Puede decirse que nuestros sentidos crean el entorno que percibimos. Ellos están condicionados para percibir una realidad tridimensional. La conciencia también está equipada con perceptores internos, inherentes a todas las conciencias, independientemente de su desarrollo. Estos perceptores operan independientemente de los sentidos que conocemos.
Todos tenemos sentidos internos y los usamos constantemente, aunque no nos percatemos de ello conscientemente. Si tuviéramos la capacidad de utilizar estos sentidos internos, conscientemente, nos daríamos cuenta de la existencia de otras realidades o dimensiones de existencia. Por ejemplo, nuestro cuarto lo veríamos, cambiando nuestro enfoque, como una inmensa y constante danza de moléculas y partículas, que son las que conforman los distintos objetos. Veríamos el brillo fosforescente del aura electromagnética de la que se componen las moléculas mismas. También podríamos condensar nuestra conciencia y hacerla lo suficientemente pequeña para viajar a través de una sola molécula y desde allí observar el universo del cuarto y la gigantesca galaxia de formas.
Utilizando nuestros sentidos nos convertimos en concientes cocreadores, bien sea que lo sepamos o no, conscientemente. La creación y la percepción están mucho más íntimamente ligadas de lo que la ciencia cree. Podemos decir que los sentidos físicos crean la realidad que perciben. No se trata de decir que la realidad física es falsa. Los sentidos físicos nos obligan a traducir nuestra experiencia en percepciones físicas.
Observamos el universo físico e interpretamos la realidad de acuerdo con la información recibida por nuestros sentidos físicos. Toda nuestra atención está enfocada de una manera muy especial en un punto brillante que llamamos realidad. Hay otras realidades alrededor nuestro, pero las ignoramos y bloqueamos todos los estímulos que proceden de ellas.
Estamos fascinados con nuestra realidad física. Enfocamos tan fuertemente nuestra atención hacia la realidad del aquí y ahora, que parece como si permanentemente estuviéramos en estado de trance.
Todos tenemos sentidos internos y los usamos constantemente, aunque no nos percatemos de ello conscientemente. Si tuviéramos la capacidad de utilizar estos sentidos internos, conscientemente, nos daríamos cuenta de la existencia de otras realidades o dimensiones de existencia. Por ejemplo, nuestro cuarto lo veríamos, cambiando nuestro enfoque, como una inmensa y constante danza de moléculas y partículas, que son las que conforman los distintos objetos. Veríamos el brillo fosforescente del aura electromagnética de la que se componen las moléculas mismas. También podríamos condensar nuestra conciencia y hacerla lo suficientemente pequeña para viajar a través de una sola molécula y desde allí observar el universo del cuarto y la gigantesca galaxia de formas.
Utilizando nuestros sentidos nos convertimos en concientes cocreadores, bien sea que lo sepamos o no, conscientemente. La creación y la percepción están mucho más íntimamente ligadas de lo que la ciencia cree. Podemos decir que los sentidos físicos crean la realidad que perciben. No se trata de decir que la realidad física es falsa. Los sentidos físicos nos obligan a traducir nuestra experiencia en percepciones físicas.
Observamos el universo físico e interpretamos la realidad de acuerdo con la información recibida por nuestros sentidos físicos. Toda nuestra atención está enfocada de una manera muy especial en un punto brillante que llamamos realidad. Hay otras realidades alrededor nuestro, pero las ignoramos y bloqueamos todos los estímulos que proceden de ellas.
Estamos fascinados con nuestra realidad física. Enfocamos tan fuertemente nuestra atención hacia la realidad del aquí y ahora, que parece como si permanentemente estuviéramos en estado de trance.
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