Es cierto que el material físico hace que la conciencia sea efectiva dentro de un campo particular. El crecimiento no involucra una extensión física particular, en términos de algo que en sí mismo es lo suficientemente permanente para expandirse. Cuando la energía psíquica individualizada se aproxima a nuestro campo particular, ella misma empieza a expresarse dentro de ese campo con lo mejor de su habilidad.
La energía física individualizada llega constantemente más y más dentro del campo, enfocándose más dentro de él. Tenemos una llegada y una partida psíquicas. Cuando la energía se aproxima al campo, crea la materia, primero de una manera más bien inadecuada y casi plástica. La energía continuamente recrea la materia, a medida que entra completamente en lo que llamamos la realidad física. Entonces la construcción de energía dentro de la materia simplemente se vuelve más competente y enfocada.
Existe una interacción que es necesario explicar entre el tiempo y la materia. Como lo hemos expresado, la materia es espontánea e instantánea, básicamente. El cambio en ella, que parece ser percibido por nosotros, es una ilusión.
Lo que tenemos en cambio es una constante nueva creación de materia, cuando la energía llena los patrones. La agudeza, o la rigidez, o la calidad del material percibido, depende de la energía que lo forma. Las características de la materia dependen de la posición de la energía que llena el patrón. Cuando hablamos de posición, estamos pensando en términos de la llegada y la partida de esta energía, cuando pasa a través de nuestro campo.
Existe lo que podríamos llamar un punto máximo de concentración de energía y, después de que éste es alcanzado, se inicia la partida de la energía. Se puede pensar de la energía como un viento, un viento cósmico, que llena desde el interior ciertos patrones. Los patrones que son llenados parecen bastante rígidos y lo suficientemente permanentes para ser considerados como tales. Sin embargo, el viento que los compone nunca es el mismo, llega y se va, llenando los patrones de acuerdo con su propia intensidad.
Como la materia es constantemente recreada y es instantánea, muchas de nuestras ideas sobre el tiempo son distorsionadas, ya que hemos dado por sentado que la materia cambia con el tiempo. Hemos juzgado un intervalo de tiempo por los cambios aparentes en un objeto físico dado. Esto nos recuerda la falsa teoría de causa y efecto. Por propósitos prácticos, hasta ahora esta teoría no ha sido demasiado obligante. El tiempo no causa el cambio en la materia, aunque las apariencias digan lo contrario. Dando un salto gigantesco, vamos a decir que el hombre mismo y todos los seres conscientes producen la materia subconscientemente. Más adelante ofreceremos los detalles, que son bastante importantes.
Hemos querido hacer esta afirmación, ya que la materia es creada por el subconsciente, ya que existe simultáneamente e instantáneamente, y ya que su creación o su llegada, y su partida o su reemplazo, son instantáneas. Una vez que esto es entendido, se vuelve al menos teóricamente posible recrear el material del pasado, en la medida en que los patrones para el material hayan sido retenidos. Esta última parte de la frase es sumamente importante.
Todo material es energía que aparece en el campo físico en patrones que han sido preparados para él. La ilusión de rigidez es el resultado de nuestros propios sentidos externos, cuya percepción es demasiado lenta para capturar las pulsaciones constantes, en la medida en que los pedacitos de energía que componen el material desaparecen del todo constantemente y son reemplazados.
Existen tantos intervalos cuando nuestro mundo material no existe, como los hay cuando si existe. Para nuestros propósitos actuales, llamaremos negativos a estos últimos intervalos. Cuando utilizamos la palabra intervalo, lo hacemos para hacer la idea comprensible. El hecho es que la materia en nuestro campo está compuesta de pulsaciones de energía constantes y mientras para nosotros la apariencia es de permanencia en gran medida, y mientras hemos dicho que las pulsaciones son constantes, no obstante eso, ellas son nuevas pulsaciones, completamente distintas y separadas, que no son continuas en los términos que aplicamos a un objeto que es continuo.
Por consiguiente, hay lo que llamaremos el intervalo negativo, cuando una pulsación ha desaparecido de nuestra realidad y otra está próxima a tomar su lugar. Solo, el intervalo negativo puede ser insignificante, pero tomado en masa, va sumando hasta que haya tanta materia negativa como materia positiva.
La materia física en nuestra realidad la llamaremos materia positiva. Para el campo de materia negativa, nuestra materia positiva seria llamada negativa.
Obviamente, tenemos mucha materia para cubrir, positiva y negativa. El punto es que la percepción es el criterio para lo que llamamos materia. No percibimos el intervalo negativo y no percibimos la creación continua de materia.
Nuestra realidad física no es solamente la realidad dada a la manipulación de la materia. Sin embargo, es el punto focal de tales realidades y ellas están estrechamente entrelazadas.
La antimateria existe en nuestro propio universo. No estaremos en capacidad de determinar su existencia por medio de cálculos encaminados a descubrir la existencia del peso de la masa. En nuestros términos, la antimateria existe simultáneamente con nuestro universo y tiene lo que llamaremos antigravedad y antiespacio.
