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miércoles, 26 de agosto de 2009

Gracia Natural, Creatividad, Salud de Cuerpo y Mente y Nacimiento de la Conciencia 5

Un grupo de células forma un órgano. Un grupo de seres forma un alma. No te estoy diciendo que no tienes un alma que puedas llamar propia. Tú eres una parte de tu alma. Ella te pertenece y tú a ella. Tu resides dentro de su realidad, como una célula reside dentro de la realidad de un órgano. El órgano es temporal, en tus términos. El alma no lo es.
La célula es material, en tus términos. El ser no lo es. La entidad, o ser más grande, está compuesta de almas. Por lo que el cuerpo existe en el espacio y el tiempo, los órganos tienen propósitos específicos. Ellos ayudan a mantener el cuerpo vivo y deben permanecer en “el lugar”. La entidad tiene su existencia en dimensiones multitudinarias y sus almas tienen libertad para viajar dentro de limites que te parecerían infinitos. Así como la célula más pequeña dentro de tu cuerpo participa, en su grado, en tu experiencia diaria, así mismo el alma, en un grado inmensamente mayor, comparte los eventos de la entidad.
Tú posees dentro de ti mismo todos aquellos potenciales en los cuales la conciencia toma parte creativamente. La célula no necesita estar conscientemente enterada de ti con el fin de realizarse, aunque tus expectativas de salud en gran parte influencian su existencia, pero tu reconocimiento del alma y de la entidad puede ayudarte a dirigir energías desde estas otras dimensiones hacia tu vida diaria.
Estás en el proceso de expandir tu estructura psíquica, convirtiéndote en un participante consciente con el alma y convirtiéndote en lo que tu alma es. Así como las células se multiplican y crecen – dentro de su propia naturaleza y estructura física – así mismo los seres “evolucionan” en términos de satisfacción de valores.
Las almas son también estructuras psíquicas creativas, siempre cambiando y sin embargo reteniendo siempre la integridad individual, y todas dependientes la una de la otra. Las almas forman la vida de la entidad en esos términos. Sin embargo, la entidad es “más” de lo que es el alma.
Cuando estás enterado de la existencia de la entidad y del alma, puedes conscientemente aprovechar su más grande energía, comprensión y fortaleza.
Está disponible inherentemente, pero tus intenciones conscientes traen ciertos cambios en ti que automáticamente activan tales beneficios. Los resultados se sentirán hasta en la más pequeña célula dentro de tu cuerpo, y afectarán incluso los aparentemente más mundanos eventos de tu vida diaria.
Estás creciendo en conciencia; por consiguiente, utilizándola expandes sus capacidades. No es una cosa, sino un atributo y una característica. Es por eso por lo que tu comprensión y deseo son tan importantes. Los procesos iniciados están más allá de tu conocimiento normal. Ellos ocurren automáticamente con tu intento, si no los bloqueas con el miedo, la duda o con creencias encontradas.
Imagínate a ti mismo como una parte de un universo invisible, pero uno en el cual todas las estrellas y planetas están conscientes y llenos de energía indescriptible. Estás enterado de esto. Piensa de este universo como teniendo la forma de un cuerpo. Si lo deseas, visualiza su brillante perfil contra el cielo. Los soles y los planetas son tus células, cada una llena de energía y poder, pero esperando tu dirección.
Entonces observa esta imagen explotando dentro de tu propia conciencia, la que es increíblemente brillante. Date cuenta que es parte de una estructura multidimensional mucho más grande, esparcida en una dimensión aun más rica. Siente la entidad enviándote energía, así como le envías energía a tus células. Permite que ella llene tu ser y enseguida dirígela físicamente a cualquier lugar que escojas dentro de tu cuerpo.
Si en cambio hay un evento físico que deseas fuertemente, utiliza entonces esa energía para imaginar su ocurrencia real tan vividamente como puedas. Si sigues estas direcciones y comprendes el significado de ellas, encontrarás los resultados muy sorprendentes y efectivos. La energía puede dirigirse a cualquier parte del cuerpo, y si no bloqueas sus acciones por incredulidades, esa parte será curada. Recuerda, sin embargo: Si tienes la creencia de que eres una persona enfermiza, eso puede obstaculizarte. En ese caso, cambiar ese tipo de creencia en particular es tu primera preocupación. Uno de mis propósitos aquí es decirte que nadie ha nacido para ser una persona enfermiza, así que leyéndolo puedes ayudarte.
En tus términos, si crees que escogiste la enfermedad para compensar por una deficiencia en una vida pasada, te ayudará si te das cuenta que tú formas tu propia realidad ahora en tu presente, y por consiguiente puedes cambiarla.
Más adelante discutiré asuntos tales como los defectos de nacimiento. Aquí estamos hablando acerca de las condiciones que pueden ser corregidas físicamente, pero no del crecimiento de un brazo, si naciste sin uno, por ejemplo, o de la corrección de algunas carencias del cuerpo al nacer.
Tu cuerpo es el producto básico de tu creatividad en un nivel físico. De su integridad deben provenir todas las otras construcciones en tu vida. Tus más grandes empeños artísticos deben surgir del alma-en-la-carne. Te creas a ti mismo diariamente, cambiando tu forma de acuerdo con la riqueza incalculable de tus multitudinarias habilidades.
Así, de la resplandeciente riqueza psíquica del alma, surges con tu libre albedrío y tu deseo. Tú en cambio creas otras criaturas vivientes. También produces formas de arte - fluidas construcciones vivientes que no comprendes, en términos de sociedades y civilizaciones – y todas ellas fluyen por medio de tu alianza con la carne y la sangre.
Esta creatividad, la fuerza más poderosa dentro de toda realidad, abarca desde fuentes que aun no hemos discutido, hasta el más pequeño átomo y molécula. Tu salud es una extensión de tu creatividad. Así lo es tu relación con tu pareja, con tu jefe, y con los tipos de eventos con los que estás familiarizado de manera única.

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