Por medio de un fuerte enfoque emocional podemos crear una forma y proyectarla hacia otra persona que entonces la percibirá. Esto se puede hacer consciente o inconscientemente y la diferencia es importante. Esta forma es diferente a la llamada forma “astral”. El cuerpo físico es la materialización de la forma astral. Esta no abandona el cuerpo por mucho tiempo y es muy diferente a la forma proyectada en la playa, según la analogía descrita anteriormente. En este momento estamos enfocados no solamente en nuestro cuerpo físico sino también en una particular frecuencia de eventos que interpretamos como el tiempo.
Otros periódicos históricos existen, simultáneamente, en formas igualmente válidas y con seres que también han reencarnado, pero simplemente no estamos sintonizados con esas frecuencias.
Podemos estar enterados de lo que pasó en el pasado y tener historias, ya que de acuerdo con las reglas del juego que hemos aceptado, creemos que el pasado y no el futuro se puede percibir. Podríamos tener historias del futuro en el presente, si las reglas del juego fueran diferentes.
En otros niveles de la realidad, las reglas del juego son otras. Después de la muerte vamos a tener una mayor libertad en las percepciones, pues el futuro aparecerá tan claro como el pasado. La cosa se complica, sin embargo, pues no existe un único pasado, ni un único futuro. Aceptamos como reales ciertos eventos e ignoramos otros. Existen pasados probables que están fuera de nuestra comprensión. De esos pasados probables escogemos algunos eventos como los únicos posibles y no nos damos cuenta de que los hemos seleccionado de una infinita variedad de eventos.
Obviamente, también existen futuros probables y presentes probables. Estamos hablando en los términos específicos de nuestra realidad, ya que es necesario entender que las palabras “pasado”, “presente” y “futuro” no tienen un verdadero significado en cuanto a la realidad de la experiencia.
Somos parte de otros seres independientes de nosotros, que están enfocados en su propia realidad y tenemos con ellos una verdadera relación de simpatía. Por esta relación, no deberíamos estar limitados por nuestros mecanismos de percepción físicos. Podríamos compartir el conocimiento que estos seres independientes tienen. Podríamos aprender a retirar nuestro enfoque de la realidad física y aprender nuevos métodos de percepción, para así agrandar nuestros conceptos sobre la realidad y expandir nuestra experiencia.
Como creemos que la existencia física es la única válida, no se nos ocurre buscar otras realidades. La telepatía y la clarividencia nos dan señas de que existen otros tipos de percepción, pero estamos tan enfocados en nuestra realidad, que no nos damos cuenta de su existencia.
Otros periódicos históricos existen, simultáneamente, en formas igualmente válidas y con seres que también han reencarnado, pero simplemente no estamos sintonizados con esas frecuencias.
Podemos estar enterados de lo que pasó en el pasado y tener historias, ya que de acuerdo con las reglas del juego que hemos aceptado, creemos que el pasado y no el futuro se puede percibir. Podríamos tener historias del futuro en el presente, si las reglas del juego fueran diferentes.
En otros niveles de la realidad, las reglas del juego son otras. Después de la muerte vamos a tener una mayor libertad en las percepciones, pues el futuro aparecerá tan claro como el pasado. La cosa se complica, sin embargo, pues no existe un único pasado, ni un único futuro. Aceptamos como reales ciertos eventos e ignoramos otros. Existen pasados probables que están fuera de nuestra comprensión. De esos pasados probables escogemos algunos eventos como los únicos posibles y no nos damos cuenta de que los hemos seleccionado de una infinita variedad de eventos.
Obviamente, también existen futuros probables y presentes probables. Estamos hablando en los términos específicos de nuestra realidad, ya que es necesario entender que las palabras “pasado”, “presente” y “futuro” no tienen un verdadero significado en cuanto a la realidad de la experiencia.
Somos parte de otros seres independientes de nosotros, que están enfocados en su propia realidad y tenemos con ellos una verdadera relación de simpatía. Por esta relación, no deberíamos estar limitados por nuestros mecanismos de percepción físicos. Podríamos compartir el conocimiento que estos seres independientes tienen. Podríamos aprender a retirar nuestro enfoque de la realidad física y aprender nuevos métodos de percepción, para así agrandar nuestros conceptos sobre la realidad y expandir nuestra experiencia.
Como creemos que la existencia física es la única válida, no se nos ocurre buscar otras realidades. La telepatía y la clarividencia nos dan señas de que existen otros tipos de percepción, pero estamos tan enfocados en nuestra realidad, que no nos damos cuenta de su existencia.
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