Tengo amigos, como los tienes tú, pero mis amigos pueden ser de una mayor importancia. Debes entender que nosotros experimentamos nuestra propia realidad de maneras bastante diferentes a como lo haces tú. Nosotros estamos enterados de lo que tu llamarías seres del pasado, aquellas personalidades que hemos adoptado en otras varias existencias.
Como utilizamos la telepatía, es muy poco lo que podemos esconder unos de otros, aun si lo quisiéramos. Estoy seguro que esto te parecería una invasión de la privacidad y, sin embargo, te aseguro que aun ahora ninguno de tus pensamientos está escondido, sino que es conocido muy claramente por tu familia y tus amigos. Aunque debo agregar que, desafortunadamente, también los conocen aquellos a quienes consideras enemigos. Simplemente, no estás enterado de este hecho.
Esto no quiere decir que cada uno de nosotros es un como un libro abierto para el otro. Todo lo contrario. Existe algo tal como etiqueta mental y modales mentales. Estamos mucho más enterados de nuestros propios pensamientos que tú. Nos damos cuenta de nuestra libertad para escoger nuestros pensamientos y los escogemos con alguna discriminación y finura.
El poder de nuestros pensamientos ha estado muy claro para nosotros por medio de ensayo y error en otras existencias. Hemos descubierto que nadie puede escapar a la inmensa creatividad de la imagen mental, o a las emociones. Esto no significa que no seamos espontáneos, o que debamos deliberar entre un pensamiento y otro, con la preocupación de que alguno de ellos pueda ser negativo o destructivo. Eso, en tus términos, lo hemos dejado atrás.
Nuestra estructura psicológica significa que nos podemos comunicar de formas mucho más distintas que aquellas con las que estás familiarizado. Por ejemplo, pretendamos que te encuentras un amigo de la niñez a quien hace mucho tiempo olvidaste. Ahora puedes tener muy poco en común con él. Sin embargo, puedes tener una tarde agradable discutiendo acerca de viejos maestros y condiscípulos y establecer cierta afinidad.
De esta manera, cuando “me encuentro” a otro, estoy en capacidad de relacionarme con él mucho mejor sobre la base de una particular experiencia de vida pasada, aunque en mi “ahora” tengamos muy poco en común. Nos podemos haber conocido como personas totalmente diferentes en el siglo catorce y nos podemos comunicar muy agradablemente discutiendo sobre esas experiencias, de la misma manera como tú y tu hipotético amigo de la niñez establecieron cierta afinidad recordando el pasado.
No obstante, estaremos bastante conscientes de que somos nosotros mismos, las personalidades multidimensionales que compartieron un entorno más o menos común a un nivel de nuestra existencia. Como podrás ver, esta analogía es más bien una analogía simple que solo servirá por ahora, puesto que el pasado, el presente y el futuro realmente no existen en esos términos.
Nuestra experiencia, sin embargo, no incluye las divisiones del tiempo con las que estás familiarizado. Tenemos muchos más amigos y asociados de los que tú tienes, simplemente porque estamos enterados de las variadas conexiones en lo que llamaremos por ahora encarnaciones “pasadas”.
Por supuesto que nosotros tenemos más conocimiento a nuestro alcance, por así decirlo. No hay ningún periodo de tiempo que puedas mencionar en el que alguno de nosotros no hubiera estado, llevando dentro de nuestras memorias la experiencia indeleble que fue obtenida en ese contexto en particular.
No sentimos la necesidad de esconder nuestras emociones o nuestros pensamientos de otros, porque todos nosotros ahora reconocemos la naturaleza cooperativa de todas las conciencias y realidades y nuestra participación en ellas. Todos estamos altamente motivados. Podrían los “espíritus” no ser así?
Por lo que tenemos a nuestra disposición el uso pleno de nuestra energía, es por lo que no se desvía en conflictos. No la malgastamos sino que la utilizamos para aquellos propósitos únicos e individuales que son parte básica de nuestra experiencia psicológica.
Cada ser total o personalidad multidimensional tiene sus propios propósitos, misiones y esfuerzos creativos, que son la parte inicial y básica de sí mismos y que determinan aquellas cualidades que lo hacen eternamente válido y eternamente en búsqueda. Finalmente estamos en libertad para utilizar nuestra energía en esas direcciones. Nos enfrentamos a muchos desafíos de naturaleza trascendental y nos damos cuenta de que nuestros propósitos no solo son importantes en sí mismos sino también por las sorprendentes ramas que se desarrollan en nuestro esfuerzo por perseguirlos. Trabajando en nuestros propósitos, nos damos cuenta que somos senderos brillantes que también pueden ser utilizados por otros.
