Nos parece que solo tenemos una forma, la forma física que percibimos y ninguna otra. También nos parece que nuestra forma solo puede estar en un lugar en determinado tiempo. En realidad, tenemos otras formas que no percibimos y creamos constantemente variados tipos de formas, con distintos propósitos, aunque tampoco las percibimos físicamente.
Nuestro principal sentido de identidad está representado por nuestro cuerpo físico y es extremadamente difícil que nos imaginemos sin ese cuerpo físico, o fuera de él, o de alguna manera, desconectados de él. La forma es el resultado de energía concentrada, según patrones causados por imágenes emocionales y psíquicas. La intensidad de estas imágenes es lo que realmente importa. Si por ejemplo tenemos un fuerte y vívido deseo de estar en otro lugar, sin que nos demos cuenta conscientemente, una forma pseudo física, idéntica a la nuestra, aparecerá en el lugar. El fuerte deseo llevará impresa nuestra imagen y personalidad, aunque no nos demos cuenta de su aparición en el otro lugar.
Esta imagen mental generalmente no es vista por otros. Es posible que en el futuro estas imágenes puedan ser percibidas a través de instrumentos científicos. También pueden ser percibidas por quienes ya han desarrollado el uso de sus sentidos internos. Todos los actos mentales intensos, pensamientos o emociones, no solo formarán imágenes físicas o pseudo físicas sino que también llevarán la impresión de quién originalmente las concibió.
Existen muchas formas latentes o incipientes. Podemos pensar que son imágenes fantasmas o imágenes sutiles como sombras. Son imágenes que no han emergido completamente en la realidad física que conocemos. Si las pudiéramos ver, nos parecerían bastante reales.
Cada persona está enviando frecuentemente estas imágenes de si misma, con grados de materialización diferentes. Algunas formas pueden ser más o menos sutiles que otras. Estas formas no son meras proyecciones o imágenes planas, pues ellas tienen un efecto real sobre la atmósfera. Pueden a veces coexistir con los objetos físicos o sobrepuestas sobre ellos.
Si una persona tiene un deseo intenso de estar en una playa distante que conoció y en donde pasó momentos muy agradables, ese intenso deseo actúa como un núcleo de energía proyectado desde su propia mente y al cual le da su propia forma. La playa que ha imaginado con tal intenso deseo, atrae la forma y esta instantáneamente aparecerá en ella. Si el deseo de la persona tiene un altísimo grado de intensidad, el núcleo de energía será mayor, una porción de su propia conciencia acompañará la forma y por un momento, en donde se encuentre, percibirá el olor del aire salado de la playa y eventualmente verá el entorno en el cual se encuentra la imagen proyectada.
Nuestro espacio está lleno de estas incipientes formas que no tienen la estructura regular de la materia y por consiguiente no las vemos
Nuestro principal sentido de identidad está representado por nuestro cuerpo físico y es extremadamente difícil que nos imaginemos sin ese cuerpo físico, o fuera de él, o de alguna manera, desconectados de él. La forma es el resultado de energía concentrada, según patrones causados por imágenes emocionales y psíquicas. La intensidad de estas imágenes es lo que realmente importa. Si por ejemplo tenemos un fuerte y vívido deseo de estar en otro lugar, sin que nos demos cuenta conscientemente, una forma pseudo física, idéntica a la nuestra, aparecerá en el lugar. El fuerte deseo llevará impresa nuestra imagen y personalidad, aunque no nos demos cuenta de su aparición en el otro lugar.
Esta imagen mental generalmente no es vista por otros. Es posible que en el futuro estas imágenes puedan ser percibidas a través de instrumentos científicos. También pueden ser percibidas por quienes ya han desarrollado el uso de sus sentidos internos. Todos los actos mentales intensos, pensamientos o emociones, no solo formarán imágenes físicas o pseudo físicas sino que también llevarán la impresión de quién originalmente las concibió.
Existen muchas formas latentes o incipientes. Podemos pensar que son imágenes fantasmas o imágenes sutiles como sombras. Son imágenes que no han emergido completamente en la realidad física que conocemos. Si las pudiéramos ver, nos parecerían bastante reales.
Cada persona está enviando frecuentemente estas imágenes de si misma, con grados de materialización diferentes. Algunas formas pueden ser más o menos sutiles que otras. Estas formas no son meras proyecciones o imágenes planas, pues ellas tienen un efecto real sobre la atmósfera. Pueden a veces coexistir con los objetos físicos o sobrepuestas sobre ellos.
Si una persona tiene un deseo intenso de estar en una playa distante que conoció y en donde pasó momentos muy agradables, ese intenso deseo actúa como un núcleo de energía proyectado desde su propia mente y al cual le da su propia forma. La playa que ha imaginado con tal intenso deseo, atrae la forma y esta instantáneamente aparecerá en ella. Si el deseo de la persona tiene un altísimo grado de intensidad, el núcleo de energía será mayor, una porción de su propia conciencia acompañará la forma y por un momento, en donde se encuentre, percibirá el olor del aire salado de la playa y eventualmente verá el entorno en el cual se encuentra la imagen proyectada.
Nuestro espacio está lleno de estas incipientes formas que no tienen la estructura regular de la materia y por consiguiente no las vemos
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