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miércoles, 20 de agosto de 2008

La Materia VI

El entrelazamiento de la conciencia y la materia es el más intricado y es altamente complicado. En todos los casos, la conciencia está primero y forma sus construcciones físicas de acuerdo con sus habilidades, en primer lugar, formando su propia construcción primaria y después ramificándose hacia afuera, construyendo imágenes secundarias de otras conciencias con las que se pone en contacto.
Los aspectos cooperativos de la construcción de la conciencia forman el material del universo material. Una subdivisión de una construcción primaria puede ser llamada una construcción refleja distorsionada, que incluiría por supuesto la construcción física de otro ser físico en el nacimiento.
Este intento distorsionado de re-crear el ser una vez más en el plano físico y de asegurarle la continuidad dentro de esa realidad, es la base para la diversidad de tipos y características físicas. Tal creación, o re-creación, es obviamente imposible. Las distorsiones son tan grandes que el intento está condenado de antemano. Sin embargo es intentado y es un aditamento físico a las construcciones en nuestro campo. Anteriormente hemos explicado el nacimiento, por lo menos brevemente. El nuevo ser humano obviamente no es el padre ni la madre y, no obstante, obviamente es una construcción formada por cada uno de ellos, de materia física perteneciente a cada uno.
Sin embargo, la materia física del infante nacido no contiene nada de la misma materia física que fue recibida inicialmente de los padres. La materia original ha desaparecido completamente, para ser reemplazada por otra materia, a medida que la conciencia del infante construye lentamente alrededor de sí su creciente toma de conciencia de sí mismo, dentro de la materia física. Los padres proporcionan partes definidas de su propia materia física para iniciar la construcción del infante, pero no es esta materia en particular la que crece.
Llamemos X y Y la materia proporcionada por los padres. Cuando el niño nace, no contiene en ninguna parte dentro de él estas porciones de materia llamadas X y Y. Parecería que la materia ha cambiado. En cambio, lo que ha ocurrido es que la materia desapareció, de una manera que hemos explicado anteriormente.
Ninguna partícula de materia en el infante nacido es la misma que la contenida en el feto, o antes, en la esperma o el huevo. Apartémonos un poco del asunto y consideremos lo que pasa con una semilla de hierba. Decimos que la hierba proviene de la semilla, pero la hierba no es la semilla. El material de la hierba no es el material de la semilla. Por experiencia sabemos que con frecuencia la semilla precederá a la hierba. La hierba no contiene ninguna partícula de materia que sea idéntica a la de la semilla.
Aquí vemos claramente la diferencia entre el desarrollo y logro de valores y lo que llamamos crecimiento. En nuestro campo físico, el desarrollo y logro de valores consiste en el desarrollo de la habilidad de lo inmaterial para expresarse dentro del campo físico.
El crecimiento es una concepción errónea, que empieza con la idea distorsionada de una materia física continuada, con duración en el tiempo. Como sabemos, la materia es en cambio la expresión simultánea de la conciencia. La materia no tiene realmente una duración en sí misma y es simplemente la forma instantánea que toma la conciencia cuando se proyecta en el campo físico.
La hierba es común. Se supone que crece de la semilla y, sin embargo, ninguna partícula de materia es la misma dentro de la hierba y la semilla. La semilla no crece como hierba. Las bellotas no crecen como árboles. Los niños no crecen como adultos. En todos los casos, ninguna partícula de materia es la misma en la llamada versión crecida que en la construcción inicial. La materia no crece.

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