En nuestro Blog hemos presentado una amplia variedad de tópicos que incluyen la naturaleza de la realidad física, los orígenes del universo, la teoría de la evolución, la historia de Cristo, la naturaleza de Dios y el propósito de la vida. Vamos a presentar en forma sucinta algunos de esos tópicos, a manera de repaso general de lo que hemos expuesto en forma un poco más extensa.
Creencias Inadecuadas
Dentro de las creencias inadecuadas, existen algunas que pueden considerarse perjudiciales, por lo que podemos llamarlas falsas creencias, razón por la que vale la pena intentar cambiarlas. Analicemos algunas de ellas sucintamente.
La Vida es un valle de lagrimas
Esta es una visión sesgada y pesimista de la vida, ya que no puede decirse que ella se compone solamente de dolor y elementos tristes, sino de experiencias agradables y desagradables que forman parte de los objetivos que nos propusimos antes de iniciar la vida presente.
Mi cuerpo es inferior, sus apetitos son malos. Solo el espíritu es perfecto.
Esta es una creencia que nace de interpretaciones religiosas distorsionadas, que intentan convencernos de que los impulsos y las necesidades naturales de los seres humanos deben reprimirse en aras de la perfección espiritual. Los impulsos, los deseos y las necesidades humanas, forman parte naturalmente del comportamiento humano y no tienen porque reprimirse, salvo en los casos que involucren daño a otros seres vivos.
Soy impotente ante circunstancias que no puedo controlar
Dentro de los limites normales del libre albedrío de nuestra especie, estamos en capacidad de desarrollar todas las actividades de la vida en las que pongamos nuestro empeño, intención, voluntad y determinación. No existen circunstancias adversas que no podamos superar, si empleamos a plenitud estas características de nuestra personalidad.
Soy impotente, porque mi personalidad y mi carácter se formaron en la infancia y estoy a merced de mi pasado.
Las experiencias de los primeros años de la vida tienen una gran importancia en la formación y el carácter de la personalidad, pero no estamos atados necesariamente a ellas, si tenemos la capacidad de distinguir entre aquellas experiencias que fueron y siguen siendo útiles y las que ya no lo son.
Soy impotente, porque estoy a merced de eventos de vidas pasadas sobre los que no tengo control. Es mi Karma y debo ser castigado por todo lo malo que hice.
Ya es bastante difícil enfrentar las situaciones de esta vida, para tener además que afrontar las de vidas pasadas. Para el espíritu, el tiempo realmente no existe. El pasado, el presente y el futuro, conforman una sola cosa: un eterno y espacioso presente, en el que todo está ocurriendo. El Karma habla de causa y efecto, los dos ocurriendo al tiempo, lo que podría llevarnos a decir que el efecto puede ser anterior a la causa, o que son simultáneos. Lo que llamamos Karma, es una visión distorsionada de lo que una personalidad se propone desarrollar y cumplir en una determinada existencia, que no tiene nada que ver con el castigo.
Todo el mundo es básicamente malo y yo soy la victima.
Esta es una creencia que prejuicia seriamente la relación con las demás personas. Tiene ciertas bases en la creencia religiosa del pecado original, que a su vez es una distorsión del sentimiento de culpa natural que nos previene de volver a ejecutar acciones que consideramos inconvenientes.
Poseo la verdad y nadie mas la tiene.
Este es un ejemplo dramático de lo que son las creencias cerradas. Cuando alguien hace una afirmación, o expresa un punto de vista que está por fuera del circulo cerrado de nuestras creencias, no solo no lo consideramos, sino que casi ni lo escuchamos. Hacemos lo mismo que la tortuga cuando se siente amenazada y se encierra en su caparazón.
Tener riqueza es malo, quien la posee no es espiritual.
Esta es una creencia que nace de la filosofía y las religiones orientales, que afirman que ser rico, blanco y occidental es casi un delito y un pecado. La riqueza es el producto de la creatividad aplicada a los negocios. Lo que realmente importa no es el resultado, la riqueza, sino la creatividad aplicada a su creación.
A medida que envejezco, soy más frágil, más enfermo, y voy perdiendo mis capacidades.
Esta creencia es la responsable de algunas de las enfermedades de la vejez, como la demencia senil. Las personas que desde jóvenes se empiezan a preocupar seriamente sobre las condiciones, las falencias, las dolencias, las enfermedades que van a tener cuando lleguen a la tercera edad, lo que hacen es autosugestionarse, autohipnotizarse, venderse la idea de la condición que tendrán en la vejez. Como es la mente la que dirige las funciones del cuerpo, este lo que hace es acondicionarse para darle cumplimiento a las expectativas sostenidas permanentemente desde la juventud.
Cuando muero desaparezco, se acabó.
Son demasiados los indicios que sugieren una existencia después de la muerte. Muchos médicos están familiarizados con relatos de miles de pacientes que estando inconscientes, en estado de coma, les dicen haber tenido experiencias extraordinarias en las que se interrelacionan con parientes cercanos ya fallecidos, en un ambiente que claramente no es el de un sueño, ni el de una alucinación. Sorprenden al medico cuando le cuentan lo que él y sus enfermeras hacían mientras el paciente estaba inconsciente, observando desde una posición distinta a la de su propio cuerpo. La vida jamás termina. Somos una energía consciente que se transforma sin perder nunca su propia identidad, habitando simultáneamente en muchas realidades. Cambiar de cuerpo físico, es como cambiar de ropa.