Si recordamos ahora que hay intervalos negativos, o intervalos entre las pulsaciones de energía dentro de la materia, y si recordamos que nuestro universo físico es inexistente por el mismo número de intervalos que si existe, entonces veremos que esto es lo que nos da nuestra antimateria.
La energía física individualizada llega constantemente más y más dentro del campo, enfocándose más dentro de él. Tenemos una llegada y una partida psíquicas. Cuando la energía se aproxima al campo, crea la materia, primero de una manera más bien inadecuada y casi plástica. La energía continuamente recrea la materia, a medida que entra completamente en lo que llamamos la realidad física. Entonces la construcción de energía dentro de la materia simplemente se vuelve más competente y enfocada.
Existe una interacción que es necesario explicar entre el tiempo y la materia. Como lo hemos expresado, la materia es espontánea e instantánea, básicamente. El cambio en ella, que parece ser percibido por nosotros, es una ilusión.
Lo que tenemos en cambio es una constante nueva creación de materia, cuando la energía llena los patrones. La agudeza, o la rigidez, o la calidad del material percibido, depende de la energía que lo forma. Las características de la materia dependen de la posición de la energía que llena el patrón. Cuando hablamos de posición, estamos pensando en términos de la llegada y la partida de esta energía, cuando pasa a través de nuestro campo.
Existe lo que podríamos llamar un punto máximo de concentración de energía y, después de que éste es alcanzado, se inicia la partida de la energía. Se puede pensar de la energía como un viento, un viento cósmico, que llena desde el interior ciertos patrones. Los patrones que son llenados parecen bastante rígidos y lo suficientemente permanentes para ser considerados como tales. Sin embargo, el viento que los compone nunca es el mismo, llega y se va, llenando los patrones de acuerdo con su propia intensidad.
Como la materia es constantemente recreada y es instantánea, muchas de nuestras ideas sobre el tiempo son distorsionadas, ya que hemos dado por sentado que la materia cambia con el tiempo. Hemos juzgado un intervalo de tiempo por los cambios aparentes en un objeto físico dado. Esto nos recuerda la falsa teoría de causa y efecto. Por propósitos prácticos, hasta ahora esta teoría no ha sido demasiado obligante. El tiempo no causa el cambio en la materia, aunque las apariencias digan lo contrario. Dando un salto gigantesco, vamos a decir que el hombre mismo y todos los seres conscientes producen la materia subconscientemente. Más adelante ofreceremos los detalles, que son bastante importantes.
Hemos querido hacer esta afirmación, ya que la materia es creada por el subconsciente, ya que existe simultáneamente e instantáneamente, y ya que su creación o su llegada, y su partida o su reemplazo, son instantáneas. Una vez que esto es entendido, se vuelve al menos teóricamente posible recrear el material del pasado, en la medida en que los patrones para el material hayan sido retenidos. Esta última parte de la frase es sumamente importante.
Todo material es energía que aparece en el campo físico en patrones que han sido preparados para él. La ilusión de rigidez es el resultado de nuestros propios sentidos externos, cuya percepción es demasiado lenta para capturar las pulsaciones constantes, en la medida en que los pedacitos de energía que componen el material desaparecen del todo constantemente y son reemplazados.
Existen tantos intervalos cuando nuestro mundo material no existe, como los hay cuando si existe. Para nuestros propósitos actuales, llamaremos negativos a estos últimos intervalos. Cuando utilizamos la palabra intervalo, lo hacemos para hacer la idea comprensible. El hecho es que la materia en nuestro campo está compuesta de pulsaciones de energía constantes y mientras para nosotros la apariencia es de permanencia en gran medida, y mientras hemos dicho que las pulsaciones son constantes, no obstante eso, ellas son nuevas pulsaciones, completamente distintas y separadas, que no son continuas en los términos que aplicamos a un objeto que es continuo.
Por consiguiente, hay lo que llamaremos el intervalo negativo, cuando una pulsación ha desaparecido de nuestra realidad y otra está próxima a tomar su lugar. Solo, el intervalo negativo puede ser insignificante, pero tomado en masa, va sumando hasta que haya tanta materia negativa como materia positiva.
La materia física en nuestra realidad la llamaremos materia positiva. Para el campo de materia negativa, nuestra materia positiva seria llamada negativa.
Obviamente, tenemos mucha materia para cubrir, positiva y negativa. El punto es que la percepción es el criterio para lo que llamamos materia. No percibimos el intervalo negativo y no percibimos la creación continua de materia.
Nuestra realidad física no es solamente la realidad dada a la manipulación de la materia. Sin embargo, es el punto focal de tales realidades y ellas están estrechamente entrelazadas.
La antimateria existe en nuestro propio universo. No estaremos en capacidad de determinar su existencia por medio de cálculos encaminados a descubrir la existencia del peso de la masa. En nuestros términos, la antimateria existe simultáneamente con nuestro universo y tiene lo que llamaremos antigravedad y antiespacio.
Si recordamos ahora que hay intervalos negativos, o intervalos entre las pulsaciones de energía dentro de la materia, y si recordamos que nuestro universo físico es inexistente por el mismo número de intervalos que si existe, entonces veremos que esto es lo que nos da nuestra antimateria.
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