Los métodos secretos detrás de todas las religiones tenían el propósito de conducir al hombre al reino de comprensión que existe más allá de los símbolos y las historias. Llevarlo a una comprensión íntima de las realidades dentro y fuera del mundo físico. Existen manuscritos aún no descubiertos, procedentes de monasterios especialmente españoles, que hablan de grupos encubiertos dentro de las órdenes religiosas que mantuvieron vivos estos secretos, mientras otros monjes se dedicaban a copiar viejos manuscritos en latín.
También existieron tribus en África y Australia que nunca aprendieron a escribir y que conocían estos secretos. Aparecieron hombres llamados Voceros que los memorizaron y los expandieron hacia Europa, inclusive a los territorios nórdicos, antes de la época de Cristo. El mundo estaba mucho más maduro para el advenimiento del cristianismo de lo que se supone, por la labor de estos grupos. Las ideas ya se habían sembrado en Europa.
Algunos conceptos importantes se perdieron. Las enseñanzas de los Voceros hacían énfasis en métodos prácticos de la vida. Reglas que se podían entender, pero las razones que las sustentaron fueron olvidadas.
Los Druidas obtuvieron buena parte de sus conceptos de los Voceros. También lo hicieron los Egipcios. Los Voceros aparecieron mucho antes que cualquiera de las religiones que conocemos y su religión surgió espontáneamente en muchas áreas, extendiéndose desde el corazón de África y Australia. Existió un grupo separado en el área en donde más tarde habitaron los Aztecas.
Algunos grupos de los Voceros perduraron a través de varios siglos. Como habían sido muy bien entrenados, los mensajes conservaron su autenticidad. Creían que no era conveniente escribir estos mensajes. Utilizaban símbolos naturales de la tierra y entendían claramente las razones que los sustentaban. Existieron como líderes en la Edad de Piedra y sus habilidades les ayudaron a los hombres de las cavernas a sobrevivir. Como no había comunicación física entre los distintos grupos de Voceros, algunos no sabían de la existencia de otros. Sus mensajes eran puros y sin distorsiones y muchos de quienes los escucharon los convirtieron en cuentos y parábolas. Gran parte de las escrituras Judías contienen vestigios de los mensajes de los Voceros, pero con algunas distorsiones.
Este conocimiento interior siempre ha estado disponible, pero debe manifestarse en la realidad física. Los Voceros fueron los primeros en hacerlo conocer. En ocasiones, solo uno o dos Voceros estuvieron vivos en varios siglos. Otras veces, hubo muchos. Ellos sabían que el mundo surgía de su realidad interior y así lo expresaron. Sabían que los objetos aparentemente sólidos que los rodeaban estaban formados por conciencias minúsculas. Sabían que con su propia creatividad convertían las ideas en materia y que esta tenía conciencia y estaba viva. Sabían de la íntima y natural conexión entre ellos y su entorno y que lo podían alterar con sus propias acciones.
También existieron tribus en África y Australia que nunca aprendieron a escribir y que conocían estos secretos. Aparecieron hombres llamados Voceros que los memorizaron y los expandieron hacia Europa, inclusive a los territorios nórdicos, antes de la época de Cristo. El mundo estaba mucho más maduro para el advenimiento del cristianismo de lo que se supone, por la labor de estos grupos. Las ideas ya se habían sembrado en Europa.
Algunos conceptos importantes se perdieron. Las enseñanzas de los Voceros hacían énfasis en métodos prácticos de la vida. Reglas que se podían entender, pero las razones que las sustentaron fueron olvidadas.
Los Druidas obtuvieron buena parte de sus conceptos de los Voceros. También lo hicieron los Egipcios. Los Voceros aparecieron mucho antes que cualquiera de las religiones que conocemos y su religión surgió espontáneamente en muchas áreas, extendiéndose desde el corazón de África y Australia. Existió un grupo separado en el área en donde más tarde habitaron los Aztecas.
Algunos grupos de los Voceros perduraron a través de varios siglos. Como habían sido muy bien entrenados, los mensajes conservaron su autenticidad. Creían que no era conveniente escribir estos mensajes. Utilizaban símbolos naturales de la tierra y entendían claramente las razones que los sustentaban. Existieron como líderes en la Edad de Piedra y sus habilidades les ayudaron a los hombres de las cavernas a sobrevivir. Como no había comunicación física entre los distintos grupos de Voceros, algunos no sabían de la existencia de otros. Sus mensajes eran puros y sin distorsiones y muchos de quienes los escucharon los convirtieron en cuentos y parábolas. Gran parte de las escrituras Judías contienen vestigios de los mensajes de los Voceros, pero con algunas distorsiones.
Este conocimiento interior siempre ha estado disponible, pero debe manifestarse en la realidad física. Los Voceros fueron los primeros en hacerlo conocer. En ocasiones, solo uno o dos Voceros estuvieron vivos en varios siglos. Otras veces, hubo muchos. Ellos sabían que el mundo surgía de su realidad interior y así lo expresaron. Sabían que los objetos aparentemente sólidos que los rodeaban estaban formados por conciencias minúsculas. Sabían que con su propia creatividad convertían las ideas en materia y que esta tenía conciencia y estaba viva. Sabían de la íntima y natural conexión entre ellos y su entorno y que lo podían alterar con sus propias acciones.
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