LIBRO DE URANTIA - PARTE I - PALABRAS DE JESUS
71. LOS ESPÍAS Y SEPARAR EL GRANO
72. AYUNOS Y CEREMONIAS
“Pero no tuvieron que esperar mucho los espías para tener una oportunidad de acusar a Jesús y a sus asociados de desobedecer la ley del sábado. A medida que el grupo pasaba a lo largo de un camino angosto, el trigo ondeante, que en esa época estaba madurando, estaba al alcance de la mano a ambos lados, y algunos de los apóstoles, como tenían hambre, arrancaron el grano maduro y se lo comieron. Era costumbre de los viajeros servirse grano al pasar por el camino, y por consiguiente nadie pensó que hubiera nada malo en esta conducta. Pero los espías tomaron esto como pretexto para atacar a Jesús. Cuando vieron que Andrés machacaba el grano entre las manos, se le acercaron y dijeron: «¿Acaso no sabes que es ilegal arrancar grano y machacarlo el sábado?» Andrés respondió: «Pero tenemos hambre y sólo machacamos la cantidad suficiente para nuestras necesidades; y ¿desde cuándo es pecado comer grano el sábado?» Pero los fariseos contestaron: «No es pecado comer, pero desobedecéis la ley al arrancar y machacar el grano entre las manos; vuestro Maestro seguramente no aprobaría tales acciones». Entonces dijo Andrés: «Pero si no es pecado comer el grano, seguramente machacarlo entre las manos no puede ser más trabajo que masticarlo, cosa que vosotros permitís; ¿por qué hacer semejante montaña de un grano de arena?» Al sugerir Andrés que eran sofistas, ellos se indignaron y regresando rápidamente hasta donde iba caminando Jesús en conversación con Mateo, y protestaron, diciendo: «He aquí, Maestro, que tus apóstoles hacen lo que está prohibido el día sábado; arrancan, machacan y comen el grano. Estamos seguros de que tú les mandarás que no lo hagan». Entonces dijo Jesús a los acusadores: «Sois en verdad celosos protectores de la ley, y hacéis bien en recordar el sábado para santificarlo; pero ¿acaso no leísteis en las Escrituras que cierto día, cuando David tenía hambre, él y los que con él estaban entraron a la casa de Dios y se comieron el pan de la proposicion, que estaba prohibido para todos excepto los sacerdotes? Y David también dio este pan a los que estaban con él; y ¿acaso no habéis leído en nuestra ley que es legal hacer muchas cosas necesarias el sábado? y ¿acaso no os veré yo antes de que termine el día, comer lo que habéis traído para vuestras necesidades de hoy? Buenos hombres, hacéis bien en defender celosamente el sábado, pero haríais mejor en guardar la salud y el bienestar de vuestros semejantes. Os declaro que el sábado fue hecho para el hombre y no el hombre para el sábado. Y si estáis aquí entre nosotros para vigilar mis palabras, proclamaré abiertamente que el Hijo del Hombre es también amo del sábado»” (1654.3) 147:6.4 ((Mat 12:1-8; Mar 2:23-28; Lucas 6:1-5)
“El martes por la tarde Jesús estaba conduciendo una de sus clases habituales de preguntas y respuestas cuando el líder del grupo de seis espías le dijo: «Hoy estaba hablando con uno de los discípulos de Juan que está aquí asistiendo a tu enseñanza, y no podíamos entender por qué nunca mandas a tus discípulos a que ayunen y oren tal como nosotros los fariseos ayunamos y tal como Juan mandó a sus seguidores». Y Jesús, refiriéndose a una declaración de Juan, respondió a este preguntador: «¿Acaso ayunan los hijos de la cámara nupcial cuando el novio está con ellos? Mientras el novio permanece con ellos, no pueden ayunar. Pero se acerca la hora en que el novio será llevado de allí, y entonces los hijos de la cámara nupcial indudablemente ayunarán y orarán. Orar es natural para los hijos de la luz, pero ayunar no es parte del evangelio del reino del cielo. Recordad que el sastre sabio no cose un trozo de tela nueva y sin encoger sobre una túnica vieja, porque, cuando se moja, podría encoger y producir un defecto aun más grave. Tampoco ponen los hombres vino nuevo en odres viejas, para que el vino nuevo no rompa las odres destruyendo así tanto el vino como las odres. El hombre sabio pone el vino nuevo en odres nuevas. Por eso mis discípulos demuestran sabiduría al no traer muchas cosas del viejo orden a la nueva enseñanza del evangelio del reino. Vosotros que habéis perdido a vuestro maestro podéis tener justificación en ayunar por un tiempo. Ayunar puede ser una parte apropiada de la ley de Moisés, pero en el reino venidero los hijos de Dios se liberarán del temor y se regocijarán en el espíritu divino». Y cuando escucharon estas palabras, los discípulos de Juan se consolaron mientras que los fariseos mismos estuvieron aun más confundidos.
“A continuación el Maestro advirtió a sus oyentes que esto no significaba que todas las viejas enseñanzas debían ser reemplazadas completamente por nuevas doctrinas. Dijo Jesús: «Lo que es viejo y también verdadero debe quedar. Del mismo modo, lo que es nuevo pero falso debe ser rechazado. Pero lo que es nuevo y también verdadero, tened la fe y la valentía de aceptarlo. Recordad que está escrito: ‘No abandonéis a un viejo amigo, porque el nuevo no se le compara. Como el vino nuevo, así es el amigo nuevo; si envejece, lo beberéis con regocijo'».” (1655.4) 147:7.2 Mat 9:14-17; Mar 2:18-22; Lucas 5:33-39)
No hay comentarios:
Publicar un comentario