Existen tantas cualidades sutiles afectando la naturaleza del pensamiento, tantas gradaciones emocionales, que ninguno es jamás idéntico. Incidentalmente, ningún objeto físico en tu sistema es un duplicado exacto de ningún otro. Los átomos y moléculas que componen cualquier objeto tienen sus propias identidades que colorean y califican cualquier objeto que forman.
Aceptas, percibes y te enfocas sobre continuidades y similitudes cuando percibes objetos físicos de cualquier tipo, y de manera muy importante excluyes e ignoras las disimilitudes de un determinado campo de realidad. Por consiguiente, estás discriminando al aceptar ciertas cualidades e ignorar otras. Tu cuerpo no solo cambia completamente cada siete años, por ejemplo, sino que cambia constantemente con cada respiración.
Dentro de la carne, loa átomos y moléculas constantemente mueren y son reemplazados. Las hormonas están en un estado de constante movimiento y alteración. Las propiedades electromagnéticas de la piel y de la célula saltan y cambian continuamente y aun se reversan ellas mismas. La materia física que conformaba tu cuerpo hace un momento, es diferente de manera importante de la materia que conforma tu cuerpo en este instante.
Si percibieras el cambio constante dentro de tu cuerpo con tanta persistencia como atiendes a su aparente naturaleza permanente, entonces estarías asombrado de que siempre consideraras el cuerpo como una entidad más o menos constante y más o menos cohesiva. Aun subjetivamente, te enfocas en la idea, y en realidad manufacturas la idea, de un ser consciente, relativamente estable y relativamente permanente. Enfatizas aquellas ideas, pensamientos y actitudes que recuerdas como experiencias “pasadas” considerándolas propias, ignorando completamente aquellas que alguna vez fueron “características” y que ahora han desaparecido, ignorando también el hecho de que no puedes retener el pensamiento. El pensamiento del momento anterior, en tus términos, desaparece.
Tratas de mantener un ser constante, un ser relativamente físico, un ser relativamente subjetivo, con el fin de mantener un entorno relativamente constante y relativamente permanente. De esta manera, siempre estás en posición de ignorar el cambio. Aquellos cambios que rehúsas reconocer son precisamente los que te darían una comprensión mucho mayor de la verdadera naturaleza de la realidad, de la subjetividad individual y del entorno físico que parece rodearte.
¿Qué pasa con un pensamiento que deja tu mente consciente? Simplemente no desaparece. Puedes aprender a seguirlo, pero usualmente estás temeroso de desviar tu atención de su enfoque intenso en la existencia tridimensional. Es por esto por lo que el pensamiento parece desaparecer. Parece también que tu subjetividad tiene una misteriosa cualidad desconocida a su alrededor y que aun tu vida mental tiene una especie de insidioso punto de caída, un precipicio subjetivo por el que caen los pensamientos y los recuerdos para desaparecer en la nada. Por consiguiente, para protegerte a ti mismo, para proteger tu subjetividad de la caída, eriges diferentes barreras psicológicas a lo que supones son puntos de peligro. En lugar de esto, puedes seguir estos pensamientos y emociones simplemente dándote cuenta que tu propia realidad continúa en otra dirección, al lado de aquella con la que te identificas principalmente, ya que los pensamientos y emociones que han dejado tu mente consciente te conducirán a otros entornos.
Estas aperturas subjetivas a través de las cuales parecen desaparecer los pensamientos, son en realidad urdimbres psíquicas que conectan el ser que conoces con otros universos de experiencia, realidades en donde los símbolos adquieren vida y a los pensamientos no se les niega el potencial.
Existe comunicación entre éstas otras realidades y la tuya en los estados del sueño y una constante interacción entre ambos sistemas. Si existe algún punto en donde tu propia conciencia parece eludirte, o escapar de tí, o si existe algún punto en donde tu conciencia parece terminar, entonces estos son puntos en donde tú mismo has establecido barreras psicológicas y psíquicas y éstas son precisamente aquellas áreas que debes explorar. De otra manera, sientes como si tu conciencia estuviera encerrada dentro de tu cráneo, inmóvil y constreñida, y cada pensamiento perdido o recuerdo olvidado parece ser, al menos simbólicamente, como una pequeña muerte, y ese no es el caso.
