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viernes, 4 de septiembre de 2009

La Naturaleza de la Iluminación Espontánea y la Naturaleza de la Iluminación Forzada. El Alma en Vestidos Químicos 3

Tu cuerpo eres tú en la carne. Como lo he mencionado antes, el alma no puede afirmarse ella misma completamente a través de la experiencia corporal en un determinado “tiempo”; así que, en esos términos, siempre hay partes tuyas que están inexpresadas.
Toda tu experiencia física debe girar alrededor de la realidad corporal del cuerpo. La energía que mueve tu imagen proviene del alma. Por medio de tus propios pensamientos diriges la expresión del cuerpo, y ella puede ser de salud o de enfermedad. Del conocimiento del contenido de tu propia mente consciente, definitivamente puedes curar la mayoría de las enfermedades del cuerpo, dentro de condiciones que más adelante veremos.
Tus ideas siguen ciertas leyes de creatividad. Ellas tienen sus propios ritmos. Los procesos asociativos de tu mente, funcionando a través del cerebro, tienen una gran conexión con el comportamiento minúsculo de tus células. A medida que aprendes a utilizar tus pensamientos, o incluso a medida que ellos cambian naturalmente, se presentan alteraciones dentro de las células. Hay una progresión ordenada, una relación intima.
Cuando se utilizan dosis masivas de LSD, estás creando artificialmente un área de desastre, de la cual esperas rescatar un eficiente ser funcional. Es cierto que las viejas interacciones entre un patrón asociativo de pensamiento y su accionar habitual pueden analizarse, pero también es cierto que la estructura ordenada internamente ha sido sacudida psíquicamente y biológicamente.
En la vida diaria normal, con frecuencia se presenta en el estado del sueño una considerable terapia natural, incluso cuando surgen pesadillas de tal grado terrorífico que la persona que duerme es sacudida hasta despertarse. La mente consciente individual es entonces forzada a encarar la situación, pero después del evento, en retrospectiva. La pesadilla misma puede ser como un tratamiento de choque, dado por una parte del ser a otra, en el cual la memoria celular es estremecida tanto como podría serlo en una sesión de LSD.
Sin embargo, el ser es su propio terapeuta. El sabe precisamente a cuantos de tales “choques” puede la psique sacarles provecho, cuales asociaciones alentar por medio de tal experiencia e imaginación intensas, y cuales dejar sin tocar.
Las pesadillas en serie con frecuencia son terapias de choque reguladas interiormente. Ellas pueden atemorizar considerablemente al ser consciente, pero después de todo se despierta en su mundo normal, quizá sacudido pero seguro, en la estructura del día.
Otros eventos del sueño, aunque olvidados, también pueden amortiguar al individuo para resistir los efectos de tal “pesadilla terapéutica”. De la misma manera como un tratamiento con LSD finalmente resulta en una sensación de renacimiento - que con frecuencia es solo temporal - así mismo un período de tales pesadillas a menudo conduce muy naturalmente a sueños en los que el ser finalmente hace nuevas y más grandes conexiones con la fuente de su propio ser.
Si los científicos estudiaran el cuerpo y la mente en términos de las habilidades sanadoras naturales, podían aprender como estimularlas, ya que tales procesos – y solo he mencionado uno de ellos – son continuados a través de toda tu vida.
Cuando se utilizan grandes dosis de químicos, la mente consciente es confrontada al máximo con experiencias muy potentes que no estaban destinadas a ser manejadas y que están deliberadamente hechas para sentir impotencia.
Enfrentada con las pesadillas externas de la guerra y los desastres naturales, la mente consciente está todavía dirigida al exterior, hacia el mundo que sabía fue formado para hacerle frente. En periodos de gran estrés físico utiliza los poderes del cuerpo y del ser interior para llevar a cabo hazañas notables de heroísmo – que lo dejan pensando después en el poder y la energía del ser en crisis.
Su propia estabilidad y conocimiento pueden ser profundizados y fortalecidos inmensamente. En tiempos de encuentros aparentemente calamitosos con la naturaleza, los individuos mismos pueden encontrarse asombrados por su capacidad para relacionarse afectivamente con otras personas, pero en el área de desastre psíquico artificialmente inducida de la terapia masiva de LSD, la situación se revierte. La conciencia se encuentra a sí misma en una situación de crisis; no por una procedente del mundo exterior, sino porque es obligada a luchar en un campo de batalla para el cual nunca estuvo diseñada y que no podía comprender, en donde, básicamente, los aliados de asociación con que contaba, la memoria y la organización, y todos los poderes del ser interior, se convierten repentinamente en enemigos.
Se hace vulnerable a todas estas fuerzas que está destinada a dirigir, mientras es despojada de sus habilidades naturales lógicas, o de su propio sentido de identidad. No hay nada externo contra lo cual deba funcionar, y no hay estructura en la cual pueda lograr un equilibrio.
Cuando la mente consciente es obligada a enfrentar encuentros mucho menos placenteros y es desprovista de su poder y razón al mismo tiempo, en realidad insultas la base de su ser.
En el ciclo normal de muerte y renacimiento de las células, y en el patrón usual en el cual el ego cambia constantemente, hay un fluir suave y sin perdida de orientación. La memoria celular previa es llevada fácilmente de una generación de células a otra.
Como lo mencionamos antes, lo que llamas el ego es una parte de la identidad interior que surge para enfrentar el mundo de la existencia física. En el curso regular de los eventos, se cambiará a otro ego, pero mientras pierde su estatus “dominante”, no morirá para sí mismo. Alterará su organización como parte de la psique viviente.
Bajo la aniquilación forzada, hay un intento frenético hacia la reorganización, a medida que el ser interior trata de “enviar” egos alternativos para manejar la situación – y en esos términos, entre más egos mueran, mas egos surgirán.
En todo esto la situación del cuerpo es sumamente agitada, y el organismo físico es obligado a responder lo mejor que puede a una serie de eventos desastrosos – los que, sin embargo, se da cuenta no pueden ser experimentados físicamente. Sabe que una batalla “simulada” está ocurriendo, pero no puede dejar de enviar aquellos químicos y hormonas necesarios para una situación de grado semejante. Hay un gran desgaste en el cuerpo y un agotamiento inexcusable de sus energías naturales.
Las ideas forman la realidad, así que el cuerpo está acostumbrado a reaccionar a algunas situaciones “imaginarias” en las que, por ejemplo, la mente evoca circunstancias calamitosas que no existen físicamente; pero éstas todavía obligan al organismo a una activación excesiva, estableciendo un estado de estrés. En una terapia masiva de drogas, el cuerpo se siente en medio de la más grande amenaza, por lo que es obligado a utilizar todos sus recursos mientras sus propias señales le dicen que los mensajes que está obteniendo no tienen una correlación – y sin embargo son de la naturaleza más urgente.
Hasta cierto punto, también hay un asalto a la calidad de criatura. Además, sus imágenes y experiencia son raramente olvidadas, y el llamado nuevo ego nace con la memoria de su impresión. A algunos psicólogos les gusta decir que gritas inconscientemente contra el método natural de tu nacimiento. Sin embargo, aquí tienes una situación en la que el ser está enfrentando su propia aniquilación, mientras otro “ser” surge después de participar conscientemente en su muerte.
Sé que muchos psicólogos y psiquiatras sienten que están trazando el curso de la psique con estos métodos. Una cosa es, y suficientemente desafortunada, hacer la disección de una rana para observar que la hizo vivir. Es triplemente peligroso hacer la disección de la psique, esperando juntarla de nuevo.

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