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sábado, 24 de julio de 2010

La Psique, Lenguajes, y Dioses 7

Los sueños, se te ha enseñado, son imaginarios.
En términos más amplios, es fútil cuestionar si los sueños son verdaderos o no, ya que ellos simplemente son. Consideras un sueño verdadero, sin embargo, si más tarde sus eventos ocurren de hecho.
En la vida de la psique un sueño no es más o menos “verdadero,” si es duplicado o no en la vida de vigilia. Los eventos del sueño ocurren en un contexto diferente – uno, se podría decir, de la imaginación. Aquí experimentas una realidad válida que existe por si misma, por así decirlo, una en la que al lenguaje propio de la psique se le da una mayor libertad.
Algunos de ustedes pueden tratar de recordar sus sueños, pero ninguno de ustedes tiene que relacionarse con la realidad del sueño como lo deben hacer con la realidad física.
Hasta cierto punto, sin embargo, formas los eventos físicos mientras estás durmiendo. Entonces, liberado de las limitaciones de vigilia, procesas tu experiencia, la ponderas de acuerdo con tus propias intenciones y propósitos, y la correlacionas con información tan extensa que no podrías estar enterado de ella conscientemente. En la mayoría de los sueños no piensas simplemente en una situación. Imaginativamente te vuelves parte de ella. Es real en todas las formas, excepto la del hecho físico.
Cuando te encuentras con un hecho, encuentras el extremo de la cola de un cierto tipo de creatividad. La psique, sin embargo, es responsable de traer los hechos a la existencia. En esa realidad, el así llamado hecho es igualmente verdadero o igualmente falso. El sueño que recuerdas ya es una traducción de una experiencia más profunda.
Es moldeada para ti de tal manera que ella tiende el puente entre la percepción de la psique y la percepción del ser del sueño. Los sueños sirven como dramas, transfiriendo la experiencia de un nivel de la psique a otro. En ciertas partes del sueño, tu experiencia alcanza áreas del ser tan extensas que el sueño es utilizado para traducirla para ti.
El poder para soñar surge de esa fuente. Soñar no es una actividad pasiva. Ella demanda una peculiar y distintiva mezcla de varios tipos de conciencia, y la transformación de la “percepción no física” en símbolos y códigos que serán comprendidos sensorialmente, aunque no directamente experimentados como en la experiencia de vigilia.
Das por sentado soñar, y sin embargo es el resultado de una habilidad característica que es responsable por el sentimiento muy subjetivo que llamas vida consciente. Sin el, tu conciencia normal no seria posible.
Un lenguaje hablado depende, nuevamente, de todos los otros lenguajes que podrían ser posiblemente hablados, y así sus sonidos se levantan en prominencia y orden por los silencios y las pausas entre ellos; así tu conciencia de vigilia depende de lo que concibes como la conciencia de dormir o del sueño. Se levanta en prominencia algo en la misma forma, cabalgando sobre otras versiones posibles de si misma; alerta solamente – en tus términos – por las pausas ocultas dentro de su atención.
La habilidad para soñar presupone la existencia de experiencia que no está definida como un hecho físico. Presupone una libertad mucho mayor en la que la percepción no depende del espacio o el tiempo, una realidad en la que los objetos aparecen, o son desechados con igual facilidad, una estructura subjetiva en la que el individuo expresa libremente lo que quiere de la manera más directa, y sin embargo sin el contacto físico en términos usuales.
La realidad representa tu origen, y es el entorno natural en el que reside la psique. Tus creencias, tu trayectoria cultural, y hasta cierto punto tus lenguajes, establecen barreras de tal manera que esta dimensión del sueño parece irreal para ti. Aun cuando tú mismo te coges en la más vívida de las aventuras del sueño, o tú mismo te encuentras viajando por fuera de tu cuerpo mientras duermes, todavía no le das a esa experiencia igual validez que a las de vigilia.
Hablando subjetivamente, por todas partes estás rodeado por tu más grande realidad, pero no miras en los lugares correctos. Se te ha enseñado a no confiar en tus sentimientos, en tus sueños, o en tu imaginación, precisamente porque estos con frecuencia no se ajustan a la realidad aceptada de los hechos.
Ellos son los creadores de los hechos, sin embargo. De ninguna manera quiero demeritar el intelecto. Es ahí, sin embargo, que la tiranía del mundo de los hechos tiene su mayor influencia. Al intelecto se le han negado sus alas. Su campo de actividad ha sido limitado porque le has dado solamente los hechos para seguir.
Biológicamente, eres muy capaz de tratar con la realidad del sueño y la de vigilia, y de formar una mucho más efectiva síntesis en ese respecto. Todos tus impulsos creativos surgen de esa dimensión desconocida – los mismos impulsos que forman tus más grandes ciudades, tu tecnología, y el cemento físico que une tu mundo organizado culturalmente.
Los impulsos creativos están detrás de tus lenguajes, y sin embargo con frecuencia utilizas los lenguajes para silenciar, más bien que para liberar, las comunicaciones internas.
Siempre ha habido ritmos en la conciencia que no son históricamente obvios. En ciertos tiempos, algunos comportamientos se han expresado primordialmente en el estado de vigilia, y algunas veces en el estado del sueño. El énfasis nunca es estático, sino siempre cambiante. En algunos periodos entonces el comportamiento normal fue “más del sueño,” mientras más desarrollos específicos ocurrían en el estado del sueño, que era entonces el más claro o específico de los dos. Los hombres iban a dormir para hacer su trabajo, en otras palabras, y el reino de los sueños era considerado más real que la realidad de vigilia. Ahora lo opuesto es verdadero.

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