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martes, 5 de junio de 2007

El Alma y sus Percepciones

El Alma no es algo que tenemos. Es lo que somos. Generalmente consideramos el Alma como algo completo y terminado que nos pertenece. El Alma es algo que siempre estará cambiando. El Alma es quien forma el cuerpo y el mundo que conocemos.
El Alma, a través del ego, enfoca primordialmente su atención en la realidad tridimensional que conocemos. El Alma tiene su existencia, básicamente, en otras dimensiones. El Alma estará siempre en continuo desarrollo, aprendizaje y evolución. El Alma se expande a través de las reencarnaciones y a través de existencias y experiencias en otras realidades probables.
Creemos que el Alma es una especie de piedra preciosa que finalmente presentamos a Dios como un regalo. También la consideramos como algunas mujeres consideraban la virginidad: algo que finalmente se pierde, como un regalo para quien la recibe. Algunas filosofías aun la consideran como algo que devolvemos a quien nos la dio. Como una gota de agua que regresa al mar. El Alma jamás pierde su individualidad.
El Alma es la más poderosa unidad de conciencia en el universo. Posee energía concentrada en un grado inconcebible. Su potencial es ilimitado, pues crea su propia identidad y forma sus propios mundos.
Aun no comprendemos la naturaleza de nuestras percepciones y mucho menos las percepciones del Alma. Debemos recordar que somos un Alma ahora y que ella tiene sus percepciones ahora. Sus métodos de percepción son los mismos ahora que antes de nuestro nacimiento y serán iguales después de la muerte.
Estamos en capacidad de descubrir que es el Alma ahora. Ella no es algo que nos está esperando a la hora de la muerte, ni es algo que debemos salvar o redimir, ni es algo que podemos perder.
No es posible separar la naturaleza del Alma de la naturaleza de la percepción. Nosotros mismos formamos la materia física y el mundo físico que conocemos. Podemos decir que los sentidos físicos crean el mundo físico y que ellos nos fuerzan a percibirlo a su manera.
Todo acto de percepción cambia a quien lo percibe. Como es el Alma quien percibe, siempre estará cambiando. No existe una separación real entre quien percibe y lo que percibe. Aunque parezca extraño, todos los actos son mentales o psíquicos y el pensamiento crea la realidad. Quien crea el pensamiento percibe el objeto y no comprende la relación entre los dos. La materialización de pensamientos y emociones en realidades físicas es un atributo del Alma. Esto es lo que ocurre en la realidad que conocemos.
Lo anterior nos indica lo importante que son nuestros pensamientos, sentimientos y emociones, ya que si la realidad que ellos crean no nos gusta la podemos cambiar.

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