Hemos venido hablando del alma, dioses, demonios, probabilidades y realidades alternativas, que indican opciones disponibles. Para una mejor comprensión, necesitamos expandir las ideas de la conciencia y cierta reorientación. Es muy importante tener presente la importancia del libre albedrío y la presencia de nuestra propia identidad, tal como la conocemos.
Todos los mundos probables existen ahora. Todas las variaciones en los aspectos de la realidad existen ahora. Estamos entrando y saliendo de probabilidades constantemente. Siempre estamos seleccionando y escogiendo opciones. Todas las células del cuerpo hacen exactamente lo mismo.
Generalmente pensamos en términos de un ego que identificamos con el cuerpo. Sabemos que la estructura celular de este cambia constantemente. El cuerpo, en todo momento, es un conglomerado de energía formado por una inmensa actividad probable.
La conciencia se expresa en todas las direcciones posibles y, al hacerlo, experimenta a Dios a través de su propio ser, interpretado según su propia realidad familiar. Todos nosotros creamos seres probables. Cada uno de ellos sigue su propia realidad y experimenta en su totalidad las dimensiones que le son inherentes.
Existen unidades de conciencia, de la misma manera como existen unidades de materia. No podemos pensar en unidades de conciencia como partículas. Existe una unidad básica de conciencia que no se puede dividir, como una vez se pensó del átomo. La unidad de conciencia no es física. Contiene dentro de sí misma propiedades infinitas de expansión, desarrollo y organización, manteniendo siempre su propia individualidad. Forma parte de organizaciones de conciencia y se mezcla con otras unidades sin que desaparezca su individualidad. Se trata de una energía consciente. Es la fuente de todas las conciencias y su actividad tiene una variedad infinita. La unidad básica de conciencia es totalmente impredecible. El Alma es el resultado de cierta organización de estas unidades de conciencia.
Las unidades de conciencia son la fuerza que le da vida a todos los universos físicos. Pueden aparecer en varios sitios a la vez, sin necesidad de ir a través del espacio, tal como lo interpretamos. Literalmente, pueden estar en todos los lugares a la vez y no serán reconocidas porque siempre aparecen como algo distinto. Se mueven a una velocidad mayor que la de la luz. Hay muchos millones de ellas en un átomo. Cada una está enterada de la realidad de todas las demás y las influencia. Se pueden mover adelante y atrás en el tiempo y en otras direcciones que no nos son familiares. Todos los universos posibles son creados por estas unidades. No tienen características humanas. Tienen sus propias inclinaciones y tendencias. Como, en términos más amplios, el pasado, el presente y el futuro existen a la vez, las unidades de conciencia emergen constantemente del futuro y del pasado.
Cuando las unidades de conciencia se aproximan a la estructura física, disminuyen su velocidad. Estas unidades de conciencia tienen su organización interna, de la cual surgen todas las formas físicas. Las unidades de conciencia forman la mente, alrededor de la cual se estructura el cerebro, al cual impregnan totalmente.
Las unidades de conciencia forman las Unidades Electromagnéticas de Energía, que constituyen el paso siguiente en la formación de la materia.
Todos los mundos probables existen ahora. Todas las variaciones en los aspectos de la realidad existen ahora. Estamos entrando y saliendo de probabilidades constantemente. Siempre estamos seleccionando y escogiendo opciones. Todas las células del cuerpo hacen exactamente lo mismo.
Generalmente pensamos en términos de un ego que identificamos con el cuerpo. Sabemos que la estructura celular de este cambia constantemente. El cuerpo, en todo momento, es un conglomerado de energía formado por una inmensa actividad probable.
La conciencia se expresa en todas las direcciones posibles y, al hacerlo, experimenta a Dios a través de su propio ser, interpretado según su propia realidad familiar. Todos nosotros creamos seres probables. Cada uno de ellos sigue su propia realidad y experimenta en su totalidad las dimensiones que le son inherentes.
Existen unidades de conciencia, de la misma manera como existen unidades de materia. No podemos pensar en unidades de conciencia como partículas. Existe una unidad básica de conciencia que no se puede dividir, como una vez se pensó del átomo. La unidad de conciencia no es física. Contiene dentro de sí misma propiedades infinitas de expansión, desarrollo y organización, manteniendo siempre su propia individualidad. Forma parte de organizaciones de conciencia y se mezcla con otras unidades sin que desaparezca su individualidad. Se trata de una energía consciente. Es la fuente de todas las conciencias y su actividad tiene una variedad infinita. La unidad básica de conciencia es totalmente impredecible. El Alma es el resultado de cierta organización de estas unidades de conciencia.
Las unidades de conciencia son la fuerza que le da vida a todos los universos físicos. Pueden aparecer en varios sitios a la vez, sin necesidad de ir a través del espacio, tal como lo interpretamos. Literalmente, pueden estar en todos los lugares a la vez y no serán reconocidas porque siempre aparecen como algo distinto. Se mueven a una velocidad mayor que la de la luz. Hay muchos millones de ellas en un átomo. Cada una está enterada de la realidad de todas las demás y las influencia. Se pueden mover adelante y atrás en el tiempo y en otras direcciones que no nos son familiares. Todos los universos posibles son creados por estas unidades. No tienen características humanas. Tienen sus propias inclinaciones y tendencias. Como, en términos más amplios, el pasado, el presente y el futuro existen a la vez, las unidades de conciencia emergen constantemente del futuro y del pasado.
Cuando las unidades de conciencia se aproximan a la estructura física, disminuyen su velocidad. Estas unidades de conciencia tienen su organización interna, de la cual surgen todas las formas físicas. Las unidades de conciencia forman la mente, alrededor de la cual se estructura el cerebro, al cual impregnan totalmente.
Las unidades de conciencia forman las Unidades Electromagnéticas de Energía, que constituyen el paso siguiente en la formación de la materia.
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