El ser que conoces no es sino un fragmento de tu identidad total. Estos seres fragmento no están encordados como los aros de una cadena. Son más bien como las capas de una cebolla, o como los segmentos de una naranja, todos conectados por una vitalidad y creciendo hasta convertirse en diversas realidades, mientras están surgiendo de la misma fuente.
No estoy comparando la personalidad con una naranja o una cebolla, sino que deseo hacer énfasis en que así como estas cosas crecen desde adentro hacia el exterior, así mismo lo hace cada fragmento del ser total. Tú observas el aspecto exterior de los objetos. Tus sentidos físicos te permiten percibir las formas exteriores a las cuales enseguida reaccionas, pero tus sentidos físicos en cierta forma te obligan a percibir la realidad de esta manera y la vitalidad interior dentro de la materia no es tan aparente.
Te puedo decir que hay conciencia aun dentro de una puntilla, aunque no tomarás la cosa tan seriamente como para decirle buenos días o buenas tardes a la primera puntilla que encuentres clavada en un pedazo de madera.
Sin embargo, los átomos y moléculas dentro de la puntilla poseen su propio tipo de conciencia. Los átomos y moléculas que conforman las paginas de un libro también están conscientes, dentro de su propio nivel. Nada existe, ni una roca, ni un mineral, ni una planta, ni un animal, ni el aire, que no esté lleno con la conciencia de su propio tipo. Tú estas en medio de una constante conmoción vital, de una estructura de energía consciente, y tú mismo físicamente estás compuesto de células conscientes que llevan dentro de sí mismas la realización de su propia identidad, que cooperan voluntariamente para formar la estructura corporal que es tu cuerpo físico.
Te digo que no hay tal cosa como materia muerta. No hay ningún objeto que no esté formado por la conciencia. Cada conciencia, sin importar su grado, se regocija en la sensación y en la creatividad. No podrás comprender lo que tú eres a menos que comprendas tales asuntos.
Por razones de conveniencia, cierras las multitudinarias comunicaciones internas que saltan entre las más minúsculas partes de tu carne. Sin embargo, aun como criatura física, en cierta forma, tú eres una parte de otra conciencia. No hay limitaciones para el ser. No hay limitaciones para sus potenciales. Puedes adoptar limitaciones artificiales con tu propia ignorancia. Te puedes identificar solo con tu ser exterior y suprimir habilidades que son tuyas. Puedes negar los hechos, pero no los puedes cambiar. La personalidad es multidimensional, aunque muchas personas esconden sus cabezas en la arena de la existencia tridimensional y pretenden que no hay nada más. Espero sacar algunas cabezas fuera de la arena.
Mi intención no es subestimar el ego exterior. Simplemente lo has sobreestimado y no has reconocido su verdadera naturaleza. Por ahora, es suficiente que te des cuenta que tu sentido de identidad y continuidad no depende del ego.
A veces utilizo el término “camuflaje” para referirme al mundo físico con el cual se relaciona el ego exterior, ya que la forma física es uno de los camuflajes que adopta la realidad. El camuflaje es real, pero existe una realidad mucho más grande dentro de él: la vitalidad que le da forma. Tus sentidos físicos te permiten percibir este camuflaje, ya que están sintonizados con él de una manera altamente especializada. Sin embargo, para sentir la realidad dentro de la forma se requiere un tipo diferente de atención y manipulaciones más delicadas que las proporcionadas por los sentidos físicos.
El ego es un dios celoso y quiere ver servidos sus intereses. No quiere admitir la realidad de otras dimensiones, a excepción de aquellas dentro de las cuales se siente confortable y puede entender. Tenía por objeto ser una ayuda, pero se le ha permitido convertirse en un tirano. Aun así, es mucho más resistente y deseoso de aprender de lo que se supone generalmente. Naturalmente no es tan rígido como parece y su curiosidad puede ser de gran valor.
Si tienes una concepción limitada de la naturaleza de la realidad, tu ego hará lo posible por mantenerte dentro de la pequeña área cerrada de la realidad que aceptas. Por otra parte, si a tus intuiciones e instintos creativos se les permite libertad, ellos le comunican algún conocimiento de dimensiones mayores a esta parte de tu personalidad que está más orientada físicamente.
