de tales enfoques, y en la misma estructura de espacio-tiempo. Ellos no son Joseph, no más de lo que lo son el hombre negro, o la mujer blanca, o la mujer Hindú, o el hombre Chino.
Así como ciertas razas poseen sus propias características y compartían los antecedentes biológicos, y provienen de la misma fuente biológica, sin embargo, así mismo estas contrapartes provienen de la misma fuente psíquica, y siembran físicamente los miembros de las razas en un determinado “tiempo.” De tal manera, a las habilidades e inclinaciones mentales se les da un rango mayor, y son distribuidas alrededor de la tierra.

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