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viernes, 7 de diciembre de 2007

En el Inicio del Universo

En términos de nuestras ecuaciones, la energía, la conciencia y la materia, son una sola cosa. En esos términos, la conciencia es el agente que dirige la transformación de la energía en la forma, y de la forma en energía. Todas las posibles partículas, visibles e invisibles, que descubramos o imaginemos – partículas hipotéticas - poseen conciencia. Son conciencias energizadas.
Existen algunas características inherentes a la energía misma, bastante diferentes a las que podamos asignarle, puesto que, hasta ahora, no consideramos que la energía sea consciente.
La energía es, por sobre todas las cosas, infinitamente creativa, innovadora y original. La energía es imaginativa. No estamos asignándole características humanas a la energía. En cambio, podemos decir que las características humanas son el resultado de las características de la energía – una diferencia bien importante. El espacio, de acuerdo con lo que pensamos de él, está lleno de partículas invisibles. Ellas son la porción inexpresada de la realidad física, el medio no manifestado en el cual nuestro mundo existe. En ese sentido, sin embargo, los átomos y las moléculas están manifestados, aunque no podamos verlos a simple vista. Las partículas más pequeñas que los constituyen se vuelven más y más pequeñas, para finalmente desaparecer al examen de cualquier tipo de instrumento físico. Esto sirvió para acercar la realidad manifestada a la realidad no manifestada.
En los términos de la discusión acerca del inicio de nuestro mundo, solo tendremos en cuenta, por ahora, las cualidades conocidas de átomos y moléculas. En el inicio del universo, átomos y moléculas imaginaron las innumerables formas que eran físicamente posibles y las innumerables células que podían surgir de su propia creación cooperativa. La energía es ilimitada y exuberante. En esos términos, los átomos soñaron convirtiendo las células en entes físicos y, desde este umbral de actividad física, la conciencia celular soñó con las innumerables organizaciones que podían surgir de esta aventura indescriptible.
En realidad, todo esto tuvo lugar al tiempo, pero la profundidad de la experiencia psicológica allí contenida nunca podrá ser medida, ya que involucra cierta clase de realización de valores en que está comprometida cada conciencia. Las características de esta realización de valores es quizá el elemento más importante en el ser de Todo Lo Que Existe y es una parte de la herencia de todas las especies.
En el inicio del universo hubo un tiempo, casi inimaginable, en el que la conciencia energizada, utilizando sus propias habilidades creativas y su propia imaginación, experimentó ensayando con varias formas consecutivamente. En los términos en que estábamos acostumbrados a pensar, nada era estable. La conciencia, tal como la concebimos, se convertía en materia y luego en energía pura, para volver a empezar un nuevo ciclo. La subjetividad, en gran media, era la que regía. Como un adolescente que abandona su hogar por primera vez, la conciencia individualizada también añoraba su hogar y regresaba a él con frecuencia, hasta que gradualmente adquirió la confianza suficiente para salir y formar un universo.
Como Todo Lo Que Existe contiene dentro de sí características creativas tan omnipotentes, fértiles y divinas, todas las porciones de su experiencia subjetiva alcanzaron dimensiones de realidad imposibles de describir. Los pensamientos de Todo Lo Que Existe no eran solo pensamientos como los que nosotros podríamos tener, sino eventos multidimensionales de naturaleza superlativa. Esos eventos muy pronto encontraron que debía ocurrir una transformación, si ellos iban a viajar hacia la objetividad, ya que ninguna objetividad, por sí misma, podía contener la realidad total de los eventos subjetivos que existían dentro de la subjetividad divina. Solamente en ese contexto se podía mantener su perfección relativa. Sin embargo, antes del inicio del universo, ya habían anhelado otras experiencias y el desarrollo de una naturaleza diferente. Anhelaban crear, tal como habían sido creados y Todo Lo Que Existe, con cierta perplejidad divina, se dio cuenta de que esta había sido siempre su propia intención.
Todo Lo Que Existe se dio cuenta de que esta separación también nos permitiría alcanzar un tipo diferente de arte divino, en el cual los creadores mismos creaban y sus creaciones creaban, trayendo a la realidad existencias que eran posibles precisamente porque parecía existir una diferencia entre el creador y sus creaciones. Todo Lo Que Existe, por lo tanto, está dentro de cada una de las más pequeñas porciones de la conciencia.
La más pequeña porción de la conciencia puede crear, de manera única, trayendo a la existencia versiones excéntricas de Todo Lo Que Existe que, en ciertos términos, no podría crear sin esa separación. La intención de Todo Lo Que Existe corresponde al soporte y ánimo amoroso que le brinda a la más ligera conciencia o manifestación probable.
Todo Lo Que Existe sabe que este propósito es parte de un propósito mayor. En términos del tiempo, la realización de ese propósito surgirá con otra explosión trascendental de inspiración subjetiva hacia la objetividad, o hacia alguna otra forma. En términos más profundos, sin embargo, ese propósito es conocido ahora y el universo entero sueña con él, como una vez la conciencia celular soñó con los órganos que debía formar.
Queremos reafirmar que no estamos hablando aquí de un tipo de evolución espiritual, sino de una expansión espiritual. Nos hemos limitado a la discusión sobre la conciencia en el inicio del mundo, haciendo énfasis en que la base primordial de la existencia física fue en gran parte subjetiva; y que el estado del sueño, no solamente ayudó a formar la conciencia de nuestra especie, sino que sirvió para brindarle al hombre una fuente de información acerca de su entorno físico y sirvió también como una red interna de comunicación entre todas las especies.

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