Obviamente, hay algo idéntico y alguna continuidad entre el niño y el adulto, pero no es la materia. La conciencia, de acuerdo con sus habilidades, se proyecta dentro de la realidad física y por medio del desarrollo y logro de valores construye su imagen. La conciencia debe obrar de acuerdo con sus habilidades para hacerlo. Primero debe dar un primer paso, de ahí la semilla. En la medida en que la conciencia logra su primer paso, se proyecta más efectivamente. Como sabemos, la conciencia prescinde de sus átomos y moléculas, o de la materia, casi instantáneamente. Los átomos y moléculas aparecen y desaparecen. Su lugar es tomado por otros átomos y moléculas tan rápidamente que no notamos la llegada y la partida constantes.
La forma que la conciencia toma en el campo de la materia está determinada por su propia fortaleza y capacidad. La conciencia fuerza su camino dentro de la materia. Deberíamos ver entonces que aunque llamemos a una porción de hierba una hoja de hierba, la materia que la compone no es estática o permanente y no es un objeto físico creciendo, ya que la materia que la compone no es ni estática ni permanente.
Decimos que la materia que la compone cambia permanentemente, pero este no es el caso. La continuidad aparente es el resultado de nuestra inhabilidad para percibir los átomos reales que componen la materia cuando aparecen y desaparecen. Como la hierba aparece en donde las semillas han sido sembradas, hemos saltado a la conclusión de que la materia de las semillas crece de la materia de la que ellas están compuestas y que la hierba crece de la materia real de las semillas.
No hay absolutamente ninguna continuidad en la materia que compone las semillas y la materia que compone la hierba. Lo que tenemos en cambio es el desarrollo y logro de valores de la conciencia detrás de la materia, en la medida en que se expande y ella misma se expresa en varias formas.
Puesto que podemos contar más o menos con la aparición de la semilla de hierba, precediendo la hierba, todo esto puede parecer mucho sobre nada, pero es muy importante, como veremos más adelante. No es la materia la que tiene continuidad y no es la materia la que dicta la forma.
Ahora que nos hemos introducido en la naturaleza de la materia, en cuanto pertenece a la hierba, podremos entender más claramente una nueva analogía. Tomemos en consideración el césped. La materia de la hierba, por si misma, no se forma en césped. Simplemente denominamos a ciertas porciones de hierba y las llamamos césped. Es el mismo tipo de cosa que hacemos cuando denominamos a ciertas porciones materia como hojas de hierba. El césped no proviene de la hierba, es decir, la hierba no crece como césped. Entonces tampoco las semillas crecen como hierba. Percibimos cierta materia como hojas de hierba, de la misma manera como percibimos la materia de la hierba como césped. Podemos ver claramente que la materia de la hierba en el césped no es la misma. Entonces comprenderemos que también la materia dentro de una hoja de hierba no es la misma.
Llamamos al piso, un piso. Podemos agregarle materia al piso en forma de pintura y, sin embargo, todavía llamamos al piso, un piso. Le podemos agregar pintura a una casa y la pintura puede desaparecer de la casa por razones climáticas, y todavía llamamos la casa, una casa.
Nos llamamos a nosotros mismos nosotros, aunque el color de nuestro cabello pueda cambiar; en realidad, el adulto tiene poco parecido con el niño. La forma, simplemente, no puede ser una característica de la materia, puesto que se puede probar que la materia llega y sale, mientras la forma en muchos casos permanece reconocible.
Debemos aprender, y aprenderemos, a mirar las cosas de una nueva manera y muchas implicaciones surgirán de los puntos que hemos tratado aquí. Veremos muy claramente que en realidad la materia es creada simultáneamente y que no tiene duración, sino que es completamente y casi instantáneamente reemplazada por otra materia, y que la identidad y la continuidad no son características de la materia, sino que deben encontrarse en otros lugares.
La forma que la conciencia toma en el campo de la materia está determinada por su propia fortaleza y capacidad. La conciencia fuerza su camino dentro de la materia. Deberíamos ver entonces que aunque llamemos a una porción de hierba una hoja de hierba, la materia que la compone no es estática o permanente y no es un objeto físico creciendo, ya que la materia que la compone no es ni estática ni permanente.
Decimos que la materia que la compone cambia permanentemente, pero este no es el caso. La continuidad aparente es el resultado de nuestra inhabilidad para percibir los átomos reales que componen la materia cuando aparecen y desaparecen. Como la hierba aparece en donde las semillas han sido sembradas, hemos saltado a la conclusión de que la materia de las semillas crece de la materia de la que ellas están compuestas y que la hierba crece de la materia real de las semillas.
No hay absolutamente ninguna continuidad en la materia que compone las semillas y la materia que compone la hierba. Lo que tenemos en cambio es el desarrollo y logro de valores de la conciencia detrás de la materia, en la medida en que se expande y ella misma se expresa en varias formas.
Puesto que podemos contar más o menos con la aparición de la semilla de hierba, precediendo la hierba, todo esto puede parecer mucho sobre nada, pero es muy importante, como veremos más adelante. No es la materia la que tiene continuidad y no es la materia la que dicta la forma.
Ahora que nos hemos introducido en la naturaleza de la materia, en cuanto pertenece a la hierba, podremos entender más claramente una nueva analogía. Tomemos en consideración el césped. La materia de la hierba, por si misma, no se forma en césped. Simplemente denominamos a ciertas porciones de hierba y las llamamos césped. Es el mismo tipo de cosa que hacemos cuando denominamos a ciertas porciones materia como hojas de hierba. El césped no proviene de la hierba, es decir, la hierba no crece como césped. Entonces tampoco las semillas crecen como hierba. Percibimos cierta materia como hojas de hierba, de la misma manera como percibimos la materia de la hierba como césped. Podemos ver claramente que la materia de la hierba en el césped no es la misma. Entonces comprenderemos que también la materia dentro de una hoja de hierba no es la misma.
Llamamos al piso, un piso. Podemos agregarle materia al piso en forma de pintura y, sin embargo, todavía llamamos al piso, un piso. Le podemos agregar pintura a una casa y la pintura puede desaparecer de la casa por razones climáticas, y todavía llamamos la casa, una casa.
Nos llamamos a nosotros mismos nosotros, aunque el color de nuestro cabello pueda cambiar; en realidad, el adulto tiene poco parecido con el niño. La forma, simplemente, no puede ser una característica de la materia, puesto que se puede probar que la materia llega y sale, mientras la forma en muchos casos permanece reconocible.
Debemos aprender, y aprenderemos, a mirar las cosas de una nueva manera y muchas implicaciones surgirán de los puntos que hemos tratado aquí. Veremos muy claramente que en realidad la materia es creada simultáneamente y que no tiene duración, sino que es completamente y casi instantáneamente reemplazada por otra materia, y que la identidad y la continuidad no son características de la materia, sino que deben encontrarse en otros lugares.
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