No estoy comparando la personalidad con una naranja o una cebolla, sino que deseo hacer énfasis en que así como estas cosas crecen desde adentro hacia el exterior, así mismo lo hace cada fragmento del ser total. Tú observas el aspecto exterior de los objetos. Tus sentidos físicos te permiten percibir las formas exteriores a las cuales enseguida reaccionas, pero tus sentidos físicos en cierta forma te obligan a percibir la realidad de esta manera y la vitalidad interior dentro de la materia no es tan aparente.
Te puedo decir que hay conciencia aun dentro de una puntilla, aunque no tomarás la cosa tan seriamente como para decirle buenos días o buenas tardes a la primera puntilla que encuentres clavada en un pedazo de madera.
Sin embargo, los átomos y moléculas dentro de la puntilla poseen su propio tipo de conciencia. Los átomos y moléculas que conforman las paginas de un libro también están conscientes, dentro de su propio nivel. Nada existe, ni una roca, ni un mineral, ni una planta, ni un animal, ni el aire, que no esté lleno con la conciencia de su propio tipo. Tú estas en medio de una constante conmoción vital, de una estructura de energía consciente, y tú mismo físicamente estás compuesto de células conscientes que llevan dentro de sí mismas la realización de su propia identidad, que cooperan voluntariamente para formar la estructura corporal que es tu cuerpo físico.
Te digo que no hay tal cosa como materia muerta. No hay ningún objeto que no esté formado por la conciencia. Cada conciencia, sin importar su grado, se regocija en la sensación y en la creatividad. No podrás comprender lo que tú eres a menos que comprendas tales asuntos.
Por razones de conveniencia, cierras las multitudinarias comunicaciones internas que saltan entre las más minúsculas partes de tu carne. Sin embargo, aun como criatura física, en cierta forma, tú eres una parte de otra conciencia. No hay limitaciones para el ser. No hay limitaciones para sus potenciales. Puedes adoptar limitaciones artificiales con tu propia ignorancia. Te puedes identificar solo con tu ser exterior y suprimir habilidades que son tuyas. Puedes negar los hechos, pero no los puedes cambiar. La personalidad es multidimensional, aunque muchas personas esconden sus cabezas en la arena de la existencia tridimensional y pretenden que no hay nada más. Espero sacar algunas cabezas fuera de la arena.
Mi intención no es subestimar el ego exterior. Simplemente lo has sobreestimado y no has reconocido su verdadera naturaleza. Por ahora, es suficiente que te des cuenta que tu sentido de identidad y continuidad no depende del ego.
A veces utilizo el término “camuflaje” para referirme al mundo físico con el cual se relaciona el ego exterior, ya que la forma física es uno de los camuflajes que adopta la realidad. El camuflaje es real, pero existe una realidad mucho más grande dentro de él: la vitalidad que le da forma. Tus sentidos físicos te permiten percibir este camuflaje, ya que están sintonizados con él de una manera altamente especializada. Sin embargo, para sentir la realidad dentro de la forma se requiere un tipo diferente de atención y manipulaciones más delicadas que las proporcionadas por los sentidos físicos.
El ego es un dios celoso y quiere ver servidos sus intereses. No quiere admitir la realidad de otras dimensiones, a excepción de aquellas dentro de las cuales se siente confortable y puede entender. Tenía por objeto ser una ayuda, pero se le ha permitido convertirse en un tirano. Aun así, es mucho más resistente y deseoso de aprender de lo que se supone generalmente. Naturalmente no es tan rígido como parece y su curiosidad puede ser de gran valor.
Si tienes una concepción limitada de la naturaleza de la realidad, tu ego hará lo posible por mantenerte dentro de la pequeña área cerrada de la realidad que aceptas. Por otra parte, si a tus intuiciones e instintos creativos se les permite libertad, ellos le comunican algún conocimiento de dimensiones mayores a esta parte de tu personalidad que está más orientada físicamente.
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