Las personas tienen incorporado el conocimiento biológico de que la vida tiene sentido. Comparten esa arraigada confianza biológica con todas las otras criaturas vivientes. La creencia de que la vida tiene sentido es una necesidad para nuestra especie. Es vital para el desarrollo apropiado del sistema genético. Es un prerrequisito para la salud individual y para la vitalidad general de un determinado grupo. Los más grandes logros han sido obtenidos por las civilizaciones de las épocas en que el hombre tenia la fe más grande en el significado de la vida en general y en el significado del individuo dentro de la estructura de la vida. Nos estamos aproximando a una época de la más grande síntesis psicológica, en la que la intuición y el razonamiento operan conjuntamente de una manera mucho más suave, en la que el conocimiento emocional e intuitivo, relacionado con el sentido de la vida, puede encontrar una expresión y una precisión más clara, tal como se le enseño al intelecto a utilizar sus facultades de una manera mucho menos restringida.
No importa lo que la Ciencia diga acerca de ciertos valores por fuera de su marco de referencia, la ciencia asume que esos valores no tienen ninguna base. Las cualidades de razonamiento de la mente son llevadas lejos de cualquier exploración que pueda dar como resultado alguna evidencia científica aceptable de esos valores. El hecho es que el hombre vive por aquellos valores que la ciencia ignora.
Por esta razón la ciencia, después de su primera época venturosa, tenia sus propios defectos incorporados, o se convirtió en una caricatura de sí misma, en la criada prostituida de una tecnología gastada, olvidándose casi totalmente de sus pretensiones originales de investigar la naturaleza de la verdad o de la realidad. Pudo convertirse en algo secundario a la vida, tal como lo es ahora la Iglesia Católica Romana, perdiendo su preponderancia sobre el dominio mundial y perdiendo su proclamación de ser arbitro oficial de la realidad.
No hay nada de malo con la tecnología. El hombre tiene una inclinación innata hacia el uso de herramientas y la tecnología no es más que una extensión de esa capacidad. Cuando los hombres utilizan herramientas que están de acuerdo con los dictados del desarrollo y logro de valores, esas herramientas son efectivas. No obstante, nuestra tecnología está basada, en grado importante, en una filosofía científica que niega la idea misma del desarrollo y logro de valores. Por consiguiente, desembocamos en una tecnología que amenaza no funcionar mas, o en asuntos de gran preocupación nacional o mundial, como los accidentes de las plantas nucleares, algunos conocidos y otros desconocidos.
Se especula sobre las jornadas físicas del hombre primitivo pasando de un continente a otro y se ha dicho que en su esfuerzo por sobrevivir el hombre fue llevado a expandir sus limites físicos. Sin embargo, el verdadero movimiento de la especie ha sido siempre psicológico, o psíquico si se prefiere, que involucra la exploración de las ideas. La supervivencia de la especie depende de la creencia en el significado de la existencia
El hombre necesita el sentimiento de que esta progresando, pero el progreso tecnológico solo representa un nivel comparativamente superficial, a menos que este respaldado por un crecimiento de la comprensión emocional, una progresión del sentimiento del hombre de ser uno consigo mismo y con el resto del mundo natural.
Hay personas altamente proficientes intelectualmente, cuyas habilidades racionales son indisputables, pero su falta de desarrollo emocional o espiritual permanece invisible en gran medida. Estas personas no se consideran retrasadas. Siempre hablaremos del balance entre las habilidades de la intuición y de la razón y de su acción conjunta, ya que en nuestro mundo ellas aparecerán como una nueva facultad en la que se combinan los mejores elementos de cada una, de tal manera que ambas serian inmensamente realzadas.
Es necesario hacer énfasis en que nuestras creencias actuales limitan la libre y total operación del intelecto, en lo concerniente a los campos de conocimiento establecidos, ya que la ciencia ha puesto demasiadas prohibiciones y ha limitado las áreas de libre investigación intelectual.
No importa lo que la Ciencia diga acerca de ciertos valores por fuera de su marco de referencia, la ciencia asume que esos valores no tienen ninguna base. Las cualidades de razonamiento de la mente son llevadas lejos de cualquier exploración que pueda dar como resultado alguna evidencia científica aceptable de esos valores. El hecho es que el hombre vive por aquellos valores que la ciencia ignora.
Por esta razón la ciencia, después de su primera época venturosa, tenia sus propios defectos incorporados, o se convirtió en una caricatura de sí misma, en la criada prostituida de una tecnología gastada, olvidándose casi totalmente de sus pretensiones originales de investigar la naturaleza de la verdad o de la realidad. Pudo convertirse en algo secundario a la vida, tal como lo es ahora la Iglesia Católica Romana, perdiendo su preponderancia sobre el dominio mundial y perdiendo su proclamación de ser arbitro oficial de la realidad.
No hay nada de malo con la tecnología. El hombre tiene una inclinación innata hacia el uso de herramientas y la tecnología no es más que una extensión de esa capacidad. Cuando los hombres utilizan herramientas que están de acuerdo con los dictados del desarrollo y logro de valores, esas herramientas son efectivas. No obstante, nuestra tecnología está basada, en grado importante, en una filosofía científica que niega la idea misma del desarrollo y logro de valores. Por consiguiente, desembocamos en una tecnología que amenaza no funcionar mas, o en asuntos de gran preocupación nacional o mundial, como los accidentes de las plantas nucleares, algunos conocidos y otros desconocidos.
Se especula sobre las jornadas físicas del hombre primitivo pasando de un continente a otro y se ha dicho que en su esfuerzo por sobrevivir el hombre fue llevado a expandir sus limites físicos. Sin embargo, el verdadero movimiento de la especie ha sido siempre psicológico, o psíquico si se prefiere, que involucra la exploración de las ideas. La supervivencia de la especie depende de la creencia en el significado de la existencia
El hombre necesita el sentimiento de que esta progresando, pero el progreso tecnológico solo representa un nivel comparativamente superficial, a menos que este respaldado por un crecimiento de la comprensión emocional, una progresión del sentimiento del hombre de ser uno consigo mismo y con el resto del mundo natural.
Hay personas altamente proficientes intelectualmente, cuyas habilidades racionales son indisputables, pero su falta de desarrollo emocional o espiritual permanece invisible en gran medida. Estas personas no se consideran retrasadas. Siempre hablaremos del balance entre las habilidades de la intuición y de la razón y de su acción conjunta, ya que en nuestro mundo ellas aparecerán como una nueva facultad en la que se combinan los mejores elementos de cada una, de tal manera que ambas serian inmensamente realzadas.
Es necesario hacer énfasis en que nuestras creencias actuales limitan la libre y total operación del intelecto, en lo concerniente a los campos de conocimiento establecidos, ya que la ciencia ha puesto demasiadas prohibiciones y ha limitado las áreas de libre investigación intelectual.
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