Tenemos la sospecha de que los propósitos mismos tendrán resultados sorprendentes y consecuencias sobresalientes de las que jamás nos hemos dado cuenta y que conducirán a nuevas avenidas. El darnos cuenta de esto nos ayuda a mantener el sentido del humor.
Como utilizamos la telepatía, es muy poco lo que podemos esconder unos de otros, aun si lo quisiéramos. Estoy seguro que esto te parecería una invasión de la privacidad y, sin embargo, te aseguro que aun ahora ninguno de tus pensamientos está escondido, sino que es conocido muy claramente por tu familia y tus amigos. Aunque debo agregar que, desafortunadamente, también los conocen aquellos a quienes consideras enemigos. Simplemente, no estás enterado de este hecho.
Esto no quiere decir que cada uno de nosotros es un como un libro abierto para el otro. Todo lo contrario. Existe algo tal como etiqueta mental y modales mentales. Estamos mucho más enterados de nuestros propios pensamientos que tú. Nos damos cuenta de nuestra libertad para escoger nuestros pensamientos y los escogemos con alguna discriminación y finura.
El poder de nuestros pensamientos ha estado muy claro para nosotros por medio de ensayo y error en otras existencias. Hemos descubierto que nadie puede escapar a la inmensa creatividad de la imagen mental, o a las emociones. Esto no significa que no seamos espontáneos, o que debamos deliberar entre un pensamiento y otro, con la preocupación de que alguno de ellos pueda ser negativo o destructivo. Eso, en tus términos, lo hemos dejado atrás.
Nuestra estructura psicológica significa que nos podemos comunicar de formas mucho más distintas que aquellas con las que estás familiarizado. Por ejemplo, pretendamos que te encuentras un amigo de la niñez a quien hace mucho tiempo olvidaste. Ahora puedes tener muy poco en común con él. Sin embargo, puedes tener una tarde agradable discutiendo acerca de viejos maestros y condiscípulos y establecer cierta afinidad.
De esta manera, cuando “me encuentro” a otro, estoy en capacidad de relacionarme con él mucho mejor sobre la base de una particular experiencia de vida pasada, aunque en mi “ahora” tengamos muy poco en común. Nos podemos haber conocido como personas totalmente diferentes en el siglo catorce y nos podemos comunicar muy agradablemente discutiendo sobre esas experiencias, de la misma manera como tú y tu hipotético amigo de la niñez establecieron cierta afinidad recordando el pasado.
No obstante, estaremos bastante conscientes de que somos nosotros mismos, las personalidades multidimensionales que compartieron un entorno más o menos común a un nivel de nuestra existencia. Como podrás ver, esta analogía es más bien una analogía simple que solo servirá por ahora, puesto que el pasado, el presente y el futuro realmente no existen en esos términos.
Nuestra experiencia, sin embargo, no incluye las divisiones del tiempo con las que estás familiarizado. Tenemos muchos más amigos y asociados de los que tú tienes, simplemente porque estamos enterados de las variadas conexiones en lo que llamaremos por ahora encarnaciones “pasadas”.
Por supuesto que nosotros tenemos más conocimiento a nuestro alcance, por así decirlo. No hay ningún periodo de tiempo que puedas mencionar en el que alguno de nosotros no hubiera estado, llevando dentro de nuestras memorias la experiencia indeleble que fue obtenida en ese contexto en particular.
No sentimos la necesidad de esconder nuestras emociones o nuestros pensamientos de otros, porque todos nosotros ahora reconocemos la naturaleza cooperativa de todas las conciencias y realidades y nuestra participación en ellas. Todos estamos altamente motivados. Podrían los “espíritus” no ser así?
Por lo que tenemos a nuestra disposición el uso pleno de nuestra energía, es por lo que no se desvía en conflictos. No la malgastamos sino que la utilizamos para aquellos propósitos únicos e individuales que son parte básica de nuestra experiencia psicológica.
Cada ser total o personalidad multidimensional tiene sus propios propósitos, misiones y esfuerzos creativos, que son la parte inicial y básica de sí mismos y que determinan aquellas cualidades que lo hacen eternamente válido y eternamente en búsqueda. Finalmente estamos en libertad para utilizar nuestra energía en esas direcciones. Nos enfrentamos a muchos desafíos de naturaleza trascendental y nos damos cuenta de que nuestros propósitos no solo son importantes en sí mismos sino también por las sorprendentes ramas que se desarrollan en nuestro esfuerzo por perseguirlos. Trabajando en nuestros propósitos, nos damos cuenta que somos senderos brillantes que también pueden ser utilizados por otros.
Tenemos la sospecha de que los propósitos mismos tendrán resultados sorprendentes y consecuencias sobresalientes de las que jamás nos hemos dado cuenta y que conducirán a nuevas avenidas. El darnos cuenta de esto nos ayuda a mantener el sentido del humor.
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