Aceptas, percibes y te enfocas sobre continuidades y similitudes cuando percibes objetos físicos de cualquier tipo, y de manera muy importante excluyes e ignoras las disimilitudes de un determinado campo de realidad. Por consiguiente, estás discriminando al aceptar ciertas cualidades e ignorar otras. Tu cuerpo no solo cambia completamente cada siete años, por ejemplo, sino que cambia constantemente con cada respiración.
Dentro de la carne, loa átomos y moléculas constantemente mueren y son reemplazados. Las hormonas están en un estado de constante movimiento y alteración. Las propiedades electromagnéticas de la piel y de la célula saltan y cambian continuamente y aun se reversan ellas mismas. La materia física que conformaba tu cuerpo hace un momento, es diferente de manera importante de la materia que conforma tu cuerpo en este instante.
Si percibieras el cambio constante dentro de tu cuerpo con tanta persistencia como atiendes a su aparente naturaleza permanente, entonces estarías asombrado de que siempre consideraras el cuerpo como una entidad más o menos constante y más o menos cohesiva. Aun subjetivamente, te enfocas en la idea, y en realidad manufacturas la idea, de un ser consciente, relativamente estable y relativamente permanente. Enfatizas aquellas ideas, pensamientos y actitudes que recuerdas como experiencias “pasadas” considerándolas propias, ignorando completamente aquellas que alguna vez fueron “características” y que ahora han desaparecido, ignorando también el hecho de que no puedes retener el pensamiento. El pensamiento del momento anterior, en tus términos, desaparece.
Tratas de mantener un ser constante, un ser relativamente físico, un ser relativamente subjetivo, con el fin de mantener un entorno relativamente constante y relativamente permanente. De esta manera, siempre estás en posición de ignorar el cambio. Aquellos cambios que rehúsas reconocer son precisamente los que te darían una comprensión mucho mayor de la verdadera naturaleza de la realidad, de la subjetividad individual y del entorno físico que parece rodearte.
¿Qué pasa con un pensamiento que deja tu mente consciente? Simplemente no desaparece. Puedes aprender a seguirlo, pero usualmente estás temeroso de desviar tu atención de su enfoque intenso en la existencia tridimensional. Es por esto por lo que el pensamiento parece desaparecer. Parece también que tu subjetividad tiene una misteriosa cualidad desconocida a su alrededor y que aun tu vida mental tiene una especie de insidioso punto de caída, un precipicio subjetivo por el que caen los pensamientos y los recuerdos para desaparecer en la nada. Por consiguiente, para protegerte a ti mismo, para proteger tu subjetividad de la caída, eriges diferentes barreras psicológicas a lo que supones son puntos de peligro. En lugar de esto, puedes seguir estos pensamientos y emociones simplemente dándote cuenta que tu propia realidad continúa en otra dirección, al lado de aquella con la que te identificas principalmente, ya que los pensamientos y emociones que han dejado tu mente consciente te conducirán a otros entornos.
Estas aperturas subjetivas a través de las cuales parecen desaparecer los pensamientos, son en realidad urdimbres psíquicas que conectan el ser que conoces con otros universos de experiencia, realidades en donde los símbolos adquieren vida y a los pensamientos no se les niega el potencial.
Existe comunicación entre éstas otras realidades y la tuya en los estados del sueño y una constante interacción entre ambos sistemas. Si existe algún punto en donde tu propia conciencia parece eludirte, o escapar de tí, o si existe algún punto en donde tu conciencia parece terminar, entonces estos son puntos en donde tú mismo has establecido barreras psicológicas y psíquicas y éstas son precisamente aquellas áreas que debes explorar. De otra manera, sientes como si tu conciencia estuviera encerrada dentro de tu cráneo, inmóvil y constreñida, y cada pensamiento perdido o recuerdo olvidado parece ser, al menos simbólicamente, como una pequeña muerte, y ese no es el caso.
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