Creencias Inadecuadas
Dentro de las creencias inadecuadas, existen algunas que pueden considerarse perjudiciales, por lo que podemos llamarlas falsas creencias, razón por la que vale la pena intentar cambiarlas. Analicemos algunas de ellas sucintamente.
La Vida es un valle de lagrimas
Esta es una visión sesgada y pesimista de la vida, ya que no puede decirse que ella se compone solamente de dolor y elementos tristes, sino de experiencias agradables y desagradables que forman parte de los objetivos que nos propusimos antes de iniciar la vida presente.
Mi cuerpo es inferior, sus apetitos son malos. Solo el espíritu es perfecto.
Esta es una creencia que nace de interpretaciones religiosas distorsionadas, que intentan convencernos de que los impulsos y las necesidades naturales de los seres humanos deben reprimirse en aras de la perfección espiritual. Los impulsos, los deseos y las necesidades humanas, forman parte naturalmente del comportamiento humano y no tienen porque reprimirse, salvo en los casos que involucren daño a otros seres vivos.
Soy impotente ante circunstancias que no puedo controlar
Dentro de los limites normales del libre albedrío de nuestra especie, estamos en capacidad de desarrollar todas las actividades de la vida en las que pongamos nuestro empeño, intención, voluntad y determinación. No existen circunstancias adversas que no podamos superar, si empleamos a plenitud estas características de nuestra personalidad.
Soy impotente, porque mi personalidad y mi carácter se formaron en la infancia y estoy a merced de mi pasado.
Las experiencias de los primeros años de la vida tienen una gran importancia en la formación y el carácter de la personalidad, pero no estamos atados necesariamente a ellas, si tenemos la capacidad de distinguir entre aquellas experiencias que fueron y siguen siendo útiles y las que ya no lo son.
Soy impotente, porque estoy a merced de eventos de vidas pasadas sobre los que no tengo control. Es mi Karma y debo ser castigado por todo lo malo que hice.
Ya es bastante difícil enfrentar las situaciones de esta vida, para tener además que afrontar las de vidas pasadas. Para el espíritu, el tiempo realmente no existe. El pasado, el presente y el futuro, conforman una sola cosa: un eterno y espacioso presente, en el que todo está ocurriendo. El Karma habla de causa y efecto, los dos ocurriendo al tiempo, lo que podría llevarnos a decir que el efecto puede ser anterior a la causa, o que son simultáneos. Lo que llamamos Karma, es una visión distorsionada de lo que una personalidad se propone desarrollar y cumplir en una determinada existencia, que no tiene nada que ver con el castigo.
Todo el mundo es básicamente malo y yo soy la victima.
Esta es una creencia que prejuicia seriamente la relación con las demás personas. Tiene ciertas bases en la creencia religiosa del pecado original, que a su vez es una distorsión del sentimiento de culpa natural que nos previene de volver a ejecutar acciones que consideramos inconvenientes.
Poseo la verdad y nadie mas la tiene.
Este es un ejemplo dramático de lo que son las creencias cerradas. Cuando alguien hace una afirmación, o expresa un punto de vista que está por fuera del circulo cerrado de nuestras creencias, no solo no lo consideramos, sino que casi ni lo escuchamos. Hacemos lo mismo que la tortuga cuando se siente amenazada y se encierra en su caparazón.
Tener riqueza es malo, quien la posee no es espiritual.
Esta es una creencia que nace de la filosofía y las religiones orientales, que afirman que ser rico, blanco y occidental es casi un delito y un pecado. La riqueza es el producto de la creatividad aplicada a los negocios. Lo que realmente importa no es el resultado, la riqueza, sino la creatividad aplicada a su creación.
A medida que envejezco, soy más frágil, más enfermo, y voy perdiendo mis capacidades.
Esta creencia es la responsable de algunas de las enfermedades de la vejez, como la demencia senil. Las personas que desde jóvenes se empiezan a preocupar seriamente sobre las condiciones, las falencias, las dolencias, las enfermedades que van a tener cuando lleguen a la tercera edad, lo que hacen es autosugestionarse, autohipnotizarse, venderse la idea de la condición que tendrán en la vejez. Como es la mente la que dirige las funciones del cuerpo, este lo que hace es acondicionarse para darle cumplimiento a las expectativas sostenidas permanentemente desde la juventud.
Cuando muero desaparezco, se acabó.
Son demasiados los indicios que sugieren una existencia después de la muerte. Muchos médicos están familiarizados con relatos de miles de pacientes que estando inconscientes, en estado de coma, les dicen haber tenido experiencias extraordinarias en las que se interrelacionan con parientes cercanos ya fallecidos, en un ambiente que claramente no es el de un sueño, ni el de una alucinación. Sorprenden al medico cuando le cuentan lo que él y sus enfermeras hacían mientras el paciente estaba inconsciente, observando desde una posición distinta a la de su propio cuerpo. La vida jamás termina. Somos una energía consciente que se transforma sin perder nunca su propia identidad, habitando simultáneamente en muchas realidades. Cambiar de cuerpo físico, es como cambiar de ropa.
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