Las unidades de conciencia conocen bien los diferentes tipos de conciencia de las que forman parte. Por su naturaleza, tienen una clase especial de organización, comportamiento y experimentación, que excluye otras aproximaciones. Las unidades de conciencia, con su libertad natural dentro de la materia, están enteradas de todas esas organizaciones, de tal manera que las lecciones aprendidas por una especie se pueden transferir a otras.
Una especie, por ejemplo, puede desarrollar un particular experimento con la conciencia y el conocimiento adquirido darlo o transferirlo a otra, en la que aparecerá como “instinto”. En este caso, el conocimiento se utilizará como base para diferentes tipos de comportamiento, exploración o experimentación. La evolución no ha ocurrido, como lo pensamos, en una sola línea, o en una sola secuencia, del primate al hombre. Ninguna otra especie evolucionó de esa manera. Lo que realmente hubo fue desarrollos paralelos. La forma como percibimos el tiempo apenas nos muestra una tajada del ponqué completo.
Pensando en términos de tiempo consecutivo, la evolución no va del pasado hacia el futuro. La especie, de manera precognitiva, está enterada de los cambios que quiere hacer y desde el “futuro” modifica el “presente” estado de cromosomas y genes para obtener en el futuro probable los cambios específicos deseados. Por fuera del enfoque consciente, el tiempo se experimenta de una manera totalmente diferente y se manipula constantemente, de la misma manera como manipulamos la materia.
Las unidades de conciencia forman los átomos, las moléculas, las células y los órganos que constituyen el mundo. Los grandes cambios en la tierra y las alteraciones de las especies, son condiciones que se producen de acuerdo con patrones que involucran a todas las especies, o a grandes masas de tierra y agua, en un tiempo dado. En tales ocasiones, están involucradas grandes organizaciones de conciencias. Algunas veces la naturaleza utiliza información precognitiva para producir situaciones que suplen mejor sus propias necesidades. Es cuando se presentan cataclismos que tienen finalidad creativa, a pesar de las apariencias. La precognición biológica está firmemente establecida en cromosomas y genes y se refleja en las células.
La estructura corporal de todo cuerpo físico se mantiene como consecuencia de las habilidades precognitivas de las células. Estas mantienen la estructura posicionada en el tiempo, manipulándose ellas mismas en medio de probabilidades. Hay una comunicación constante entre la célula del presente y la célula que “era” en el pasado y la que “será” en el futuro. La comprensión de la célula va mas allá de la forma presente. La realidad, la realidad física de determinada célula, es el resultado de su propia existencia antes y después en el tiempo. De su conocimiento del pasado y del futuro, obtiene su estructura presente.
Se puede aplicar lo mismo para todas las especies. Nosotros existimos en el tiempo presente, porque nuestros seres existen antes y después en el tiempo. Esto es cierto desde el punto de vista celular y también en términos psíquicos. Los pensamientos y los sentimientos son tan reales como las células. Ellos forman organizaciones. Nuestros deseos salen de nosotros en el tiempo, en todas las direcciones. Como especie, nuestro presente forma nuestro futuro. En términos más profundos, el conocimiento precognitivo de las posibilidades del futuro, nos ayuda a formar el presente que convertirá el futuro probable en una realidad para nosotros.
Una especie, por ejemplo, puede desarrollar un particular experimento con la conciencia y el conocimiento adquirido darlo o transferirlo a otra, en la que aparecerá como “instinto”. En este caso, el conocimiento se utilizará como base para diferentes tipos de comportamiento, exploración o experimentación. La evolución no ha ocurrido, como lo pensamos, en una sola línea, o en una sola secuencia, del primate al hombre. Ninguna otra especie evolucionó de esa manera. Lo que realmente hubo fue desarrollos paralelos. La forma como percibimos el tiempo apenas nos muestra una tajada del ponqué completo.
Pensando en términos de tiempo consecutivo, la evolución no va del pasado hacia el futuro. La especie, de manera precognitiva, está enterada de los cambios que quiere hacer y desde el “futuro” modifica el “presente” estado de cromosomas y genes para obtener en el futuro probable los cambios específicos deseados. Por fuera del enfoque consciente, el tiempo se experimenta de una manera totalmente diferente y se manipula constantemente, de la misma manera como manipulamos la materia.
Las unidades de conciencia forman los átomos, las moléculas, las células y los órganos que constituyen el mundo. Los grandes cambios en la tierra y las alteraciones de las especies, son condiciones que se producen de acuerdo con patrones que involucran a todas las especies, o a grandes masas de tierra y agua, en un tiempo dado. En tales ocasiones, están involucradas grandes organizaciones de conciencias. Algunas veces la naturaleza utiliza información precognitiva para producir situaciones que suplen mejor sus propias necesidades. Es cuando se presentan cataclismos que tienen finalidad creativa, a pesar de las apariencias. La precognición biológica está firmemente establecida en cromosomas y genes y se refleja en las células.
La estructura corporal de todo cuerpo físico se mantiene como consecuencia de las habilidades precognitivas de las células. Estas mantienen la estructura posicionada en el tiempo, manipulándose ellas mismas en medio de probabilidades. Hay una comunicación constante entre la célula del presente y la célula que “era” en el pasado y la que “será” en el futuro. La comprensión de la célula va mas allá de la forma presente. La realidad, la realidad física de determinada célula, es el resultado de su propia existencia antes y después en el tiempo. De su conocimiento del pasado y del futuro, obtiene su estructura presente.
Se puede aplicar lo mismo para todas las especies. Nosotros existimos en el tiempo presente, porque nuestros seres existen antes y después en el tiempo. Esto es cierto desde el punto de vista celular y también en términos psíquicos. Los pensamientos y los sentimientos son tan reales como las células. Ellos forman organizaciones. Nuestros deseos salen de nosotros en el tiempo, en todas las direcciones. Como especie, nuestro presente forma nuestro futuro. En términos más profundos, el conocimiento precognitivo de las posibilidades del futuro, nos ayuda a formar el presente que convertirá el futuro probable en una realidad para nosotros.
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